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Deportes|Sábado, 3 de diciembre de 2011
Mónaco felicitó a Nadal por su clase magistral

“Rafa, la rompiste”

El número dos del mundo abrió la serie con una contundente victoria sobre el tandilense para confirmar que sobre polvo de ladrillo no tiene quién lo pare. “No fue fácil”, devolvió el ganador.

Por Sebastián Fest
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Nadal y Mónaco. Una clara evidencia de la superioridad del español.

El vestuario es siempre un espacio de contrastes crueles en el tenis, y si en los extremos de la comparación están dos amigos del alma, la cosa es peor aún. “Rafa, la rompiste”, le dijo un compungido Juan Mónaco a Rafael Nadal apelando a jerga bien propia. “Romperla”, en “argentino”, es jugar extraordinariamente bien. Y eso es lo que hizo ayer Nadal para darle a España el 1-0 en la apertura de la final de la Copa Davis ante Argentina, un 6-1, 6-1 y 6-2 muy poco amistoso con Mónaco.

“Rafa... Estamos hablando del mejor de toda la historia en esta superficie, no es broma”, dijo Mónaco, impotente ayer en el estadio sevillano de La Cartuja. Mónaco intentó todo, y el primer juego del partido fue una buena síntesis, tanto del entusiasmo del argentino como de sus límites. Duró ocho minutos, ocho minutos en los que llevó al límite a Nadal. Ganó aquel juego, pero era imposible mantener esa intensidad y precisión en todo el partido.

Frustrante para el argentino, que esperaba el partido como la gran oportunidad de su carrera. Había mirado incontables videos de Nadal en YouTube, pese a que conoce de memoria el juego del español, con el que se entrena muy frecuentemente y tiene una relación casi telepática a veces. “Sentís que tenés el punto ganado por lo menos tres veces y te preguntás: ¿por dónde le puedo ganar a este chico un punto? Uno se resigna y te cuesta focalizarte a fondo y sentirte ganador todo el tiempo”, reconoció Mónaco, número 26 del ranking mundial. “Sentía que tenía que jugar y ganar el punto dos veces, tres veces, puntos que con otro jugador los ganaba”, agregó el tandilense.

Nadal fue elegante: “El marcador fue abultado, pero el partido no ha sido fácil”. El resultado era, en todo caso, previsible, ya que en los dos enfrentamientos anteriores sobre polvo de ladrillo entre ambos el español se había impuesto con holgura. Lógico: Nadal es el mejor jugador de la historia en polvo de ladrillo, con seis títulos de Roland Garros como joyas de una extensa lista que incluye todos los trofeos posibles en la superficie.

El ex número uno del mundo no debería engañar ya a nadie a esta altura, porque cada vez que juega en casa, gana. No conoce la derrota como singlista en una serie de Copa Davis en España, y ayer sumó su décimo noveno éxito consecutivo en la competición. Ante Mónaco, cedió apenas cuatro juegos para llevar las cosas a la conclusión de siempre: si el ladrillo ensucia sus zapatillas y la Davis está en juego, Nadal es demasiado Nadal.

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