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Economía|Martes, 16 de septiembre de 2008
El crudo cerró a 95,7 dólares, 5,4 por ciento menos que el viernes

La timba del oro negro

En dos meses, el crudo acumula una caída de 35 por ciento, luego de haber subido más de 100 por ciento con relación al promedio de 2006. La volatilidad se explica por la especulación.

Por Fernando Krakowiak
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El 11 de julio el petróleo había llegado al record de 147,3 dólares.

El precio del petróleo cerró ayer a 95,7 dólares, un 5,4 por ciento menos que el viernes. En los últimos dos meses, el crudo acumula una caída de 35 por ciento y en las operaciones a futuro se prevé un descenso todavía mayor. Algunos analistas de mercado afirman que eso es consecuencia del estancamiento de las principales economías desarrolladas, que amenazan con caer en recesión y demandar menos energía. Sin embargo, hasta hace poco tiempo ese mismo escenario servía para explicar la suba del precio, argumentando que el temor sobre la evolución de la tambaleante economía estadounidense había llevado a los principales operadores a refugiarse en fondos de commodities (especialmente agrícolas y energéticos). Por lo tanto, los motivos de la baja parecieran responder más a cuestiones especulativas de corto plazo. Ahora, los operadores comenzaron a apostar por un dólar que se revalúa y la burbuja generada alrededor del oro negro comienza a desinflarse, aunque este insumo todavía se mantiene en un valor muy alto en términos históricos.

En el país, el impacto que provocará la baja en la balanza comercial será negativo en el corto plazo porque la caída en las cantidades exportadas estaba siendo más que compensada por el aumento de los precios. Sin embargo, la evolución de la balanza sectorial de combustibles muestra un crecimiento acelerado de las importaciones que terminará convirtiendo a Argentina en importador neto en los próximos años. Por lo tanto, desde ese punto de vista es mejor que el crudo se estabilice en valores más razonables.

Una caída del 35 por ciento en apenas dos meses debería preocupar a los países que apuntalan el superávit de su balanza comercial con la exportación de petróleo. Sin embargo, pese a la baja, los precios siguen siendo extraordinariamente altos, debido a la suba que se fue acumulando en los últimos años.

En 2003 el crudo de referencia West Texas Intermediate (WTI) promedió 31 dólares por barril. Un año después cotizó a 41,4 y en 2005 llegó a 56,6, alcanzando picos de 70 dólares. Ese año la causa principal que citaron los analistas para explicar la suba fueron los destrozos provocados por los huracanes Rita y Katrina en la costa del golfo de México, que tras impactar en septiembre comprometieron buena parte de la oferta gasífera y petrolera de la región, afectando el balance del mercado estadounidense y mundial.

El año siguiente no hubo ningún Katrina, pero igual el petróleo siguió subiendo. Promedió 66 dólares, 17 por ciento más que en 2005, con picos de 80 dólares. En esa ocasión, se señalaron como causas para explicar las subas el riesgo de conflictos armados en Irán y Nigeria, algunos huracanes aislados en la costa de México y los recortes en la producción decididos por los países petroleros nucleados en la OPEP. De hecho, la oferta creció por debajo de la demanda (1,2 contra 0,8 por ciento).

El año pasado, el raid alcista siguió su curso y el crudo promedió 72,3 dólares por barril, 9 por ciento más que en 2006, aunque en un contexto de mayor volatilidad. En enero había caído en torno de los 50 dólares y a fines de noviembre llegó al record nominal de 99 dólares. La depreciación del dólar frente a otras monedas contribuyó a explicar esa dispersión, pues atrajo capitales en busca de refugio en los commodities energéticos. La suba promedio también se explicó por un nuevo aumento de la demanda (1,4 por ciento), que superó el incremento de la oferta (0,6). Incluso la OPEP quitó del mercado medio millón de barriles por día con respecto a 2006, a pesar de haber elevado en septiembre su cuota de producción. La oferta subió por obra de los países que no pertenecen al cartel, siendo las ex repúblicas soviéticas las que lideraron ese espacio.

Este año la suba se aceleró, llegando el pasado 11 de julio al record de 147,3 dólares, un 104 por ciento más que el valor promedio de 2006, en un contexto donde la oferta creció más que la demanda. De hecho, en el segundo trimestre la demanda apuntalada por el fuerte consumo de China no alcanzó a igualar los incrementos de la oferta decididos por Arabia Saudita (1,3 versus 2,6 por ciento). La mayoría de los analistas de mercado aseguró que la crisis de la economía de Estados Unidos, que generó sucesivas bajas en las tasas de interés, inflación y debilidad del dólar, llevó a los fondos de inversión a refugiarse en el petróleo y los granos, pero ahora el escenario de debilidad de Wall Street es igual o peor que antes y los fondos comenzaron a ir hacia el dólar, dejando en evidencia que la especulación puede más.

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