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Economía|Martes, 28 de octubre de 2008
Víctor De Gennaro analiza el proyecto de reforma de las AFJP

“Es un espectáculo eliminar este curro de los banqueros”

El dirigente de la CTA valora el retorno al sistema de reparto, pero critica al Gobierno por la reciente ley de movilidad de las jubilaciones. Sostiene que se intervino el Indec para negar que “hay 4 millones de pobres más”.

Por Werner Pertot
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Desde Jujuy

Víctor De Gennaro entra electrizado a la sede de la CTA de Jujuy. Viene de recorrer las comisiones de la Constituyente Social y se muestra más que feliz. “Gozo con la fuerza de mis compañeros”, dice. Pregunta por las milanesas del almuerzo para los dirigentes, se sirve un mate y advierte: “El Indec se intervino para negar que hay 4 millones de pobres más”. El ex secretario general de la CTA cuestiona la ley de movilidad que aprobó el oficialismo, aunque valora el retorno al sistema de reparto. “Es un espectáculo eliminar este curro financiero de los banqueros”, se ríe.

–¿La pobreza creció durante los cinco años de gobierno de los Kirchner?

–Bueno, al principio no aumentó. Pero como se siguió teniendo la política de focalización, no se terminó con el hambre. Si el diagnóstico es que la pobreza es un designio divino, que siempre va a estar, hacés ayuda focalizada como quiere el Banco Mundial. Algunas organizaciones lo aprovechan bien, sacan agua de las piedras y cada vida que se salva es un hecho revolucionario. Como se mantuvo el modelo de saqueo económico a partir de la devaluación y se planteó que quinientas empresas transnacionales sigan siendo dueñas de nuestra minería, de nuestro petróleo, de nuestra tierra, pasando por encima de los sojeros. Evidentemente no se cambió la matriz distributiva y en el último año y medio hay más pobres y más indigencia. Y por eso se intervino el Indec: como se sabía que esto iba a saltar escandalosamente, entonces hay que negar que hay 4 millones de pobres más. Pero todos los comedores –los nuestros, los de la Iglesia– te dicen que hay el doble de presencia de chicos.

–Sobre la universalización de las asignaciones, la Presidenta respondió en la conferencia de prensa que hay que cuidar las cuentas del Estado.

–La universalidad del salario familiar significaría que no hay más hambre en la Argentina. Esto costaría 19 mil millones de pesos. Cristina firmó un decreto ampliando el presupuesto por 38 mil millones de pesos, de los cuales la mayoría son para subsidios. Y es una ampliación pequeña, una pavada. Terminar con el hambre significa el 5 por ciento del PBI y no te lo dan. Esto tiene que ver con mantener una tasa de acumulación de los grandes grupos económicos, asociados a Techint, Arcor, Urquía o, acá en Jujuy, los Blaquier del Ingenio Ledesma. En la Constituyente hubo una movilización masiva de organizaciones sindicales, políticas y sociales. Pero la mayoría de los medios de comunicación lo único que te pregunta es a ver si te referís a Cristina o no a Cristina. O sos oficialista o sos opositor. ¡Y punto! ¡Clink caja! Y no están contando lo que pasa en el país: hay una rebelión popular, que está emergiendo y cada vez más. Que significa querer resolver el hambre, la desocupación, la libertad sindical, la distribución equitativa de las tierras con una reforma agraria, la recuperación de los pueblos originarios. Son impresionantes las marchas en todo el país y eso no se puede contar.

–¿La protesta de las entidades rurales formó parte de esa rebelión?

–Hubo un millón de personas que cortaron rutas, que se movilizaron en los pueblos. Sin lugar a dudas, esa presencia rompió el negocio que había. Porque había dos grupos enfrentados: los sojeros y los exportadores. Esos dos grupos se disputaban la rentabilidad. La resolución 125 marcaba una disputa entre ellos, en perjuicio de una política agropecuaria y en defensa de una agricultura familiar, que nunca la pusieron en discusión. La pulseada iba a durar unos pocos días, pero aparecieron un millón de tipos en la ruta y cambió la cosa. Y los medios hegemónicos ocultaron cuánta gente se movilizó. Ninguno publicó la cantidad. Como no había una cosa clara, terminó habiendo en el campo popular muchas visiones diferentes.

–¿Los que salieron a las rutas eran empresarios o trabajadores?

–No, eso de blanco o negro es verso. El conflicto más parecido que yo viví fue el de las Malvinas. La CTA tuvo una postura uniforme que fue bancar las retenciones, pero fragmentadas para el pequeño y mediano productor. Hubo compañeros que se sintieron a convocados a la Plaza de Mayo...

–No fue cualquiera, fue el secretario general de la CTA.

–Si fuéramos la CGT, te diría: “Sí, tenés razón”. La CGT se dividió entre el PJ de Kirchner y el PJ de Duhalde. La CTA no se dividió: somos autónomos, todos tenemos cabeza, tenemos sentimiento y nos bancamos poniendo el cuerpo.

–¿Fue uniforme la postura de la CTA o había diferencias internas?

–No, ¿qué diferencias? Todos bancamos eso. Después, algunos se sintieron convocados a la plaza de Kirchner, otros se sintieron convocados para ir al Monumento de los Españoles, adonde fueron unos cuantos compañeros. Yo, por ejemplo, no fui a ninguna plaza. Lo que no pudimos fue construir una Plaza del Pueblo, que dijera las cosas que hay que hacer y que no está de acuerdo con que haya un negociado de 1700 millones en beneficio de los exportadores como el que denunció Claudio Lozano y que no se investigó, y con la derogación de la 125 que favorece a los pools de siembra y a los grandes sojeros de nuestro país.

