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Economía|Jueves, 7 de noviembre de 2002

La economía no cae pero tampoco empieza a caminar

La ausencia de crédito es uno de los principales factores que señalan los especialistas para explicar el escaso vigor de la recuperación en algunos sectores. Existe consenso sobre que la economía no sigue en picada.

Por Claudio Zlotnik
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La industria automotriz es una de las que todavía no pudo sacar rédito de la hiperdevaluación.
La estabilidad del tipo de cambio podría ser el primer paso hacia una recuperación de la actividad de los sectores productivos. De hecho, algunos de ellos ya empezaron a beneficiarse, tímidamente, con la ganancia de competitividad tras la devaluación. Y éste es el argumento principal de Roberto Lavagna para negarse a imponer el ajuste que le pide Washington. En una Argentina sin crédito ni perspectivas políticas de corto plazo, y en medio de las arduas e interminables negociaciones con el Fondo Monetario, el debate entre los economistas radica en si ya se tocó fondo o no en la crisis.
Existe consenso entre los economistas que en el tercer trimestre se notó un tenue arranque en ciertos sectores de la producción. Según la estadística del Instituto de Economía de la UADE (Universidad Argentina de la Empresa), la actividad del período agosto-octubre resultó 1,7 por ciento superior al del lapso abril-julio.
Los rubros que asoman la cabeza en medio de la crisis son aquellos que logran exportar sus productos y los que aprovechan para fabricar lo que antes se importaba. Se anotan los sectores del papel, químicos, textiles, calzados y siderúrgicos. En lista de espera figuran los productores de línea blanca (cocinas, calefactores y termotanques, por ejemplo) y electrodomésticos. También las fábricas de automóviles que exportan unidades y logran atraer a los ex usuarios de unidades importadas que ahora pasaron a ser de lujo. Para Ricardo Teller, economista de la UADE, todavía no puede hablarse de una reanimación económica, ya que ésta no es generalizada. De hecho, el consumo de servicios públicos sigue sin reaccionar, a pesar del congelamiento de las tarifas. Y similar realidad muestra el sector de la construcción, también dependiente ciento por ciento de la demanda interna.
En la UADE creen que la clave de una mejora económica pasa por la inversión. “Será muy difícil verificar un repunte de la inversión en el corto plazo. Antes, los empresarios quieren tener más certezas de las reglas de juego que regirán a la Argentina”, manifestó Teller a Página/12. En ese sentido, en la agenda empresarial existen dos variables que aún se encuentran indefinidas: la negociación con el FMI y el contexto político. Al respecto se pronunció el ex ministro de Economía Aldo Ferrer. “Es cierto que en los últimos meses se han estabilizado algunas variables y hay actividades, como las ligadas a la exportación, que empezaron a salir del fondo. Pero (la tendencia) todavía es muy modesta por culpa de la política”, apuntó. Respecto de la situación actual, Ferrer añadió que “el país está trabajando un 30 por ciento por debajo de su potencial y tiene más fuerza real de la que supone. Pero la gran incógnita sobre el futuro económico refiere a qué va a pasar con la política”.
Bernardo Kosacoff, de la Cepal, también se inscribe entre quienes prefieren valerse de las “señales positivas” que está dando la economía antes que pronosticar algún tipo de escenario apocalíptico. “Lo que queda del aparato productivo es un caldo de cultivo para que, con inversiones en activos específicos, mano de obra y terceros mercados, se pueda iniciar el camino del crecimiento”, resaltó.
Tanto Kosacoff como Héctor Valle, de FIDE, coincidieron en que un acuerdo con el Fondo daría buen marco a la economía ya que sería una forma de “recomponer” los lazos internacionales de la Argentina. Para Valle, un eventual arreglo con el Fondo debería incluir no sólo la manera en que se pagará la deuda sino también qué porción del excedente comercial servirá para incrementar las reservas. Estos dólares depositados en el Banco Central serían los pilares para la reaparición del crédito, según el esquema de Valle. Sea como fuere, es imprescindible que vuelva el crédito para que la economía reviva. “Si no hay créditos ni inversiones, cualquier recuperación será inconsistente”, analizó Teller.
Teniendo en cuenta este panorama, los expertos no esperan grandes cambios para el 2003. Teller manifestó que la actividad económica podría aumentar en un rango ínfimo, entre 1 y 2 por ciento, en comparación con este año siempre y cuando se mantenga la actual calma financiera. Esa situación, añadió, excluye una mejora sensible de la tasa de empleo. “El contexto seguirá siendo de depresión económica. No olvidemos que nos encontramos en niveles de actividad de principios de la década pasada y que con la peor crisis de la historia no será fácil salir adelante”, sintetizó.
En conclusión, salvo para algunos nichos, la salida de la crisis será lenta para la mayoría en el mejor de los casos. Salvo que el Estado se involucre y sea catalizador del proceso reactivador.

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