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Economía|Jueves, 5 de junio de 2008
El sector fabril teme perder competitividad por el debilitamiento de la divisa estadounidense

Cae el dólar, le duele a la industria

Después de la minicorrida sobre el dólar de dos semanas atrás, el Banco Central aplicó un correctivo y la cotización de la divisa no dejó de bajar. La industria reclama porque ve ceder su principal arma de competencia frente al resto del mundo.

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La industria, a la expectativa de cuánto durará la política del BCRA de mantener a raya al dólar.

El dólar sigue en los mínimos del último año, aunque la presión volvió ayer a ser a la baja. La situación poco desvela al campo que aprovechó la tregua en el lockout para liquidar sus exportaciones a buena cotización o, el que no, se sienta a esperar el mejor momento para hacerlo. Pero la industria es la que más está sintiendo la baja y, junto con los especuladores financieros, son los más castigados en estos días por el Gobierno. La mano punitiva cayó sobre los financistas, por jugar contra el peso, y sobre los fabriles, por atreverse a desafiar a la Presidenta, negándose a rubricar el pacto social sin la firma del agro.

La solicitud de los industriales se hizo presente desde la primera reunión con Cristina Fernández de Kirchner. La Unión Industrial, encabezada por su titular, Juan Carlos Lascurain, presentó en esa oportunidad un estudio del sector, el cual incluía la propuesta de devaluar aún más el peso. El pedido no trascendió, pero siempre hubo oportunidad para que Lascurain y compañía lo reiterasen. Luego focalizaron en el aspecto salarial, pidiendo que se les ponga un techo de 12 por ciento a los nuevos acuerdos. Tampoco tuvo mucho efecto. El piso fue de 20 por ciento y se llegó al 35.

Ahora, ni siquiera tienen certeza de si seguirán con el tipo de cambio que les permitía mantener la competitividad del sector más focalizado con las ventas externas. En el mercado mayorista la divisa estadounidense siguió con tendencia declinante y los últimos negocios reconocieron un valor de 3,068 pesos. Al público se encuentra ya en 3,10 pesos para la venta y 3,06 la compra.

Los especialistas aseguran que, sabiendo cuál es el principal objetivo que busca el Gobierno, se podrá predecir hasta dónde va a llegar. El problema precisamente es que la medida ataca tantos flancos, económicos y políticos, que se hace muy difícil entender la lógica de esta política. Lo que comenzó como una medida para detener la corrida contra el dólar se transformó con los días en un claro castigo contra los especuladores que impulsaron esa escalada. La venta de dólares que llevó a cabo Martín Redrado permitió también recuperar depósitos, debido al mayor costo del dinero, y ayudar a contener la inflación.

De ser ésos los únicos objetivos, el organismo podría dar por cumplida su tarea. Sin embargo, la intención del Gobierno es ir más allá. Según aseguró a PáginaI12 un encumbrado directivo industrial, el mensaje explícito por las propias autoridades del Gobierno fue “de castigo por negarse a firmar el pacto social del Bicentenario”. Unas 48 horas antes de sendos actos del Gobierno y el campo, el 25 de mayo pasado, Cristina recibió a los industriales, de quienes pretendió un gesto de encolumnamiento frente al conflicto. Pero la UIA se negó a firmar un acuerdo sin la presencia del campo. El dólar se había estabilizado en valores de 3,17 y 3,16 pesos. Tras el encuentro, entró en caída libre.

Cercanos al Gobierno, los popes fabriles no pondrán el grito en el cielo aunque el agua les llegue al cuello. “Les va a caer mal a todos los industriales, máxime con el encarecimiento de los salarios”, dijo a este diario el economista Orlando Ferreres. Aseguró también que la situación se torna más grave en el interior del país, donde la competencia es más dispar frente a las exportaciones. De todos modos, se manifestó seguro en que “la situación no va a durar mucho y el dólar volverá a entre 3,15 y 3,18 pesos”.

El sector automotor, caballito de batalla del crecimiento industrial de los últimos cinco años, está mostrando algunos síntomas de haber sido alcanzado por los efectos de la baja. Más precisamente, el más consternado es el autopartismo. “Existen problemas para competir también dentro del país, debido a los altos costos de los salarios y el de los insumos, que hacían ya complicada la situación”, dijo a PáginaI12 el gerente general de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes, Juan Cantarella. De hecho, cuatro empresas realizaron el mes pasado despidos netos de personal. “Parte por pérdida de competitividad y, en el caso de una de ellas, por estar orientada a la maquinaria agrícola”, informó el directivo.

La situación se complica todavía más con aquellas empresas vinculadas fuertemente a la exportación. Desde el año pasado hasta ahora se cerraron dos importantes destinos para la exportación de autopartes, como es Estados Unidos e Italia, debido al encarecimiento del dólar.

Por otra parte, en una segunda lectura, los industriales reconocen que la baja del dólar permite absorber la suba en el nivel de precios. “Si bien recibís menos pesos, algunos costos –importados– se abaratan”, agregó Cantarella. En el mercado doméstico, en tanto, no se prevé grandes cambios en los precios. “Lo que pasa es que los precios internos son flexibles a la suba e inflexibles a la baja”, resumió el ejecutivo.

Los colaboradores de Redrado se encargan de aclarar que la política es para estabilizar el mercado financiero. En tanto, la economía se desbalancea. “La caída en la rentabilidad, con ingresos en pesos cayendo y subas siderales en salarios, transporte, insumos, etc., hace peligrar la llegada de inversiones”, explicó a PáginaI12 el economista en jefe de la consultora Abeceb.com, Mariano Lamothe. El analista, quien también prevé un cambio de escenario hasta los 3,15, consideró “poco oportuno” el pedido de la industria de “hacer minidevaluaciones”, por su efecto inflacionario. Lamothe aseguró que el dólar puede transitar durante todo el año la banda de 3,09 y 3,10 pesos sin mayores problemas, porque en el multilateral “el país está mucho mejor”.

En la cartera de Industria, el teléfono “está al rojo vivo”. “El contacto con el secretario de Industria (Fernando Fraguío) es cotidiano, pero más que comprensión y entendimiento no puede ofrecernos”, dijo a este diario un alto ejecutivo del sector. Es que más allá de los incentivos que el Ejecutivo puso en marcha para impulsar el rubro, el estímulo principal, el tipo de cambio alto, se lo está quitando, y ése es un tema que escapa a la decisión incluso ministerial.

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