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Economía|Martes, 14 de octubre de 2008
Premio Nobel de Economía a un duro crítico de la política estadounidense, Paul Krugman

Lástima que no lo hayan escuchado

El galardón parece una autocrítica de la Academia por haber premiado repetidamente a neoliberales. Krugman es un fuerte cuestionador de la política estadounidense y lo fue de la convertibilidad argentina en los ’90.

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Paul Krugman.

El economista estadounidense Paul Krugman ganó ayer el Premio Nobel de Economía por su investigación sobre intercambios comerciales y la ubicación espacial de la actividad económica. La Real Academia de Ciencias de Suecia destacó la teoría del profesor de la Universidad de Princeton y columnista del diario norteamericano The New York Times, en la que integra los efectos del comercio y la globalización y los factores que determinan los procesos de urbanización a escala planetaria. Pero más allá del trabajo académico que motivó la entrega del Nobel, Krugman se caracterizó en los últimos años por ser uno de los economistas más críticos de la política neoliberal del gobierno de los Estados Unidos y en particular el salvataje financiero propuesto por el secretario del Tesoro, Henry Paulson.

“Para ser absolutamente honesto, pensé que este día podía llegar en algún momento, pero estaba absolutamente convencido de que no iba a ser hoy”, reconoció Krugman al enterarse ayer de la noticia. El economista ganó buena parte de su reputación en el ámbito de la economía por su contribución a la teoría de comercio estratégico, bajo la premisa de que los países pueden sacar ventaja a otras naciones a través de subsidios de industrias estratégicas. Además, la teoría de Krugman demuestra que la globalización favorece un modelo por el que la gente se ve atraída hacia los centros urbanos. Sin embargo, la popularidad del economista creció en mayor medida a partir de sus columnas de opinión en uno de los diarios más importantes del mundo, desde donde lanzó fuertes cuestionamientos a la administración de George W. Bush.

“El Sr. Bush ha degradado nuestro gobierno”, escribió en la columna del 18 de mayo de 2007. Allí agregó que el presidente de los EE.UU. llevó al país “a un estratégico desastre y miseria moral”. El profesor de Princeton también rechazó la política económica propuesta por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, para sortear la actual crisis financiera internacional. “Lo que Paulson solicita para sí mismo –y para su sucesor– es un poder extraordinario para emplear el dinero de los contribuyentes en un plan que, en mi opinión, no tiene ni pies ni cabeza”, llegó a decir Krugman desde su columna en The New York Times, previo a la discusión parlamentaria del salvataje.

De hecho, en un artículo publicado ayer, Krugman aseguró que la filosofía de la administración Bush consiste en el “bien privado y mal público”, y culpó a Paulson de actuar con lentitud ante la crisis. En cambio, rescató el plan impulsado por el gobierno británico. “Para suerte de la economía del mundo, las acciones de Gordon Brown y su gabinete sí tienen sentido. Y ellos nos podrían estar mostrando el camino en esta crisis”. Según el economista, la solución “natural” a la crisis financiera norteamericana sería mediante “la provisión por parte de los gobiernos de más capital a las instituciones financieras a cambio de una participación como propietarios”.

Krugman, de 55 años, nació en Long Island y se licenció en Economía en la Universidad de Yale, en 1974. Tres años más tarde se doctoró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) e integró el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca entre 1982 y 1983, durante la presidencia de Ronald Reagan. Escribió varios libros y desde 1999 es columnista regular del The New York Times. En 1992, Krugman recibió la medalla John Bates Clark, otorgada cada dos años al economista de menos de 40 años que haya “contribuido significativamente al conocimiento económico”. Ese Premio, que también obtuvo otro premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, es considerado como la antesala de un futuro Nobel.

En 1994, visitó la Argentina para participar de una convención sobre finanzas. Entre distintos viajes que realizó al país, aquel se destacó por sus advertencias sobre la rigidez del sistema de convertibilidad y la escasa capacidad de ahorro interno, lo que podría llevar a una recesión. Entonces, Krugman aseguró que no debía prolongarse el uno a uno por más de cuatro años. En mayo de 2004, coincidió en Nueva York en una conferencia con el ex presidente Néstor Kirchner, donde ambos señalaron al FMI como uno de los responsables de la crisis de 2001. Ese mismo año publicó un artículo titulado “Estados Unidos queda cerca de la Argentina”, donde trazó un probable paralelismo entre lo que pasó en nuestro país a fines del 2001 y lo que puede suceder en EE.UU. a causa del fuerte déficit fiscal.

Krugman recibirá por parte del rey de Suecia una medalla de oro, un diploma y un cheque de 10 millones de coronas suecas (1,03 millón de euros), en una ceremonia que se celebrará el 10 de diciembre en Estocolmo. Al ser consultado sobre si el Premio Nobel podría cambiar la forma en que son percibidas sus opiniones en materia económica, Krugman aclaró que imagina una situación parecida a la de “Joe Stiglitz”, a quien considera su amigo. “La gente dice: ‘Seguro, es un gran Premio Nobel y es muy inteligente, pero en este caso no sabe de qué está hablando’.”

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