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Dialogos|Lunes, 25 de noviembre de 2013
VICTOR GIUSTO, DECANO-DIRECTOR DEL AREA TRANSDEPARTAMENTAL DE FOLKLORE DEL IUNA

“No es casual que todas las dictaduras acallen lo folklórico”

Pinochet y Videla reprimieron aspectos del folklore como expresión popular e interfirieron en la relación entre este ámbito y el académico. En el Congreso de Tango hubo mesas sobre su evolución musical y sobre Aníbal Troilo, en las que participaron destacados músicos, poetas, bailarines y académicos.

Por Marcela Stieben
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Basta escucharlo durante tres segundos para darse cuenta de que es un docente apasionado, y como tal ha organizado y asistido a congresos internacionales de tango y folklore en Argentina y en el mundo. Según sus propias palabras: “El folklore incluye al tango, aunque para algunos debería estar separado”. Como si el horóscopo se lo hubiera anunciado, Víctor Juan Giusto nació el 29 de mayo de 1959, fecha en que se celebra el Día Nacional del Folklorista. Buceando en su pasado cuenta que su padre, Mario Giusto, llegó a la Argentina escapando del fascismo italiano, terminando la Segunda Guerra Mundial. Pero la pasión por el tango invadió a ese inmigrante italiano que transmitió esa pasión a su hijo argentino. Como uno de los especialistas en este tema, Giusto impulsó la realización de los congresos académicos sobre estos temas, que hasta no hace tanto tiempo eran catalogados como formas artísticas populares más propias de los barrios que de las universidades.

–Acaban de realizarse dos congresos importantes, uno de tango y otro de folklore...

–¡¡Sí, fueron dos eventos maravillosos!! Te cuento que el Congreso Internacional de Tango Argentino fue organizado por el Area Transdepartamental de Folklore del IUNA, con la colaboración de la Dirección Nacional de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación, la Academia Nacional del Tango y la Secretaría de Cultura del Sindicato de Luz y Fuerza. Fue en el mes de agosto, en el Teatro Luz y Fuerza, Perú 823 de la CABA. La gente participó muchísimo. El discurso de apertura estuvo a cargo del director nacional de Artes de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, José Luis Castiñeira de Dios. Trabajamos mucho para realizar ese congreso y estamos felices porque salió todo muy bien y la gente se fue contenta. La fecha para el próximo Congreso de Tango que realizaremos en 2014 es del 8 al 11 de julio.

–En el discurso de apertura, José Luis Castiñeira de Dios destacó la importancia de abrir espacios para el estudio del tango...

–Sí. Castiñeira de Dios destacó la importancia que tiene promover espacios para la discusión, la reflexión y el estudio del tango. También señaló que el congreso que estábamos haciendo reflejaba el interés por parte del Estado, a través de una universidad nacional, la Secretaría de Cultura de la Nación y la Academia Nacional del Tango, de promover, apoyar y formalizar el conocimiento del tango, al que calificó como uno de los pilares fundamentales de la cultura nacional.

–El congreso tuvo un alto nivel de participación, con mesas, orquestas y mucha danza.

–Hubo estudio, horas de ensayo, trabajo académico, teoría y práctica. El acto de apertura concluyó con la presentación de la Compañía de Tango del IUNA, bajo la dirección de Leonardo Cuello. Durante el congreso se desarrollaron mesas, conferencias, clases y espectáculos, entre las que se destacaron las clases magistrales de Dinzel, Juan Carlos Copes, Gloria Barraud y Eduardo Arquimbau; hubo una mesa sobre “La evolución musical del tango”, coordinada por Alberto de los Santos con Andrés Linetzky, Cristian Zárate y Eduardo Walczak, y otra sobre “Aníbal Troilo”, coordinada por José María Kokubu, con Horacio Ferrer, Gabriel Soria, José Colángelo, Francisco Torné y Luis Tarantino. También se presentaron la Orquesta de Tango de Avellaneda, la Orquesta de Tango del Colegio Nacional de Buenos Aires y del Ballet Folklórico del IUNA, dirigido por Rubén Suáres, que fueron muy aplaudidas...

–Algo similar ocurrió con el Congreso de Folklore, que terminó hace un par de semanas...

–Una de las preocupaciones del IUNA-Folklore ha sido recuperar la regularidad de las Jornadas Nacionales y el Congreso Latinoamericano de Folklore del Mercosur y la Unasur, que acabamos de realizar del 5 al 8 de noviembre. Muy integrador a nivel regional. La comunicación Sur-Sur para nosotros es fundamental. Las ponencias tienen referato, que es una evaluación sobre la aceptación o no de su presentación y posterior edición, la que está a cargo de una comisión académica. Cualquier persona puede participar de nuestros congresos, y para más información se puede consultar escribiendo a: [email protected] (Folklore) y [email protected] (Tango), o bien en www.folklore.iuna.edu.ar

–¿Por qué la palabra folklore está mal escrita con “c” en lugar de “k”?

