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Economía|Sábado, 20 de septiembre de 2008
Estados Unidos lanzó un megapaquete de ayuda para dar un corte a la estampida financiera

La carta del billón de dólares para frenar la crisis

George Bush presentó un proyecto que necesitará aprobación del Congreso para rescatar a las entidades financieras golpeadas por la crisis hipotecaria. La cifra en juego equivale a casi tres veces el PIB argentino. Los mercados reaccionaron con euforia.

Por Cristian Carrillo
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Bush reconoció que el costo del salvataje recaerá sobre el conjunto de la ciudadanía estadounidense. Admitió que “hay riesgos”.

“Una más y no caemos más”, se entusiasman los ejecutivos de los bancos de inversión más grandes del planeta. La batería de medidas lanzadas hasta el momento para tapar los agujeros del sistema financiero no habían alcanzado para revitalizar el mercado. Ayer, el presidente George Bush, junto al secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), Ben Bernanke, anunció lo que parece el último paquete de ayuda para de-sintoxicar los balances de las firmas ligadas a la actividad inmobiliaria. El plan, cuyo tratamiento se realizará este fin de semana, implica un desembolso astronómico, de un billón de dólares (el PIB argentino ronda los 350.000 millones de dólares, algo más de un tercio de esa cifra). La medida generó la euforia de los mercados que cerraron la semana con alzas, que en algunos casos fueron record histórico, a la espera de la decisión del Congreso norteamericano (ver aparte). La ayuda representará una gran carga para los contribuyentes, dado que se utilizará dinero público para comprar la deuda morosa, pero desde el gobierno insisten en que el costo de la inacción sería mucho más elevado. “Debemos actuar ahora para proteger la salud económica de nuestro país”, dijo Bush, tras lo cual admitió: “La decisión implica un riesgo”. Por su parte, los dos gigantes de inversión de Wall Street, Morgan Stanley y Goldman Sachs, que aún siguen en carrera, juegan un partido aparte, buscando dar solidez al capital de ambas firmas.

El punto central del “paquete legislativo” es la creación de un fondo que administre la deuda incobrable de las firmas más vapuleadas. Se estima que el salvataje costará entre 800 mil millones y un billón de dólares, adicionales a los que el gobierno ya había desembolsado hasta ahora. Desde marzo y hasta antes de este nuevo paquete, la administración Bush ya había volcado una cantidad similar en estatizaciones y ayudas directas para evitar algunas quiebras. El nuevo paquete deberá ser financiado a través de emisión de títulos que realizará el Tesoro. Se supone que los bonos serán comprados por inversores de todo el mundo: a pesar de la aguda crisis estadounidense, esos títulos siguen siendo valorados como la inversión más segura. Son los activos “refugio” que más vienen subiendo.

En un año, la socialización estadounidense de las pérdidas bursátiles fue la siguiente:

- En septiembre de 2007 la Fed interrumpió un ciclo de alzas con un recorte de 0,5 punto del interbancario, a 4,75 por ciento. En octubre los bajó a 4,5 por ciento y en diciembre, a 4,25.

- El gobierno devolvió cerca de 150.000 millones de dólares, el uno por ciento del PIB, en impuestos a los ciudadanos para reactivar el consumo.

- Se lanzó el Project Lifetime. Un plan de ayuda a los ciudadanos que no pueden afrontar el pago de sus hipotecas, que congeló durante 30 días la ejecución de sus casas.

- Finalizado el primer semestre de este año, la situación se agudiza y los balances de las empresas empiezan a mostrar pérdidas históricas y empiezan las inyecciones del Tesoro para salvarlas.

- Bear Stearn, el quinto mayor banco de Estados Unidos, perdió el 45,8 por ciento del valor de sus acciones. La Fed le otorgó un préstamo de emergencia para evitar la quiebra, pero no lo logró. La firma debió ser vendida en mayo a JP Morgan en 236 millones de dólares, el equivalente a un precio ínfimo de 2 dólares por acción, cuando había llegado a cotizar a 66.

- Los gigantes hipotecarios Fre-ddie Mac y Fannie Mae fueron intervenidos por el gobierno para evitar su colapso. Se destinaron en la operación unos 200.000 millones de dólares.

- El segundo gigante en caer fue Lehman Brothers. La firma perdió 73 por ciento de su valor en Bolsa y el 13 de septiembre último se convocó a una reunión para sanear la empresa. Dos días después anunció la presentación de quiebra al no encontrar comprador. El Barclays adquirió algunos activos de la firma.

- La Reserva Federal destinó esta semana 85.000 millones de dólares y se quedó con el 80 por ciento del capital de la aseguradora AIG.

- Merrill Lynch fue absorbida por el Bank of America en 50.000 millones de dólares en acciones. Se espera que la transacción se cierre en el primer trimestre del próximo año.

- La Fed y los bancos centrales de Europa, Inglaterra, Japón, Canadá y Suiza inyectaron esta semana de manera coordinada 247.000 millones de dólares.

- El Tesoro ampliará un programa ya en marcha para comprar deuda subprime garantizada por hipotecas. Utilizará un fondo de 50.000 millones de dólares creado durante la Gran Depresión.

- La Comisión del Mercado de Valores (SEC) prohíbe hasta el 2 de octubre operaciones de venta al descubierto en Bolsa, por ser una maniobra especulativa que deprime todavía más el valor de acciones y demás activos financieros. La medida involucra las acciones de 800 instituciones financieras, incluidos los dos últimos grandes, Goldman Sachs y Morgan Stanley. Reino Unido impuso el jueves una medida similar, por cuatro meses.

- La Fed anunció nuevas ventanillas de redescuentos a las instituciones financieras para que puedan comprar activos de los fondos de mercados de dinero. Destinará 180.000 millones de dólares mediante el incremento de sus acuerdos de préstamos recíprocos con sus pares internacionales.

Ante el fracaso de todas esas medidas, el gobierno estadounidense va por más. El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la comisión legislativa analizarán este fin de semana un paquete, estimado en un billón de dólares, para evitar más colapsos. “Tiene que ser lo suficientemente grande como para hacer una diferencia real y llegar al corazón del problema”, justificó el secretario del Tesoro, Henry Paulson. El eje del plan consiste en la creación de un fondo público que administre la deuda incobrable de las firmas más afectadas. “El gobierno federal debe implementar un programa para remover esos activos ilíquidos que están golpeando nuestras instituciones financieras y amenazando nuestra economía”, agregó Paulson. La propuesta sería una versión remozada de lo que fue Resolution Trust Corporation, ente creado en 1989 en la denominada crisis de ahorro y préstamos en Estados Unidos.

El anuncio trajo alivio a las entidades más comprometidas y que iban en camino a la quiebra. Por su parte, Morgan Stanley, uno de los dos bancos de inversión sobrevivientes de Wall Street, analizaba hasta ayer opciones para superar el terremoto financiero. No sólo seguía considerando una fusión con Wachovia Corporation, el cuarto banco comercial estadounidense, sino que también buscaba fondos frescos de un estatal chino, China Investment Corp, al que intentaría venderle el 49 por ciento de su paquete accionario. Los ejecutivos de Morgan se inclinan más por un acuerdo con el solvente banco chino, debido a que una fusión con Wachovia no era bien vista debido a que enfrenta severos problemas crediticios.

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