–¿Qué papel jugó Eduardo Buzzi para usted?

–No, mirá, en el país que yo camino la gente no discute eso. Discute cómo se llega a fin de mes, qué pasa con el hambre, se nos mueren los pibes por el paco, nos los matan con el gatillo fácil, ése es el problema. Los dirigentes que pierden tiempo discutiendo internas no se quieren bancar esta construcción de todos los días.

–¿Por qué Buzzi no vino a la Constituyente Social?

–No estamos discutiendo el pasado sino el futuro. Yo cuestiono lo que supuestamente es lo importante, lo que alguien decidió que es lo importante. Hay que entender la profundidad de la disputa cultural que está en marcha. El amauta que inició la Constituyente dice en quechua: “Yo soy tú, tú eres yo”. Hay que entenderlo y animarse a pelear contra el capitalismo que se cae a pedazos. Pero para los trabajadores, porque los vivos se siguen llenando de plata.

–¿Cómo ve el proyecto para eliminar las AFJP?

–En 1993, con la movilización popular cambiamos la ley de Cavallo y tuvieron que dejar la opción de reparto. De todas maneras, pusieron estas administradoras de fondos de capitalización individual, que son un curro institucional financiero. El Gobierno puede hacer esto gracias a que sigue habiendo caja de reparto, que es gracias a aquella resistencia. Es un espectáculo eliminar este curro financiero de los banqueros. El Estado recibía préstamos de ellos y pagaba intereses, mientras cobraban el 30 por ciento de comisiones para administrar. ¡Era una locura! Entonces, me parece que esto es un salto adelante importante y nosotros homenajeamos a los jubilados. Los mismos con los que en los últimos meses estuvimos de miércoles a miércoles enfrentándonos a esta ley de movilidad, en donde nos pusieron una fórmula esotérica para limitar con toda claridad el tema del aumento salarial de los jubilados. Bueno, ahora con esta estatización es más fácil el 82 por ciento móvil. Es de Perogrullo.

–¿Piensa que tiene que haber más controles sobre los fondos?

–Es plata de los jubilados y ojalá se abran instancias de democratización; en Alemania, en el sistema de seguridad social existe control de gobierno, de los trabajadores, de los patrones. Pero no sólo la Anses, hay que democratizar todo el Estado. El Estado no puede ser de una persona. Eso es una cosa de otra época.

–¿La Constituyente se va a presentar a elecciones en 2009?

–Nos venimos presentando a elecciones y hacemos política todo el día. Todos nos venimos presentando de diferentes maneras. Yo aspiro a que ojalá algún día el emergente colectivo sea común, o lo más común posible. Es un proceso colectivo.

–¿Cómo “algún día”? ¿La consigna no es “Ahora es cuando”?

–Gobernarnos a nosotros mismos, sí. Discutir estrategias comunes es ahora. La crisis de representatividad de 2001 no está resuelta. Sigue igual. Esa crisis se resuelve no cambiando el representantes solamente: se resuelve si construimos poder los representados. Estuve en las marchas de solidaridad con Bolivia. Hugo Yasky viene de Santa Cruz de la Sierra. Pero la verdadera solidaridad con Evo Morales es hacer la revolución en nuestra patria. Hay que cambiar la sociedad y la relación de fuerzas acá para no debilitar a los gobiernos de América latina. En 1982 eran todos gobiernos militares; ahora –más allá de lo que cada uno piense de hasta dónde va cada gobierno– está Cristina por Argentina, Lugo por Paraguay, Tabaré por Uruguay, Bachelet por Chile. ¡Ni que decirte de Chávez y Correa! Si no es ahora, ¿cuándo?

–Todos los que me mencionó se presentaron a elecciones. ¿Va a ser candidato?

–Somos emergentes de un proceso colectivo. No tengo ningún problema en ser cualquier cosa. En 1973 era secretario general de la junta interna de minería y sentía que gobernaba el país. Mirá vos... Y en los ’90 fui secretario general de ATE y sentía que no gobernaba nada. Me iba a dormir sabiendo que mis compañeros estaban discutiendo si al día siguiente tenían laburo o no. Mirá qué diferencia. Así que el cargo no es lo que garantiza, sino la construcción de poder colectiva. Y los cargos que uno va a ocupar, la verdad, los puede ocupar cualquiera. Lo que queremos es elegir a los mejores de los nuestros y no a los menos malos de ellos.

–¿Qué consignas va a tener la marcha nacional que lanzaron?

–El punto central es la distribución del ingreso, la democratización y la soberanía. Y la bandera de la CTA es el salario universal para los pibes, el fin del hambre, el 82 por ciento de los jubilados, la defensa de los puestos de trabajo, la libertad y también la democracia y libertad sindical, que es lo que el Gobierno no quiere dar.

–¿Por presión de la CGT?

–Sí, es socio indiscutible de esta política. Pero no es sólo la personería de la CTA, sino la libertad de elegir cuerpos de delegados. Pensá que sólo 12,7 por ciento eligen delegados, en el resto está prohibido. En 25 años de democracia te dejan elegir concejal, diputado, intendente, y hasta presidenta podés elegir. Eso sí: delegado gremial, no. Entonces, ¿dónde está el poder?

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