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Economía|Viernes, 19 de diciembre de 2008
LAS GRANDES AUTOMOTRICES ESTADOUNIDENSES SERIAN LLEVADAS A UN PROCESO DE QUIEBRA CONTROLADO

La solución de Bush es la bancarrota

El gobierno norteamericano anunció que estudia conducir a General Motors, Ford y Chrysler hacia una “bancarrota ordenada”. Sería una forma de garantizar la continuidad de las empresas, aunque con un duro golpe a los accionistas.

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“Hay un camino ordenado para declarar la quiebra de las automotrices”, dice el gobierno de Bush.

Las más grandes automotrices de Estados Unidos, entre las que se encuentran General Motors, Ford y Chrysler, podrían ir a la bancarrota de la mano del gobierno de ese país. El presidente George Bush está evaluando la opción de una quiebra controlada con el fin de evitar un “colapso desordenado” de la industria, según reveló su portavoz, Dana Perino. Las empresas pusieron el grito en el cielo y volvieron a reclamar la implementación de un plan de salvataje como el que se aprobó para el sector bancario. La noticia impactó negativamente en Wall Street, donde el índice Dow Jones finalizó con una caída del 2,5 por ciento, mientras el Nasdaq perdió 1,7.

“Hay un camino ordenado para declarar las bancarrotas que provee un aterrizaje más suave”, indicó Perino. Ese esquema garantizaría la continuidad de las empresas, aunque sería un duro impacto para sus accionistas. Chrysler, Ford Motor y General Motors advirtieron que podrían colapsar si no cuentan con ayuda federal, poniendo cientos de miles de empleos en riesgo en una economía que ya está en recesión. La semana pasada, el Senado estadounidense bloqueó un paquete de rescate por 14.000 millones de dólares para las automotrices.

La administración Bush mostró su disposición a utilizar parte de su paquete financiero de 700.000 millones de dólares aprobado en octubre para rescatar a los “tres grandes de Detroit”. Eso podría realizarse también como parte de una quiebra estructurada. “Bajo circunstancias ordinarias, a entidades fracasadas, entidades que están fracasando, debería permitírseles quebrar”, dijo Bush ante el American Enterprise Institute, un grupo de pensamiento conservador en Washington. “Llegué a la conclusión de que estas no son circunstancias ordinarias”, agregó.

Bush dijo que el congelamiento crediticio en el sector financiero estaba comenzando a “derretirse”, pero advirtió que la quiebra de las automotrices profundizaría la recesión y revertiría la tendencia en la actividad financiera. Por eso, el gobierno analiza la opción de una quiebra controlada. “Estoy preocupado por un quiebra desordenada” y el efecto que tendría “sobre la psicología y los mercados”, dijo Bush. “Están comenzando a derretirse, pero aún hay gran cantidad de incertidumbre”.

Perino dijo que Bush estaba “muy cerca” de decidir si apoya o no una quiebra controlada que sería supervisada por la Justicia. En un intento por evitar la bancarrota, Chrysler anunció anteayer que cerrará todas sus fábricas al menos durante un mes, desde el 19 de diciembre hasta el 19 de enero, debido a la caída de las ventas. Ford, por su parte, añadió una tercera semana a las vacaciones en todas sus plantas, salvo dos, mientras que General Motors indicó que cerrará el 30 por ciento de sus fábricas en América del Norte durante el primer trimestre de 2009.

Las firmas automotrices insistieron en que la bancarrota no es la respuesta adecuada. Un funcionario del sindicato de trabajadores de esa industria también calificó la idea de poco práctica y hasta peligrosa. Mientras tanto, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, dijo que las sorprendentes cifras sobre el número de desempleados en el país destacan aún más la urgencia de que el gobierno “evite la insolvencia inminente de la industria automotriz”.

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