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Economía|Sábado, 14 de febrero de 2009
El crecimiento de la actividad económica tuvo un freno en el cuarto trimestre de 2008

Al llegar al sexto año, se paró

Por primera vez en seis años y medio, en el último trimestre de 2008 el producto bruto sufrió un retroceso respecto del período inmediato anterior. El PBI anual, de todos modos, sigue arrojando un alza del 7 por ciento.

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Los sectores productores de bienes tuvieron un crecimiento anual de apenas uno por ciento.

Las mediciones oficiales del nivel de actividad comenzaron a evidenciar en el cuarto trimestre de 2008 el impacto de la crisis internacional. La estimación provisoria del producto bruto del Indec refleja un retroceso del 0,3 por ciento respecto del trimestre anterior, aunque todavía 4,9 por ciento por encima del último trimestre de 2007. Sin embargo, en lo que respecta a los sectores productores de bienes, el incremento interanual es de apenas el uno por ciento. Conforme a estas cifras, el año culminaría con un crecimiento del 7 por ciento respecto del año anterior, apoyado en el mantenimiento del proceso de expansión, iniciado en la segunda mitad de 2002, hasta el tercer trimestre del año pasado.

El ingreso a la etapa de desaceleración de la economía en los últimos tres meses del año pasado expone, sin embargo, dos velocidades diferentes. Los sectores productores de bienes reflejan el freno en industrias claves, como la automotriz y la construcción, como consecuencia de las expectativas negativas que generó la evidencia del avance de la crisis en las principales economías del mundo. Los sectores de ingresos altos y medio-altos postergaron consumos de bienes durables a la espera de un panorama más claro. Asimismo, se demoraron proyectos de inversión desde la misma óptica. Antes que un impacto directo por caída de los precios de exportación o disminución en las ventas al exterior, la crisis ingresó primero por el lado de las expectativas, en particular en los sectores de mayor capacidad adquisitiva.

Esta particular correa de transmisión entre la crisis global y la economía doméstica provocó la duplicidad entre el ritmo de crecimiento de la producción de bienes y la de servicios. Mientras en los sectores productores de bienes el crecimiento interanual apenas alcanzó el uno por ciento, los productores de servicios mantenían un ritmo de expansión del 6,6 por ciento anual hasta el cuarto trimestre de 2008. Resultado impulsado, en particular, por el rubro “Transporte, almacenamiento y comunicaciones”, con un aumento entre el fin de 2007 y el cierre del siguiente del 11,9 por ciento.

En términos desestacionalizados, la baja del 0,3 por ciento del estimador del PIB en el cuarto trimestre respecto del trimestre anterior, es el primer retroceso desde el primer trimestre de 2002. En aquel momento, la actividad económica completaba cuatro trimestres consecutivos de baja, con una caída acumulada de más del 15 por ciento. Desde entonces, se inició un proceso de recuperación que recién se detuvo en el último trimestre de 2008.

Las expectativas negativas impactaron, como no podía ser de otra forma, sobre la inversión interna. Las estimaciones provisorias del Indec para el cuarto trimestre expusieron una variación negativa del 2,8 por ciento respecto del mismo período del año anterior. Esta caída se explica por un retroceso del 2,4 por ciento de la inversión en construcciones y una baja del 3,4 por ciento en la correspondiente al equipo durable de producción. Este último dato, de por sí, es elocuente de que la crisis de expectativas se expandió a otros sectores ajenos a los que, como la construcción, suelen ser los más sensibles a la retracción por incertidumbre. La referencia de que la inversión en equipos haya descendido más que la correspondiente a construcción expone que la crisis ya se ha adentrado en las decisiones empresarias de una franja al menos significativa de productores de bienes y servicios.

El informe del Indec para el nivel de actividad del cuarto trimestre da cuenta, además, de una variación positiva de la oferta global (el total de bienes puesto a disposición de la economía) del 3,8 por ciento con respecto al mismo período del año anterior. Pero este resultado tuvo dos componentes con evolución inversa: mientras que el aumento del producto bruto interno (bienes producidos localmente) alcanzó el 4,9 por ciento, las importaciones de bienes y servicios reales (oferta de bienes externos) se contrajeron el 3,9 por ciento. La demanda global, en tanto, observó una variación positiva del 7,3 por ciento en el consumo público, un alza del 4,3 por ciento en el consumo privado y el ya mencionado descenso del 2,8 por ciento de la inversión bruta fija interna, en tanto que las exportaciones de bienes y servicios reales se contrajeron en un 11,3 por ciento. El comportamiento del consumo público revela que, en un período de freno en el crecimiento económico, el gasto público actuó de manera contracíclica con un efecto dinamizador.

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