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Economía|Viernes, 17 de julio de 2009
LA AGENDA DE EMPRESARIOS Y SINDICALISTAS PARA LA MESA DE DIALOGO ECONOMICO

Preparando motores para el consejo

El Gobierno se apresta a lanzar el consejo económico y social. Página/12 consultó cuáles son las demandas y aspiraciones para ese espacio al secretario de la UIA y al titular del gremio de Dragados. Tipo de cambio y asistencia social, entre sus prioridades.

Por Sebastián Premici

JOSE DE MENDIGUREN, DE LA UIA

“Por estadísticas creíbles”

El secretario de la Unión Industrial Argentina, José de Mendiguren, aseguró a Página/12 que el consejo económico y social deberá fijar las bases para un tipo de cambio que garantice el desarrollo a largo plazo. También sostuvo que su sector no apoyará ninguna iniciativa parlamentaria que apunte al desfinanciamiento del Estado. A su vez, el número dos de la UIA aseguró que la entidad no planteará en el consejo la salida de Venezuela del Mercosur, como hizo hace algunas semanas.

–¿Cuál será la postura de la UIA en el consejo económico y social?

–Esto es algo que pedimos desde hace mucho tiempo, junto a la CGT. Tenemos muchas expectativas de lo que vaya a ocurrir de acá en adelante. Varias veces viajamos a España para estudiar cómo funcionaba el Consejo en ese país, que se creó en la década de 1990 para preparar el ingreso de España a la Unión Europea. En el caso europeo hubo mucha amplitud ideológica entre empresarios y trabajadores. Se analizó la competitividad de cada uno de los sectores, se especificó cuáles eran las industrias que tenían que crecer y cuáles cerrar. Creemos que la experiencia argentina será positiva.

–¿Está de acuerdo con el pedido de la oposición de integrar en el consejo a los partidos políticos?

–Cuanto más respaldo se tenga mejor, pero hay que considerar que éste no será un ámbito para reemplazar al Parlamento. No avanzaremos sobre temas legislativos.

–Dentro de la oposición hay cierto consenso para bajar las retenciones agropecuarias. Si esto ocurre, ¿cómo cree que el Estado resolverá su ecuación fiscal y de dónde considera que saldrán los recursos para financiar los proyectos productivos que se piensen hacia el interior del consejo?

–No tengo una respuesta para eso. Pero sí creo que es responsabilidad de todos no desfinanciar al sector público. Tampoco veo a la oposición dando un salto hacia la nada. Básicamente, hay que tener cordura en los planteos, para saber exactamente cuáles son los sectores a promover. Los temas tributarios serán incumbencia del Congreso y nosotros podremos poner pautas no vinculantes sobre la política fiscal. Pero siempre teniendo en cuenta el equilibrio de las cuentas del Estado. La agenda hacia adelante debe establecer los lineamientos para mantener la distribución del ingreso, con más inversión, siempre privilegiando los superávit gemelos.

–Dentro de su agenda, ¿plantearán la rentabilidad de los sectores empresarios?

–Hay que pedir por la rentabilidad no sólo de los sectores industriales, sino de la economía en general. Cuando uno discute por separado las cosas, lo que termina haciendo son pequeñeces. Por ejemplo, se dice que la UIA pide un proceso devaluatorio. Es un disparate. El consejo no debería definir una cifra sobre el tipo de cambio, sino un concepto general que establezca las bases para un tipo de cambio que garantice el desarrollo en el tiempo.

–¿Cuál es el tipo de cambio ideal para la UIA?

–El que nos permita mantener el superávit fiscal y comercial y generar inversiones productivas. Nuestro tipo de cambio ideal es aquel que no permite especulaciones sobre la moneda local y que evita la dolarización de la economía. Ahora no hay una política sobre el tipo de cambio. Los procesos de retraso cambiario en la historia argentina –la tablita y la convertibilidad, por ejemplo– terminaron en explosiones cambiarias. Hay que cortar con estas políticas erráticas, que dependen del equipo económico de turno, donde se plantean fórmulas mágicas. Esta fue la experiencia argentina de los últimos 30 años. Para evitar estas crisis, hay que fijar criterios de largo plazo.

–En la cena con el Gobierno y la CGT del martes pasado, ¿se habló de los cambios en el Indec?

–En todas las conversaciones de estas últimas horas, está implícito que para fijar políticas de desarrollo, hay que tener credibilidad en las estadísticas. Si no tenemos cifras creíbles, no podremos avanzar en la redistribución y en el crecimiento económico. En un escenario así, todos tratan de cubrirse, los sindicalistas piden más aumentos de lo que deberían y los empresarios remarcan de más los precios.

–¿Van a pedir la salida de Venezuela del Mercosur?

