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Economía|Jueves, 23 de octubre de 2008
Bush convocó al G-20 para el 14 y 15 de noviembre para acordar medidas

Cumbre de crisis en Washington

Los gobernantes de las veinte principales economías del mundo analizarán las reformas institucionales y de normativas que necesitan los mercados financieros para evitar la profundización de la crisis financiera mundial.

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Los líderes mundiales se reunirán para analizar las causas de fondo de la crisis.

La economía global requiere que se tomen medidas urgentes, por lo que la Casa Blanca convocó al Grupo de los 20 (G-20) para el 14 y 15 de noviembre a una cumbre financiera en Washington. Allí, los líderes de estos países discutirán cómo afrontar la actual crisis financiera y analizarán qué medidas tomar en el futuro para fortalecer la economía.

En referencia a la cumbre, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se contactó ayer con el mandatario francés, Nicolas Sarkozy, para hacerle saber las pretensiones de España de participar en la misma. El reclamo español llegó luego de que Sarkozy dijera ante el Parlamento Europeo que lo más conveniente era que los participantes del cónclave sean el G-8 (los siete países industrializados más ricos junto con Rusia) y el G-5 (que reúne a las economías emergentes de China, India, Brasil, México y Sudáfrica).

La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, indicó que en estos encuentros se crearán grupos de trabajo para considerar las reformas institucionales y de normativas que están necesitando los mercados financieros, estudiando las causas de la actual crisis financiera y el colapso de los mercados en el ámbito mundial.

Según Perino, la cumbre del G-20 “aportará una importante oportunidad a los líderes para fortalecer los cimientos del capitalismo, al abordar cómo mejorar su compromiso con unas economías abiertas y competitivas, así como con la liberalización del comercio y la inversión”.

La realización de la cumbre financiera fue anticipada el pasado fin de semana, durante un encuentro en Camp David entre el presidente estadounidense, George W. Bush; el mandatario francés, Nicolas Sarkozy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Al explicar el formato del cónclave, el portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, dijo que el G-20, que reúne tanto a los principales países desarrollados como a las economías en desarrollo, representa el grupo más idóneo para conformar la cumbre a la que asistirán los jefes de Estado y los primeros ministros de esas naciones.

El encuentro comenzará con una cena prevista para el 14 de noviembre y continuará con sesiones de trabajo a lo largo del día siguiente. A la reunión también están invitados los máximos responsables de las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM).

Con respecto al lugar elegido para la cumbre, fuentes de la Casa Blanca señalaron que la idea de celebrarla en Washington es facilitar la organización (realizar una cumbre de este tipo normalmente lleva mucho más tiempo), así como abaratar los costos. Más precisamente, el cónclave financiero tendrá lugar apenas 10 días después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las cuales el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain son los principales candidatos.

Según Perino, la Casa Blanca buscará las opiniones del mandatario electo, aunque aún es prematuro afirmar si el vencedor asistirá al encuentro. Sin embargo, Bush comentó que “tiene muchas ganas de recabar las opiniones de su sucesor sobre cómo avanzar para resolver la crisis financiera”.

En un comunicado de prensa, Obama expresó su satisfacción por la celebración de la cumbre: “EE.UU. debe ser líder y además otros países deben ser parte de la solución”. Por su parte, McCain afirmó que el encuentro “ofrece la oportunidad de compartir información, examinar ideas y comparar planes para responder a las tensiones financieras”.

Con referencia a este mismo tema, un 56 por ciento de los estadounidenses se manifestó en contra del plan de rescate financiero impulsado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y por el presidente estadounidense, George W. Bush, según una encuesta realizada por la Opinion Research Corporation para la cadena de noticias CNN.

Según este mismo informe, una gran mayoría de los consultados se opone a la compra de acciones de bancos y el uso de 700.000 millones de dólares para sanear el sistema financiero estadounidense, y además criticaron el desempeño de Paulson en su cargo.

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