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Economía|Domingo, 18 de octubre de 2009
OPINION

El trimado de velas

Por Alfredo Zaiat
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Existe una elevada probabilidad de que gran parte de los analistas que hacen referencia a los efectos del viento en la economía doméstica desconozcan las principales características de la navegación a vela. Una explicación básica de expertos en el tema permite a ignorantes en la materia saber las dificultades que se presentan con el viento. Exponen que la navegación es complicada y que se requiere de mucha habilidad para desplegar las velas. Esto es, el trimado de velas, que establece la posición frente al viento. También resulta relevante estar atento al rendimiento, el equilibrio y el exceso de peso en la embarcación. Dicen que la navegación es un arte porque el viento es para todos, sólo que algunos lo aprovechan, a veces en contra de él, en otras ocasiones en el borde y otras a favor para ir a mayor velocidad. Quienes se apasionan y viven obsesionados por la navegación aseguran que la habilidad, destreza y conocimiento son fundamentales para llegar a puerto. Si los economistas de la city y su eco en la cadena nacional de medios privados supieran las cualidades necesarias para la navegación no sentenciarían en forma tan liviana que la economía se recupera solamente “por el viento de cola” generado por la mejora del contexto internacional. No es la intención de esos voceros de la ortodoxia conservadora, pero esa afirmación sería un elogio en términos estrictos sobre el control de la embarcación, o sea de la economía.

La superficialidad en los análisis dominantes, como resumir todo a la orientación del viento, es el mejor terreno para que se mueva la administración kirchnerista. Así puede eludir el debate sobre debilidades estructurales de la economía, como la concentración industrial, el aumento de precios por el ejercicio de posición dominante de grandes empresas, la estructura regresiva del sistema tributario, la dificultad de disminuir la pobreza al ritmo del crecimiento de la economía y las restricciones para la alteración de la inequitativa matriz distributiva. Lo que también es cierto es que a la corriente conservadora no le interesa avanzar en esas cuestiones porque pondría en riesgo sus privilegios. Entonces apuntan sus críticas a aspectos fiscales o financieros que son, precisamente, los frentes más sólidos del actual proceso dentro de la concepción ortodoxa de la economía. Dentro de esa propia trama discursiva en que cayeron, esos analistas indican que se crece o se ingresa en una fase recesiva por “el viento de cola” o por “el viento de frente”, para brindar un mensaje de la inexistencia de firmes bases de la macroeconomía doméstica. Pero quedan descolocados cuando la caída de la economía no es tan pronunciada en el período de la peor crisis global desde la depresión de la década del ’30, y también cuando el crecimiento es más rápido e intenso en el momento de la recuperación. Esto revelaría que en ese esquema de análisis el trimado de velas ha sido bastante adecuado en estos años.

En ese escenario de desaciertos conceptuales y de pronósticos de la ortodoxia, la gestión de la economía por el kirchnerismo se mueve con comodidad. Aunque parezca paradójico, el mejor aliado del Gobierno son esas críticas inconsistentes. Por caso, en el campo de las finanzas, la evolución de las principales variables en el último trimestre nuevamente ha puesto en ridículo a los gurúes. Desde julio se ha producido un drástico cambio de tendencia, que no fue ni previsto ni considerado como eventual en informes de la city, que también elaboran con similar rigurosidad índices de precios al consumidor y mediciones de pobreza. El comportamiento de indicadores financieros clave ilustra un horizonte despejado:

n El Banco Central volvió a comprar dólares en cantidad. En agosto-septiembre acumuló 1200 millones de dólares. Y en este mes, sólo en la última semana incorporó casi 500 millones a las reservas.

n Las entidades financieras empezaron a disminuir sus colocaciones en pases de muy corto plazo al BCRA, para comprar Lebac y Nobac a un ritmo de 600 millones de pesos mensuales. Esto significa que la acumulación de liquidez por prevención de riesgos está disminuyendo, y que el paso posterior a la compra de esos documentos de deuda del BC será una política crediticia más intensa.

n La tasa de interés que aplica el Banco Central fue descendiendo un cuarto por mes (bajo 1,25 por ciento en el período julio-septiembre) sin generar desvíos de fondos hacia el dólar.

n Los plazos fijos en pesos han estado creciendo a un ritmo de 1500 millones de pesos mensuales.

n Los recursos monetarios (todos los depósitos) lo estuvieron haciendo a 3000 millones de pesos mensuales.

n En septiembre se detuvo la dolarización de las carteras de inversión.

n Se frenó la fuga de capitales. La formación de activos externos en junio fue de 2700 millones de dólares, bajó a 1400 el mes siguiente, a 700 en agosto y a 300 en septiembre. Los datos provisorios de este mes indican que el saldo es negativo.

n El mercado de bonos ha registrado un fuerte rally alcista, lo que implicó un descenso del riesgo país de 1400 a cerca de 600 puntos. Los informes de calificadoras y consultoras de la city sobre la existencia de un elevado riesgo de un nuevo default quedarán como prueba de su incompetencia.

n Las operaciones a futuro del tipo de cambio se han derrumbado. Se ubican por debajo de 4,00 pesos para fin de año, y no superan los 4,40 para dentro de doce meses, cuando hace poco se especulaba con una cotización a 6,00. Esto significa que el escenario de una fuerte devaluación ha perdido mucho terreno.

n Las monedas de los principales socios comerciales se han apreciado, en especial el real, que se ubica en 1,70 por unidad, cuando llegó a cotizar a 2,40. Esto equivale a una sustancial mejora de la competitividad de la producción nacional en relación al tipo de cambio real. La conducción de la UIA Méndez-De Mendiguren liderando la embestida devaluadora para favorecer a grupos económicos concentrados, como Techint, quedó descolocada.

La evolución de estas variables financieras se explica por la indudable mejora de la situación internacional, pero también por la aplicación de medidas domésticas de política contracíclica. El economista Daniel Heymann señaló, en un evento realizado en la Facultad de Ciencias Económicas, que en términos generales las políticas que se tomaron en América latina definieron condiciones para soportar mejor la crisis. “La adecuada adopción de estrategias contracíclicas permite que la recuperación económica ya haya comenzado”, afirmó. Esto es: para aprovechar el viento de cola, la vela tiene que estar bien desplegada porque en caso contrario la embarcación no avanzaría. Esta tensión discursiva se desarrolla en el terreno de las observaciones fiscales o financieras desde la visión de la ortodoxia. Corriéndose de ese debate superficial que domina el espacio público, resulta más relevante analizar cómo sopla el viento en relación con cuestiones referidas a la necesaria profundización de aspectos progresistas y de transformación estructural del funcionamiento de la economía.

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