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Economía|Sábado, 24 de octubre de 2009
Boudou explica las características del nuevo canje de deuda. Asegura que servirá para impulsar el crecimiento económico

“Resolvemos un tema que generaba incertidumbre”

En este reportaje con Página/12, el ministro de Economía adelanta los ejes de la propuesta a los holdouts. Asegura que el objetivo es seguir generando condiciones para la expansión de la economía. Polemiza con quienes vaticinaban catástrofes antes de las elecciones.

Por David Cufré
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“Tomamos una decisión muy prudente, muy realista, pero además beneficiosa, porque obtendremos una quita muy importante”, afirmó Boudou.

El ministro de Economía está eufórico en su despacho. Dice que será algo histórico. Que no puede esperar que llegue la hora. Se acerca a su computadora y le sube el volumen a la canción que está sonando. Es Charly García, a cuyo recital tenía previsto asistir anoche. Pero Amado Boudou no sólo está entusiasmado por el show cuando recibe a este diario, sino por el anuncio que hizo el día anterior: la reapertura del canje de deuda a los bonistas que rechazaron la reestructuración de 2005. En esta entrevista, justifica la operación pese a que significará un aumento del stock global de deuda reconocido y volverá a poner a la Argentina en el inestable mundo de las finanzas internacionales. El ministro explica los ejes de la propuesta: habrá una quita mayor a la de 2005, no se pagarán comisiones a los bancos intermediarios, la Argentina recibirá unos 1000 millones de dólares “frescos”, se segmentará la oferta a bonistas individuales e institucionales y no habrá pagos iniciales en efectivo.

–¿Qué impacto tendrá la reapertura del canje en la economía real?

–Esta es una medida instrumental que profundiza el camino que inició el Gobierno en 2005, cuando el presidente Kirchner logró ordenar el desastre que había provocado Rodríguez Saá cuando declaró el default como si eso fuera una gracia, como si no tuviera consecuencias. El canje de 2005 tuvo muchas ventajas, que un grupo de acreedores no vislumbró. Ahora reconocen que se equivocaron, que les gustaría entrar, y por eso nos acercaron una oferta a través de tres bancos: Barclays, Citibank y Deutsche Bank. Lo que estamos haciendo es darles una nueva oportunidad.

–Usted dijo que la quita será mayor a la del canje de 2005. ¿A cuánto podría llegar?

–Todavía estamos definiendo la propuesta. Lo que sabemos es que la quita será mayor. Los plazos, en cambio, serán similares. También hay dos novedades importantes que ha definido la presidenta Cristina. La primera es que los bonistas tienen que incorporar dinero fresco para la Argentina. Esperamos recaudar alrededor de 1000 millones de dólares en esta operación. El segundo punto diferencial es que no se pagarán comisiones como se pagaron en 2005.

–Usted dice que los acreedores buscan salvar un error. ¿A la Argentina qué le aporta, sobre todo teniendo en cuenta que la desconexión del país de los mercados mundiales fue una ventaja frente a la crisis internacional?

–Le aporta avanzar en la resolución de temas que generaban incertidumbre. Había cuestiones judiciales pendientes. Ahora empiezan a quedar sin sustento, porque la Argentina sigue ofreciendo soluciones y acota el margen de acción de los acreedores. Hace poco la Anses obtuvo una resolución resonante en un juzgado de segunda instancia de Estados Unidos, que liberó recursos girados por las AFJP que habían sido embargados por el juez Griessa. Pero el motivo central de esta decisión tiene que ver con la economía real. Todas estas acciones que venimos llevando adelante hacen que el precio de los bonos argentinos suba. Cuando sube el precio de los bonos, su tasa de retorno cae. Eso desalienta la especulación financiera y libera recursos para la inversión productiva. Esto genera más empleo, más salarios y les da más posibilidades a los empresarios de financiarse en los mercados de capitales.

–También para Argentina significa un aumento del nivel de endeudamiento, porque se asumen pasivos que hasta ahora estaban al margen.

–La verdad es que si uno mira el tema en serio había un pasivo contingente muy importante, sobre todo en términos judiciales. Y si hubieran avanzado en la Justicia, habría que haber pagado en el momento. Lo que estamos haciendo es tomar una decisión muy prudente, muy realista, pero además beneficiosa, porque vamos a obtener una reducción muy importante de esa deuda.

–¿Y con los que no entren al canje qué pasará?

–Seguirán el camino que crean que les corresponda.

–¿Corren algún riesgo?

–Se les van acotando las vías de acción. El 50 por ciento de quienes no entraron al canje de 2005 ya se dieron cuenta y avanzan en esta propuesta. Nosotros sabemos que vamos a obtener una mayor respuesta que este 50 por ciento y quedará circunscripto a un problema muy pequeño.

–¿Hay alguna cláusula legal que castigue a los fondos buitre si la reestructuración de la deuda tiene una adhesión global de más del 90 por ciento, considerando el canje anterior y el nuevo?