–¿Por qué folklore y no folclore? Porque Folklore deviene de dos vocablos anglosajones, folk = pueblo; lore = saber, ciencia. Nos remite a los saberes del pueblo. En la década del ’60, Domingo Bravo propone el cambio de la “k” por la “c” para castellanizarlo, propuesta aceptada por la Real Academia Española, pero con el cambio la palabra pierde significado, cosa que compartimos y sostenemos con varios colegas. Queremos que siga teniendo ese significado, que no lo pierda. Desde hace un tiempo se ha tratado en lo académico la deconstrucción del término popular y de la disciplina folklórica. En parte porque a mi entender, siguiendo el pensamiento de Kusch, la academia le escapa a participar de la vida política. Pero el saber es saber para la acción y toda acción es política o tiene consecuencias políticas. Lo popular abarca un proceso colectivo que se opone a los proyectos de elite. Tal como definía Lombardi Satriani al folklore, siguiendo los conceptos de Gramsci, es una expresión de resistencia de la cultura de clases subalternas frente a las culturas hegemónicas que tratan de dominarlas. No es casual que todas las dictaduras acallen lo folklórico, lo popular. Pasó con el tango en el ’55, pasó en Chile con Pinochet. Se repitió con las sucesivas dictaduras en nuestro país, que desdibujaron cualquier acercamiento de lo académico a lo popular, porque conocernos desde nosotros mismos es romper con las asimetrías socioculturales que son generadas por un imaginario producido para facilitar el manejo del poder de las elites.

–Tango y folklore son expresiones populares. La imagen de lo académico no lo es. ¿Cuál es la vinculación que se produce entre el tango y el folklore con lo académico?

–Desde la generación de los espacios como el IUNA, en donde estas expresiones artísticas incorporan metodología, en sus diferentes aspectos, y se institucionaliza su práctica, se articula una relación directa entre la praxis popular y su estudio y resignificación académica para su transmisión en los ámbitos universitarios.

–Hace unos días el IUNA entregó el Doctorado Honoris Causa a Estela de Carlotto. ¿Cómo se vincula la tarea de las Abuelas de Plaza de Mayo con el estudio del folklore?

–Cuando Estela cerró el Congreso de Folklore del año 2012 anunciando el convenio con el Area para desarrollar Folklore x la Identidad, el cual fue firmado el 25 de marzo pasado, pensamos la posibilidad de otorgarle el título de Doctora Honoris Causa porque su ejemplo ético, como el de todas las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, es la guía que nuestros estudiantes necesitan para no perder el rumbo, para que no les cambien su voz... La entrega se realizó la tarde del 14 de noviembre en el Museo de la Cárcova en Costanera Sur, donde participaron autoridades, docentes, no docentes, estudiantes y graduados de esta casa de estudios, así como también funcionarios del gobierno nacional, diputados, senadores, nietas y nietos recuperados y público en general. En la ceremonia las palabras de bienvenida estuvieron a mi cargo, luego tuvo lugar el discurso de la rectora Sandra Torlucci, y el elogio académico a cargo del periodista Luis Bruschtein, culminando con el emotivo agradecimiento de Estela, quien resaltó la importancia del fuerte apoyo del gobierno nacional para la recuperación de los 109 nietos y nietas ya recuperados y de los 400 que aún falta hallar. Precisamente, como un aporte del Area de Folklore del IUNA estamos organizando el FAPI (Folklore y Arte Popular x la Identidad), sumando un granito de arena a la lucha que llevan adelante nuestras Abuelas de Plaza de Mayo.

–Usted es un estudioso del folklore, pero su apellido es de origen italiano. ¿Hay una historia familiar en ese sentido?

–En Italia, en la época del fascismo, mi papá siempre iba al puerto de Génova tratando de que los guardias de Mussolini no lo vieran para zarpar en un barco hacia América y escapar del fascismo... Un día logró subir, hizo todo el largo viaje pensando que estaba yendo a Estados Unidos y cuando llegó a la Argentina supo que no había arribado a Norteamérica sino a Buenos Aires (risas). Bajó del barco y paró en lo que llamaban la República de la Boca... Todo el mundo hablaba genovés y se encontró con paisanos y otros compatriotas que también se habían escapado por razones políticas o emigrado para “hacer la América”. Ahí conoció a la que sería su esposa, mi madre: Herminda Decia de Giusto, argentina, hija de inmigrantes; mis nonos que venían del Piamonte y de Génova, todos vivían en la Boca, donde incluso mantenían sus dialectos y costumbres de Italia.

