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Economía|Martes, 29 de septiembre de 2009
La venta de nafta premium cayó 30 por ciento en los primeros siete meses del año

El ajuste llegó a los surtidores

La crisis llevó a los automovilistas a sustituir el combustible más caro por variantes más económicas. Esta conducta perjudica a las petroleras, porque la nafta especial es la que les deja mayor margen de ganancias.

Por Cledis Candelaresi
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La venta de nafta premium en Petrobras cayó 30,6 por ciento entre enero y julio, respecto de igual período de 2008.

En un contexto de leve retroceso en el consumo de naftas, la crisis económica indujo en el último tiempo a una fuerte sustitución de las premium por las súper, de menor calidad y precio. Esta modificación en el hábito de los automovilistas es sólo uno de los datos que explica por qué la brasileña Petrobras, cuyas reservas se han reforzado con extraordinarios hallazgos de petróleo y gas en su país, encaró un discreto repliegue en el mercado argentino, donde la performance del negocio no es la que esperaba la empresa cuando compró la división energía a Pérez Companc. Según números del sector, la venta de nafta de mayor octanaje se retrajo alrededor de un 30 por ciento en los primeros siete meses del año en relación con el mismo período del año anterior. Esto ocurrió en parte a favor de las otras categorías, que son más económicas, un cambio que no es inocuo para la ecuación de las refinadoras.

Como la nafta especial es la que deja un margen mayor, las compañías que en su esquema de comercialización priorizan este producto son finalmente las que resultan más comprometidas por este cambio de hábito de los automovilistas, fundado en el afán de economizar. No es lo mismo pagar en promedio casi 3,50 pesos el litro de ecológica contra poco más de 3 pesos de la otra, valores que en los últimos tiempos vinieron aumentando progresiva y sigilosamente.

Aquel viraje en la elección del surtidor se da en un contexto de retroceso de consumo de naftas a favor del gasoil y del GNC, carburantes más económicos, que tuvo lugar en los últimos años. En estos meses, sin embargo, la menor actividad económica produjo una caída general en la demanda de combustibles, casi sin excepciones.

Una prueba de esto es la capacidad de refinación, que en algún momento se consideró colapsada. De acuerdo con un informe privado, elaborado con datos de la Secretaría de Energía, YPF sería la única que tiene sus recursos a full, mientras que el resto exhibe una capacidad ociosa notoria. En Shell y Esso el uso de la capacidad instalada es del 75 por ciento y en Petrobras del 65 por ciento. La empresa brasileña es, justamente, una de las que apostó a la venta fuerte de nafta de mayor octanaje, sufriendo la fuerte caída en la venta de este producto.

Un estudio privado, elaborado en base a datos de la Secretaría de Energía, muestra que en los primeros siete meses del año la demanda de nafta de mayor calidad cayó para todas las marcas. Shell retrocedió 16,9, Esso 24,3, Petrobras 30,6 e YPF 32,6 por ciento. El gasoil tampoco evitó la caída, que en el caso de Petrobras fue mucho más acentuado que el de otras. De junio a junio, las ventas se retrajeron un 22 por ciento, porcentaje que trepa al 37 por ciento, si se cotejan los primeros siete meses del año con los del 2008.

“La empresa no va a hacer ningún comentario al respecto”, sostuvo la firma ante una consulta de Página/12 acerca del desprendimiento de activos. Sin embargo, en el sector se da como un dato corroborado que ya cedió la operación comercial de su planta de fertilizantes a Bunge, firma líder de este mercado. Y que está en venta una de sus refinerías, para la que todavía no consiguió comprador. En febrero pasado ratificó desde Brasilia su decisión de invertir aquí poco más de 2400 millones de dólares entre el 2008 y el 2012, pero al igual que el resto de las petroleras estas promesas se honran sólo parcialmente, a la espera de que mejoren las condiciones locales del negocio.

Si bien es una empresa integrada (produce y refina), sólo extrae la mitad del petróleo que procesa en el mercado local. El resto lo tiene que comprar a otras productoras entre 42 y 47 dólares el barril. Este es un precio de referencia impuesto por el Estado que se está revisando en una compleja negociación. Los diez gobernadores de las provincias petroleras, que cobran regalías sobre ese valor, impulsan una suba a tono con el pedido de las petroleras. Ese eventual incremento complicaría aún más la defensa que la firma brasileña hace de su porción en el mercado de los combustibles, anclada en torno del 10 por ciento.

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