–Esto que usted plantea fue un tema de discusión teórica a mediados de los ’90. Hasta los ’80, los países se endeudaban con los organismos multilaterales. Con el gran crecimiento del sistema financiero, a partir de los ‘90, se empezaron a endeudar con inversores institucionales y con el sector privado. Entre los países no existe una suerte de ley de concursos para arribar a una solución como la que usted dice. La verdad es que no existe una norma de ese tipo, por eso las reestructuraciones han sido complejas. Lo que sí creo es que si un país hace un esfuerzo muy importante por resolver un problema como el que tenía la Argentina y la mayoría de sus acreedores lo acompaña en ese proceso, las acciones para el resto de los acreedores quedan muy restringidas.

–¿La propuesta distinguirá entre acreedores minoristas y mayoristas?

–Queremos resolver el tema de los bonistas individuales, que son los casos de Italia y Alemania. Estamos pensando en llevar adelante alguna propuesta segmentada, donde sean los propios tenedores de deuda quienes se autoseleccionen para ir a una u otra. No podemos decir, usted venga por esta ventanilla y usted por esta otra. Pero sí pueden ser dos instrumentos que sean sustitutos próximos aunque no idénticos, que permitan que los bonistas se autoseleccionen. Tendríamos una propuesta más afín a los tenedores individuales y otra a los institucionales. Las diferencias tendrán que ver con el tamaño de la quita y la suscripción de un nuevo bono.

–¿La operación será en dólares?

–Nosotros vamos a tomar dólares, así que la moneda será dólar. Además, es para sacar ventaja de la caída de la tasa de interés.

–El nuevo bono que colocará la Argentina, que suscribirán estos acreedores, ¿tendrá una tasa de interés de un dígito?

–Apuntamos a que sea de un dígito.

–¿El Gobierno volverá a colocar deuda en los mercados internacionales?

–Todo lo que venimos llevando adelante los últimos tres meses ha permitido un fuerte aumento de los bonos y eso allana el camino. Es cierto que el mercado internacional ha ido en el mismo sentido, pero Argentina ha sacado una ventaja más que proporcional. Lo que quedó más que claro en estos últimos 90 días es que los análisis de los grandes analistas eran más intencionados y apocalípticos que objetivos. Antes de las elecciones tuvimos que soportar que dijeran que el dólar iba a volar por el aire, que Argentina no iba a poder cumplir sus obligaciones internacionales, que el Gobierno no iba a poder llevar adelante las obras públicas. La verdad es que después de las elecciones los jubilados volvieron a tener un aumento, se pagaron los vencimientos, el dólar está más que quieto, hemos enviado un proyecto de Presupuesto muy realista, hemos avanzado en canjes de títulos, hemos redoblado el esfuerzo en obra pública y hemos puesto en marcha un plan de inclusión social con trabajo. Es decir, ocurrió exactamente lo contrario a lo que decían los analistas. Me hace acordar al dibujito de Meteoro: a veces tiraban humo y a veces tiraban aceite. Acá tiraron mucho aceite y la macana es que querían hacer patinar a la Argentina. Por suerte les salió el tiro por la culata.

–¿La necesidad de volver a los mercados es por el achicamiento del superávit fiscal?

–Hay sectores que dicen que esto es preocupante. A mí lo que me preocupa es que esos mismos sectores aplaudían en la década del ’90 cuando había déficit en todos y cada uno de los años. Me preocupa porque tienden a tergiversar la decodificación de la realidad. Ahora, en términos concretos, la Argentina tiene superávit cuando la mayoría de los países ha caído en déficit. Estados Unidos y España tienen déficit abultadísimos de cerca de 10 puntos del PIB. ¿Por qué se produce la contracción del superávit en Argentina? Porque los recursos han caído producto de la crisis internacional, es cierto, pero también porque el Gobierno ha hecho un esfuerzo en aumentar las erogaciones, sobre todo en bienes de capital. El aumento del gasto es contracíclico y es lo que nos ha permitido sortear este año mejor que otros países. El nivel de gasto en 2010 va a seguir creciendo porque los recursos van a aumentar.

–¿Se reconocerán los intereses caídos desde 2002? ¿Habrá un cupón atado al PBI?

–Estamos trabajando en la sintonía fina, pero esta propuesta irá en línea y en sintonía con el canje de 2005. Estamos convencidos de que el canje anterior fue una operación exitosa, que le sirvió al país para crecer. Vamos a poner creatividad, pero en línea con lo que fue esa operación. Ya le señalé las principales diferencias. Otra diferencia será que en el canje anterior se hizo un primer pago de intereses en efectivo. Se destinó el 2 por ciento a un pago en efectivo. Acá no habrá ningún pago en efectivo.

–¿Cuál será el plazo del nuevo bono?

–Hoy (por ayer) hemos iniciado todos los trámites ante la Securities Exchange Commission (SEC), de Estados Unidos, y esto requiere un alto nivel de discreción acerca de los términos concretos de la propuesta. Estamos trabajando en la sintonía fina para que la Argentina pueda sacar la máxima ventaja de este proceso que hemos iniciado.

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