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Economía|Jueves, 20 de agosto de 2009
Canje de bonos indexados por CER, apertura a los holdouts y Club de París

Menú Boudou para los acreedores

El Ministerio de Economía lanzará en dos semanas un canje de deuda ajustada por CER por unos 20 mil millones de pesos. También definió una estrategia para avanzar en una renegociación de la deuda en default con el Club de París. Plan para holdouts.

Por Cristian Carrillo
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El Gobierno plantea la reapertura del canje de la deuda en default sin el cupón PBI para los holdouts.

Desde Brasilia

Será una negociación de largo aliento. La intención oficial es seducir a la city con el objetivo de obtener financiamiento para los próximos dos años. Esa meta oficial se plantea en un escenario complejo ante el actual panorama internacional. El programa del Palacio de Hacienda contempla tres ejes: avanzar en el canje de deuda indexada por CER, reabrir el canje para cerrar el conflicto con los holdouts y renegociar la deuda en default con el Club de París. Con vencimientos manejables para el fisco para lo que resta de este año, la Secretaría de Finanzas diseña estrategias de largo plazo con los pasivos públicos. Como anticipó a este diario el ministro de Economía, Amado Boudou, primero se acelerará el trueque de papeles para tratar de definirlo en los próximos quince días. Esta operación involucra los préstamos garantizados residuales, el PRE9 y el Boden 2014. Esos bonos suman unos 20.000 millones de pesos y el objetivo oficial es lograr con esa operación un ahorro de 3000 millones de pesos en el pago de intereses correspondientes a los próximos dos años.

Los títulos públicos de deuda que se eligieron para esa transacción serán de corto plazo. Se realizará en dos tramos: el primero sumará alrededor de 13.000 millones de pesos; el otro, unos 7000 millones, informó un estrecho colaborador de Boudou. En Economía afirman que el éxito del canje estaría prácticamente asegurado. El Estado cuenta con el 40 por ciento de esa deuda (sólo en las series de Boden tiene el 70 por ciento del stock total) y el resto está en manos de inversores que, en varios casos, desean desprenderse de esos títulos debido a la desconfianza que generan las mediciones de precios del Indec. Vale recordar que esos bonos se indexan por el CER, índice que equivale al IPC elaborado por el Indec. Los papeles serán reemplazados por títulos con vencimientos más largos y un rendimiento atado a la tasa Badlar –renta que surge del relevamiento del Central sobre los depósitos interbancarios– y un par de puntos adicionales.

La negociación con el Club de París, en cambio, se presenta más difícil porque las partes no logran ponerse de acuerdo en el esquema de renegociación. En el Gobierno se manifestaron fastidiados por la actitud de los bancos internacionales encargados de facilitar esas operación. “Parece que nadie quiere resolverlo”, señalan, sin precisar si hasta ahora también tenía esa posición el Gobierno. Los países-acreedores pretenden que, previamente a cerrar la operación, Argentina firme un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En caso contrario, reclaman un pago en efectivo con las reservas internacionales que tiene el Banco Central. Esta última propuesta ha sido descartada de plano (ver aparte) por el Gobierno, que mantiene su propuesta de un plan de pagos de esa deuda.

A pesar de esas diferencias, el ministro de Economía, Amado Boudou, continúa con su posición optimista respecto de que el acceso a los mercados financieros se podrá destrabar para el país en breve. De hecho, existen empresas de los países que integran ese selecto club de acreedores cuyas empresas están muy interesadas en que se llegue a un acuerdo y puedan destrabarse inversiones previstas. En particular, son firmas de Japón y Alemania. En Economía buscan concretar un plan de pagos y jugar con la carta de la presión de esas empresas sobre sus gobiernos. En ese panorama, estiman que el acuerdo se demorará al menos otros dos años. En total se calcula en 7000 millones de dólares la deuda con el Club de París. “Ese grupo de países acreedores es una perversidad en sí misma porque convirtió créditos comerciales en financieros”, apuntó el funcionario.

Finalmente, el Palacio de Hacienda tiene en carpeta una nueva propuesta para los bonistas que quedaron fuera del canje de 2005. Del total de inversores de títulos argentinos en default, sólo el 20 por ciento (de 5000 a 6000 millones de dólares) está en juicio contra Argentina. “Hay tenedores que no entraron, pero que no son enemigos”, explicó la fuente. La oferta para esos bonistas será menos atractiva que la que se brindó originalmente. Por ejemplo, no se ofrecerá el cupón atado a la evolución del Producto. “En la medida en que se den soluciones se va a destrabar la situación internacional”, opinaron desde Economía. En realidad, lo que se busca es evitar que continúen los embargos del juez neoyorquino Thomas Griesa a cuentas oficiales, como la dispuesta la semana pasada a una de la embajada argentina en Bélgica. De todos modos, pese a esas dificultades, la expectativa de Economía es salir al mercado internacional para colocar nueva deuda. Asimismo prevén una situación económica menos comprometida para el año que viene: estiman que la recuperación de los ingresos fiscales comenzará a notarse el mes que viene.

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