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Economía|Lunes, 9 de marzo de 2009
Informe del Banco Mundial sobre el impacto de la crisis

Subdesarrollados y sin financiamiento

El Banco Mundial aseguró que los países emergentes afrontan un déficit de financiación que podría llegar hasta 700.000 millones de dólares este año y advirtió que los organismos multilaterales no pueden cubrir por sí solos esa brecha. “El hacer frente al problema exige la colaboración de las instituciones multilaterales, pero también de los gobiernos de países desarrollados y en desarrollo, así como del sector privado”, señaló en un estudio difundido ayer. Lo que no aclaró la entidad es que la situación es más grave aún si se toma en cuenta que muchos países, entre ellos la Argentina, rechazan la ayuda en momentos en que sería muy útil, porque el dinero sólo es girado si los países demandantes aplican las recetas neoclásicas que llevaron a la crisis actual.

El Banco Mundial pronosticó, además, en su informe que el Producto Interior Bruto global se contraerá este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Las cifras concretas de la esperada contracción se publicarán a finales de este mes en un informe previo a la reunión conjunta del mes de abril en Washington del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las últimas previsiones del Banco Mundial divulgadas en diciembre preveían un crecimiento global del 0,9 por ciento para este año. El organismo indicó también que la producción industrial global puede ser hasta un 15 por ciento inferior a mediados de 2009 frente a los niveles de 2008.

El agravamiento de la crisis coloca en una situación crítica a los países emergentes, según el Banco Mundial, que señaló que el déficit de financiación de esas naciones podría oscilar entre los 270.000 millones de dólares y los 700.000 millones de dólares. El banco aseguró que aun si el agujero de financiación se sitúa en la parte inferior de la banda, las instituciones financieras no tienen recursos suficientes para hacer frente a esas necesidades.

El organismo adelantó que la crisis actual tendrá repercusiones a largo plazo en las naciones emergentes. El informe mencionó, en ese sentido, que es de esperar que las emisiones de deuda de los países ricos aumenten de forma dramática, lo que se espera relegue las emisiones de los países en desarrollo. Además destacó que los países emergentes que todavía pueden acceder a los mercados financieros afrontan costos de financiación más elevados y menores flujos de capital lo que conduce a menores inversiones y crecimiento en el futuro.

El análisis también indicó que muchos de los países más pobres son cada vez más dependientes de la ayuda al desarrollo ante la caída de sus exportaciones e ingresos fiscales. Según las proyecciones, los flujos de comercio globales van camino de registrar su mayor caída en 80 años. Los países del este asiático serán los más afectados, pero en América latina también se espera un fuerte impacto. En nueve países de la región los ingresos de las materias primas representaron por lo menos un 2 por ciento del PIB entre 2002 y 2007 y en Bolivia ese porcentaje llegó al 12 por ciento recientemente.

Además, existe la posibilidad de que aumente la volatilidad en los flujos de ayuda, ya que algunos de los países donantes están recortando las partidas dedicadas a ese fin. Justin Yifu Lin, economista jefe del Banco Mundial, señaló que los países ricos deberían gastar parte de sus paquetes de estímulo en los países en desarrollo, porque eso puede acabar con algunos cuellos de botella para el crecimiento y la demanda.

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