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La tasa de desempleo en Estados Unidos trepó a su máximo en catorce años, las gigantes automotrices presionan y advierten que se están quedando sin liquidez, pero los principales indicadores bursátiles norteamericanos terminaron en alza, mientras los inversores especulan con un nuevo recorte de tasas. Durante la primera conferencia de prensa de Barack Obama como presidente electo (ver páginas 20/21) el índice industrial moderó sus ganancias. Pero Obama no realizó ninguna declaración contundente en materia económica, se limitó a repetir las bases de su proyecto y el Dow Jones terminó subiendo 2,85 por ciento, mientras que el Nasdaq recuperó 2,41 por ciento. Los líderes de la Unión Europea acordaron coordinar sus políticas para enfrentar la crisis financiera y los mercados más importantes del continente cerraron con incrementos superiores al 2 por ciento.
Mientras que George W. Bush, presidente saliente de Estados Unidos, pide más tiempo para que entre en efecto su megasalvataje de 850 mil millones de dólares, el titular de la Reserva Federal de Atlanta, Dennis Lockhart, se sumó ayer a la lista de funcionarios que confirman que la economía norteamericana está en recesión. En el tercer trimestre la actividad retrocedió 0,3 por ciento y para Lockhart los “datos de octubre sugieren un descenso todavía más fuerte del PIB en el cuarto trimestre”. En Estados Unidos la definición técnica más aceptada de una recesión es la contracción del PIB dos trimestres consecutivos. “La economía estadounidense se debilitó dramáticamente. Los factores de esa contracción provienen de los gastos de consumo, de las inversiones de las empresas, de la producción industrial y de la demanda externa de productos estadounidenses.”
Los despidos se aceleraron en las últimas semanas a medida que se profundiza la crisis en el sector real de la economía. La tasa de de-sempleo llegó al 6,5 por ciento en octubre, contra 6,1 por ciento en septiembre y 4,8 un año atrás. Durante los primeros 10 meses del año se destruyeron 1,2 millón de empleos en Estados Unidos. Las empresas despidieron a 240 mil personas el mes pasado. Esta vez, los consultores estadounidenses no estuvieron tan lejos con sus proyecciones, ya que esperaban 200 mil puestos de trabajo menos, pero para septiembre calculaban una pérdida de 159 mil y llegaron a los 284 mil en septiembre. De todas formas, para el saliente Bush hay algunas señales alentadoras, como la mejora de la liquidez en el mercado interbancario y la nueva fuente de financiación de empresas creada por la Fed.
El crecimiento en el desempleo intensificará la contracción del consumo y el peso de la deuda, hipotecaria y crediticia, de los norteamericanos. En total, la cantidad de personas desocupadas subió en 603 mil y asciende a los 10,1 millones de personas. Desde la década del ’80, Estados Unidos no experimentaba un crecimiento tan rápido en el nivel de desempleo como el de los últimos cuatro meses. Los sectores más afectados fueron el de servicios, el financiero, la industria y la construcción. El empleo público y el sistema privado de salud son las únicas dos áreas donde subieron los niveles de empleo.
Los despidos del sector financiero fueron 24 mil, mientras que ascendió a 132 mil en la producción de bienes y a 108 mil en servicios. Para algunos bancos, el desempleo en su sector no alcanzó todavía niveles significativos, ya que los subsectores más afectados por la crisis son una parte pequeña del total. Pero a medida que incrementan las pérdidas de los bancos, los analistas esperan que aumente la cantidad de desempleados, golpeando duro al pago de bonos y las ganancias corporativas. La próxima semana se conocerán los resultados del comercio exterior norteamericano y los analistas esperan una reducción en el abultado déficit. Lo que para muchas economías en de-sarrollo significaría un triunfo, en Estados Unidos se traduce como una señal más de la recesión. La caída en las importaciones, el fortalecimiento del dólar y la caída en el precio de los commodities, principalmente el petróleo, son los principales factores que explicarían esta mejora en el déficit comercial.
“La industria automotriz es la columna vertebral de la industria estadounidense y tiene un papel fundamental en nuestro intento por reducir nuestra dependencia del petróleo extranjero”, señaló Barack Obama durante la conferencia de prensa. Mientras que General Motors y Ford anuncian, a medida que caen las ventas, que se están quedando sin plata, el presidente electo de Estados Unidos intentó calmar a los fabricantes anunciando que su equipo de transición se pondrá a trabajar en medidas para “ayudar a la industria automotriz a adaptarse”. En la Bolsa, GM perdió el 9,17 por ciento, mientras que Ford recuperó 2,53 por ciento. Ayer, GM anunció pérdidas de 4200 millones de dólares en el tercer trimestre y suspendió las charlas de fusión con su histórico rival, Chrysler, para concentrarse en estabilizar su propio negocio. Por su parte, Ford perdió 2980 millones de dólares en el trimestre y anunció una reducción del 10 por ciento en los salarios.
“Estamos todos de acuerdo en la necesidad absoluta de una coordinación de las políticas económicas en Europa”, afirmó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a cargo de la presidencia del bloque, al final de una cumbre extraordinaria de la UE. Además, anunciaron que llegarán a la cumbre del G-20 en Washington el próximo viernes con una posición común para reformar el sistema financiero mundial. Sarkozy volvió a hacer pública su decisión de ofrecer a España una de las plazas de Francia para participar en la reunión con Bush.
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