–No está en la agenda. Sí abordaremos la política de comercio exterior, que es mucho más amplia que el tema de Venezuela. Vamos a hablar de los sectores agroindustriales, financieros y los servicios. Será una mesa del diálogo y el consenso.

CARLOS SCHIMDT, DE LA CGT

“Ya no deciden dos o tres”

Imagen: DyN

El Consejo Económico y Social tuvo su primera reunión informal el martes por la noche, en una cena reservada en la Casa Rosada, donde sindicalistas, empresarios y el Gobierno se vieron las caras para comenzar a delinear el “diálogo económico”. En este reportaje con Página/12, Juan Carlos Schimdt, titular del Sindicato de Dragado y Balizamiento y uno de los comensales de aquel encuentro, señaló que “el consenso no será sencillo”.

–¿Cuáles son las expectativas de la CGT frente al Consejo Económico y Social?

–La CGT viene alentando esta iniciativa desde hace cuatro años. En la época en que (Roberto) Lavagna era ministro de Economía realizamos los primeros contactos con el gobierno por este tema, pero el ministro entendió que no era el momento apropiado. Esta iniciativa forma parte de los antecedentes históricos del movimiento obrero, con el Congreso de Productividad de 1945 y el Pacto Económico de José Gelbard. En abril del año pasado presentamos junto a José Luis Lingeri un borrador con una serie de temas como la repatriación de capitales, reformas tributarias y proyectos sociales, pero a partir del conflicto agropecuario, la crisis internacional y el adelantamiento de las elecciones, fue perdiendo impulso. Ahora se abrió una nueva posibilidad para conciliar intereses.

–¿Se puede consensuar con los empresarios, cuando hace dos semanas pedían una devaluación y cambiar funcionarios?

–No será un diálogo sencillo, pero ésta no es una cuestión novedosa para los argentinos. Necesitamos llegar a un acuerdo para recuperar el crecimiento económico. Tenemos que darnos cuenta de que estamos en medio de una crisis que está destruyendo el empleo en todo el mundo. Hay que buscarle la forma. En la cena del otro día (en la Casa Rosada), por ejemplo, los industriales decían que era imperioso recuperar la inversión y el crédito.

–¿Con una vuelta al FMI?

–No, para nada. Ni ellos ni nosotros queremos volver al Fondo, no sólo por sus fracasos históricos sino por sus errores actuales. No se planteó una vuelta a esa institución.

–¿Cuáles serán los temas que planteará la CGT?

–En los borradores del año pasado pedíamos una agenda para los próximos cinco años, hablábamos de proyectos de infraestructura, un modelo industrial, cambios en el sistema educativo y un nuevo sistema tributario. Pero nadie pensaba en la derrota electoral del 28 de junio, ni tampoco contemplábamos la crisis internacional. Por eso no sé si los actores de este Consejo, principalmente el sector privado, coincidirán con estos puntos. Todavía no se avanzó en la letra fina de la agenda, que seguramente es algo que saldrá entre todos. Lo sustancial de este tema es que el Gobierno dejó de decidir todo entre dos o tres personas.

–En el Congreso hay sectores políticos que quieren impulsar una baja de las retenciones y una nueva distribución de los fondos del Estado. ¿Cree que esa pelea se trasladará al interior del Consejo?

–Son dos planos diferentes. Este será un ámbito para elaborar proyectos e ideas no vinculantes. Fue (Federico) Pinedo quien pidió llevar la discusión económica y social al Parlamento, por eso los diputados tienen que dedicarse a legislar. Cuando los proyectos que salgan de este ámbito de discusión lleguen al Congreso –si es que así ocurre–, dirán si sirven o no. Se trabajará en varios planos. Todos somos conscientes de que hay que recuperar el crecimiento y garantizar la gobernabilidad hacia el 2011.

–¿Cuáles serán las prioridades sociales de la CGT?

–Durante la última reunión que mantuvo la cúpula de la central obrera con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se planteó la necesidad de reforzar el seguro de desempleo, extendiendo su cobertura. Algo similar se impulsó en el Congreso con (Héctor) Recalde. También se habló de la asignación familiar universal. Todos estos temas están en línea con los reclamos del sindicalismo mundial, para hacer frente a la crisis. En definitiva, son todas herramientas que tienden al fortalecimiento del Estado.

–Justamente el rol del Estado en la economía está en el centro de las críticas del sector privado.

–Es lo que plantea la propia dinámica de la política. Ayer se juntaron los sectores que piden una baja en las retenciones y disminuir el gasto público. A esos sectores les recomendaría leer a Joseph Stiglitz, cuando dice que lo peor que puede pasar en esta crisis es el retiro del Estado, porque los que más se perjudicarán serán los asalariados.

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