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Deportes|Miércoles, 28 de enero de 2004

Tristes antecedentes

La muerte de un jugador en un campo de juego no es un fenómeno nuevo y los casos de Feher y Foé se agregan a una larga lista de sucesos fatales que cada tanto se producen en el deporte. Una semana después de la muerte de Foé, un defensor del Botafogo de San Pablo, Max, de 21 años falleció de un aneurisma cerebral en plena disputa de un partido en la localidad de Ribeirao Preto, Brasil, y falleció después en un hospital local.
En febrero del 2003, el árbitro paraguayo José Rodas falleció de un ataque al corazón mientras dirigía un amistoso entre Guaraní y Olimpia. En Córdoba, en noviembre del 2003, el jugador juvenil de Talleres Darío Ceferino Barrera murió tras un choque con un rival de Racing de Córdoba después de una semana de agonía.
Pero la muerte en la cancha no es patrimonio exclusivo del fútbol. En el básquetbol también se produjeron algunos casos: en 1990, Hank Gathers, alero del equipo universitario Loyola Marymount murió en pleno partido de un ataque al corazón. Su historia fue llevada al cine en una película denominada El tiro final.
Tres años después, la estrella de la NBA Reggie Lewis murió mientras practicaba con su equipo, los Boston Celtic. En noviembre del 2001, Ernesto de la Torre, jugador del Cajarroja, murió en pleno partido como consecuencia de un ataque cardíaco. También en España, en el mismo año, se produjo el deceso del maratonista Diego García mientras entrenaba.

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