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Economía|Sábado, 12 de octubre de 2002
EL INGRESO DE FONDOS PRESTADOS NO SE DETUVO, PERO SIGUE LA FUGA

Dólares llegan, pero salen muchos más

El ingreso de préstamos de organismos internacionales no se detuvo a lo largo del año, porque el BID y el Banco Mundial siguen adelante con los programas ya comprometidos. Pero la fuga de divisas operada por los exportadores hace el milagro que, con superávit comercial incluido, el Banco Central no logre acumular reservas.

Por Claudio Zlotnik
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Enrique Iglesias, presidente del BID, un amigo que no abandona a Roberto Lavagna.
A pesar de las controles impuestos por el Banco Central en el mercado cambiario, la salida de dólares no se detiene. Desde que empezó el año, y aunque se declaró oficialmente la cesación de pagos, la Argentina les pagó 3380,3 millones de dólares a los organismos internacionales. El monto implica aproximadamente la cuarta parte del superávit comercial entre enero y septiembre. Pero tampoco el resto quedó en las reservas del Banco Central. La fuga de capitales es uno de los principales problemas que afronta el Gobierno y que sigue sin poder solucionar.
La salida de divisas no se explica únicamente por los giros a los organismos. Existen varios mecanismos de los que se vale el sector privado para sacar dólares. Algunos legales, como la posibilidad que tienen las compañías petroleras y mineras de retener hasta el 70 por ciento de sus exportaciones en el extranjero. Otros, en cambio, ingresan en un terreno más gris y en el cual estarían implicadas empresas exportadoras.
En medio de la hiperrecesión y la devaluación, el volumen del superávit comercial se hizo más importante. Se calcula que en los primeros nueve meses del año superó los 12.000 millones de dólares. Pero este ingreso no se detectó en las reservas del Banco Central. Así como tampoco los 460 millones de dólares que ingresaron de los organismos internacionales. Porque a pesar de que el desacuerdo con el Fondo Monetario frenó cualquier ayuda financiera desde el extranjero, lo cierto es que los programas ya iniciados del Banco Mundial y del BID continuaron operándose con normalidad, permitiendo que el BID girara 364,7 millones de dólares y el BM otros 94,8 millones a lo largo de los primeros nueve meses de 2002. Si bien estos fondos se destinaron a planes específicos, lo cierto es que, al ingresar, el BCRA se queda con los dólares y emite pesos para cumplir con el programa.
La fuga de capitales es un problema irresuelto por el Gobierno, si bien se tomaron medidas para aliviarla. Desde comienzos de año, la pérdida de reservas acumula unos 5500 millones de dólares. Los mecanismos más relevantes de la huida son los siguientes:
- Pagos a los organismos. De los 3380,3 millones de dólares abonados este año, el BM fue el que más recibió: 1317 millones, seguido por el BID (1052,6 millones) y el FMI (1010,5 millones).
- La parte de las exportaciones que mantienen en el exterior las petroleras y mineras. Se estima que representa alrededor de 4000 millones de dólares anuales. Aldo Pignanelli, presidente del BCRA, tiene a la firma una comunicación oficial para obligar a esas empresas a liquidar esos dólares en la ventanilla de la autoridad monetaria. Las empresas del sector ya demostraron su rechazo a la medida: la agencia internacional Standard & Poor’s advirtió que, de instrumentarse, la iniciativa redundaría en un sensible aumento en los costos de financiamiento de las empresas.
- Otro mecanismo refiere a las multinacionales que exportan y, tal cual lo establecido por el Central, liquidan esos dólares en la entidad. Pero luego recompran esos billetes en el mercado libre y en el paralelo. Como el BCRA impuso que cada empresa puede adquirir un máximo de 100 mil dólares mensuales, hay compañías que tercerizan la compra con el objetivo de absorber todos los dólares que puedan. Usan a otras empresas e incluso a particulares, aseguraron fuentes de la city a Página/12.
Las exportadoras, comentaron en el microcentro, prefieren perder la diferencia entre el precio al que le compra el Central (ayer a 3,70 pesos) y el que ellas pagan en el libre o paralelo (3,73 y 3,76 respectivamente) con tal de mantener dolarizado su patrimonio. Está claro que el flujo de fondos destinado por las exportadoras a la recompra de divisas depende de la situación cambiaria del día. Cuando hay calma en el mercado, prefieren hacer un plazo fijo de corto plazo aprovechando el alto rendimiento que muestra ese instrumento. Consultado por este diario, el economista de la CTA Martín Hourest fue terminante: “Con su actitud, las exportadoras están manteniendo un tipo de cambio alto en forma artificial. Como tienen el monopolio de la oferta de divisas, les sirve para ejercer una presión constante sobre la paridad cambiaria”, manifestó.

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