–¿Cómo nace en usted esta pasión por el folklore y el tango, a lo cual le dedica su vida?

–Mi viejo escuchaba mucho folklore, y cuando digo folklore incluyo al tango, le encantaba... Y es más, mi papá traía la revista Folklore y le gustaba mucho Cafrune. Mi padre era genovés y mi madre era argentina, hija de genoveses y piamonteses, pero ambos tenían bien claro que querían que sus hijos fueran a una escuela vinculada a lo artístico. Y cuando yo tenía cinco años me mandaron a estudiar al Instituto Labardén, que era un instituto extraordinario. Yo me iba a dedicar al teatro, pero finalmente me decidí por las danzas folklóricas. Todos pasamos por el Labardén, mis hermanos y yo. Y ahí me encontré con Antonio Barceló y Alberto Barrientos que daban danzas folklóricas, Marta Giménez, y el gran Ariel Bufano, que estaba en teatro, todos eran unos profesionales maravillosos y no eran sólo de teatro o de danzas folklóricas, sino que eran maestros de vida, porque te contaban sus experiencias, te acompañaban, te alentaban. Las cosas que me enseñaron no las olvidé más. Después, en la época de la dictadura le pusieron IVA, Instituto Vocacional de Arte, y empezaron a recortarlo bastante, ya no fue lo mismo que cuando íbamos al Labardén...

–Cuando se habla de danzas folklóricas se da por descontado que el tango está incluido, pero en el Labardén no estudió el 2x4...

–El tango surge en mi vida por el ’84, ’85, soy un desastre con las fechas pero fue más o menos por esos años. Fue como decir: “Vamos a ver de qué se trata el tango”. Estábamos con Marcelo González, Irma y María Nievas, fuimos a Volver, una milonga en Corrientes casi Esmeralda. Y ahí conocí a Copes. Yo había egresado de la Escuela Nacional de Danzas y estaba dando clases en el Rojas, en la Escuela Municipal de Morón y en Avellaneda. Me puse a estudiar tango con Copes, nada menos. Habíamos creado junto con otros colegas el Polivalente de Arte de San Isidro, ese colegio fue un gran semillero de muchos talentos... Ahí, en el Poli, empiezo a dar clases y dentro de las danzas folklóricas traté de meterme más con lo que es el tango. En esa época no había tanta gente joven dedicada al tango como sí puede encontrarse ahora y nosotros éramos muy jóvenes...

–En otro momento hubiera sido impensable relacionar ese conocimiento del tango o del folklore en general con un recorrido docente y académico.

–Fue un gran aprendizaje. Y en 1987 nos sale la primera invitación a Japón. Como era codirector del Ballet de la Universidad de Buenos Aires, junto con Irma Nievas, viajamos con parte del Ballet de la UBA. La invitación era para bailar en teatros de ese país y para participar de un Encuentro que se hizo en una villa de allá. Los japoneses son 220 millones de habitantes en un territorio que entra una vez y media en la provincia de Buenos Aires. La gente suele decir: “Qué maravilla, en Japón tienen todo sembrado”, Y yo les digo: “Si no tuvieran todo sembrado ¿de dónde sacarían alimentos para comer?”. Cuando llegamos a Japón tuvimos un día de adaptación. El primer viaje lo hicimos con casi 32 horas de vuelo, entonces te dan un tiempo para que el cuerpo se adapte... Llegás y estás viviendo un día después, la hora es otra, el clima es opuesto, no entendés nada y del idioma no comprendés ni jota, así que te dan unos días para que te adaptes un poco, que aterrices. La cultura tiene mucho que ver con la lengua, no te digo que ahora sepa hablar japonés, pero aprendí bastante después de haber viajado tanto a Japón y de haber estado en sus eventos.

–El tango construyó un vínculo muy fuerte con Japón.

–Yo acabo de hacer mi quinto viaje a Japón. Ya sé cómo pedir la comida, saludar, preguntar algunas cosas; con tantos viajes fui aprendiendo algo de la lengua japonesa. Te cuento que en el zoológico de Japón escuchás guainos, carnavalitos, cuecas, es algo asombroso eso; ellos escuchan mucha música del altiplano nuestro. Es música pentatónica. Hay palabras en quechua que son muy parecidas al japonés. Te cuento que fuimos con dos santiagueños en el viaje y para hacerles una broma –aclaro que nos gusta hacer bromas pesadas (risas)–, nos fuimos y los dejamos adentro del zoológico y cuando llegamos al hotel ellos habían llegado antes que nosotros. Les preguntamos cómo hicieron y nos dijeron que hablando en quechua lograron que los japoneses entendieran y les dijeran cómo llegar al hotel. Al final se reían ellos.

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