Página/12 :: Dialogos :: El final de la universidad secuestrada

Estuvo exiliada en México nada menos que 26 años. Recién en 1986, tras la caída de Jean-Claude Duvalier, pudo regresar a su país. Allí, Suzy Castor junto a su esposo, Gérard Pierre Charles, ya fallecido, que en 2004 fue candidato al Premio Nobel de la Paz, fue responsable de la creación del Centro de Investigación y Formación Social para el Desarrollo (Cresfed, en sus siglas francesas), que dirige desde 1995. Doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, Castor es una de las voces de Haití más conocidas en el mundo.

Junto con el argentino Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso, Suzy Castor fue una de las animadoras de la Escuela Internacional de Posgrado que ya funciona con la dirección del propio Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y la Universidad del Estado de Haití.

Coordinada por Graciela Frigerio, la escuela recibió 147 postulantes y aceptó a 37 para cursar las cuatro maestrías: Economía del Desarrollo, Políticas y Gestión de la Educación, Pensamiento Latinoamericano y Caribeño y Políticas de Infancia y Juventud. Los profesores provienen de América latina, incluyendo por supuesto Haití, y del resto del mundo.

Castor sostiene, como puede leerse en el reportaje de estas páginas, que la dictadura haitiana fue, además de terrorista, retrógrada. “Se podría decir que la dictadura secuestró a la universidad y muchos profesores se fueron”, dice. “Haití no es la Argentina, con miles de profesores. En la Argentina siempre quedaron docentes. En Haití no. Por eso, las consecuencias fueron desastrosas que la transición todavía debe recomponer. Por eso, el hecho de que Clacso coopere en educación tiene un aspecto muy estructurante, con efectos que serán duraderos no sólo para la universidad, sino para la sociedad en general.”

¿Por qué Suzy Castor?

El final de la universidad secuestrada