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Economía|Sábado, 23 de enero de 2010
Aseguran que la reapertura del canje de deuda bastará para lograr un recorte en las tasas de interés

Restan relevancia al revés judicial en Economía

Si el Fondo del Bicentenario se sigue demorando, habrá que cumplir con las obligaciones de este año con dinero del Tesoro, pero en el Palacio de Hacienda rechazaron de plano que exista riesgo de default. En el mercado, por su parte, se muestran optimistas.

Por Cristian Carrillo
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Amado Boudou deberá replantear su estrategia por la demora del Fondo del Bicentenario.

Luego de que se conociera el fallo que suspende la utilización de las reservas para la conformación del Fondo del Bicentenario, en el Palacio de Hacienda remarcaron que la reapertura del canje de deuda bastará para lograr un recorte en las tasas de interés y, aunque la baja no sería tan pronunciada como si pudiera crearse el Fondo, rechazaron de plano que exista riesgo de default. En el mercado, por su parte, se muestran optimistas. Varios analistas reconocieron a Página/12 que el Fondo “no era necesario para lograr un canje exitoso” y “sólo complicó el escenario local”, pero esperan que el canje no se lance antes de marzo porque los controles que impulsa el presidente Barack Obama sobre los bancos estadounidenses y las dudas que existen en torno del crecimiento chino también entorpecen el contexto externo para emitir deuda.

La primera reacción de Economía fue restarle relevancia a la creación del Fondo, a pesar de haber remarcado en reiteradas oportunidades la necesidad de contar con ese respaldo. El monto de 6569 millones de dólares en reservas de libre disponibilidad que el desplazado titular del Banco Central, Martín Redrado, se negó a transferir al Tesoro permitía aliviar los recursos fiscales del Estado, los cuales podrían canalizarse a impulsar el consumo. No se trataba de un ahorro directo, ya que no impacta en la ecuación de usos y recursos presupuestarios, pero indirectamente generaba que, una vez cubiertos con el Fondo los compromisos financieros, la diferencia se volcara en gastos para inversión y consumo. Ahora tendrá que cumplir con sus obligaciones de este año con dinero del Tesoro.

También se hizo hincapié en que el Fondo daba certeza al mercado y hacía subir los bonos, generando un contexto inmejorable para emitir nueva deuda. A partir de que comenzó a avanzarse en torno de la reestructuración de la deuda con los que quedaron afuera en 2005, los bonos casi duplicaron su valor. El Descuento en pesos, un título emblemático del canje de 2005 y que integrará el paquete de la próxima propuesta, pasó de 60 pesos en junio del año pasado a los actuales 106,25. Pero la resistencia mediática de Redrado y el oportunismo de los fondos buitre desandaron este camino y los bonos perdieron algunos puntos.

La caída en los títulos fue leída por el Gobierno como una respuesta del mercado a las dilaciones en la puesta en marcha del Fondo del Bicentenario. El ministro de Economía, Amado Boudou, manifestó que la situación retornaría a la normalidad cuando sea aprobado el Fondo, y que esa situación se daría antes de la apertura del canje. Sin embargo, es poco probable que el Gobierno pueda revertir el fallo –a pesar de que tiene en sus planes apelar la medida– para que se puedan utilizar las reservas. De todos modos, fuentes de la Secretaría de Finanzas que conduce Hernán Lorenzino señalaron a Página/12 que “no existe un nuevo escenario”. “No tenemos una visión negativa. Ahora habrá que terminar la operación del canje, que esto empuje los precios de los títulos al alza, y luego plantear una estrategia para administrar los pasivos financieros”, explicaron.

El contexto externo tampoco incita a apurarse. Las restricciones a bancos estadounidenses que Obama anunció anteayer y las exorbitantes cifras de crecimiento que difundió China –el gigante asiático anunció un incremento del 10,7 por ciento del Producto en el cuarto trimestre del año pasado– hicieron desplomar a los mercados internacionales. A pesar de todo esto, analistas locales coinciden en que la operación de canje será exitosa. “Cuando se anunció el canje no estaba lo del Fondo y nadie creía que no se iban a pagar los vencimientos”, dijo a este diario el analista de una sociedad de Bolsa. Los inversores tampoco prevén riesgos de default. “No se habla de eso en ninguna parte”, sostuvo el jefe de research de otra consultora.

Otro motivo para el uso de las reservas es realizar pagos anticipados de los vencimientos de este año. Las licitaciones de esos compromisos permitirían un ahorro al Estado, ya que se harían con algún grado de quita por sobre el vencimiento. Esto además genera una baja en la tasa de interés. Por el momento, a la cartera de Finanzas no le queda más opción que hacerlo con el dinero presupuestado.

Todo esto hace presumir que la salida al mercado voluntario tardará unos meses más que lo previsto. Los cálculos oficiales estimaban que la operación de canje debía haberse lanzado en enero pasado, este mes se comenzaba con el cronograma de licitaciones y en marzo se podía comenzar con la primera emisión de bonos. Por lo pronto, Economía estima que el canje se lanzará para fines de febrero y el mercado pronostica que no antes de marzo. Esto implicaría que la emisión de nueva deuda se realice a partir de la segunda mitad del año, aunque en el Palacio de Hacienda no descartan la posibilidad de “engancharla de inmediato” al resultado del canje. Todavía resta esperar la respuesta de la Securities and Exchange Commission (SEC) a las aclaraciones que remitirá Finanzas a más tardar el lunes próximo, antes de lanzar la oferta y el road show que iniciará Lorenzino por Alemania e Italia. El Gobierno tiene asegurada una adhesión del 60 por ciento, aunque la expectativa en Finanzas es concluir la operación con un 75 por ciento de participación.

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