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La ministra de Industria y Turismo, Débora Giorgi, aseguró a Página/12 que este año el país alcanzará un nuevo record de inversión e indicó que el Gobierno está trabajando para apuntalar ese proceso con los créditos del Banco Nación, que priorizan “sectores estratégicos de la economía”. Además, la funcionaria les quitó trascendencia a las gestiones que están llevando adelante grupos empresarios para formar un frente opositor.
–¿Cómo está evolucionando la inversión en la industria?
–Los anuncios de nuevas inversiones superaron en el primer trimestre los 3200 millones de dólares, un 20 por ciento más que en el mismo período del año pasado. En 2007 alcanzamos el record histórico con un 23,4 por ciento del PBI; el año pasado, en medio de la crisis internacional, ese porcentaje cayó al 20,1, pero con el crecimiento actual estamos en condiciones de alcanzar un nuevo record de inversiones.
–¿Cuáles son las más significativas?
–Renault invertirá 500 millones de pesos en la planta de Santa Isabel para la fabricación de un nuevo modelo; Peugeot-Citroën 700 millones de pesos; la autopartista Gestamp 60 millones de dólares, Repsol-YPF 353 millones de dólares, Petrobras, 120 millones de dólares; Techint, 500 millones de dólares y el frigorífico JBS Swift, 40 millones. Arcor va a expandir su línea de fabricación de galletitas en Salto, por 60 millones de dólares; Loma Negra va a incrementar su capacidad de producción en un 15 por ciento, por 125 millones de dólares; Sodimac invertirá 47 millones de dólares y Aluar 600 millones de dólares para continuar su proyecto de ampliación. Esos son sólo algunos de los anuncios.
–La industria creció fuerte en el primer bimestre. Pero la suba se basó fundamentalmente en el crecimiento del sector automotor.
–Es el sector que tiene el porcentaje de recuperación más alto: un 140 por ciento en materia de producción. Pero hay otros sectores que también vienen bien. La siderurgia creció un 46 por ciento y la metalurgia un 15 por ciento, siempre en términos interanuales. De todas maneras, no está mal que el sector automotor haga punta. De hecho, hemos trabajado para que pudiera recuperarse después de la crisis.
–¿No sería conveniente también apuntalar a la industria autopartista?
–Hemos empezado programas orientados, con el financiamiento de la Anses y del Banco Nación, a consolidar la integración de la cadena autopartista para lograr competitividad a escala internacional. Esta es una prioridad que también comparte la industria automotriz porque las terminales necesitan de esa integración para no depender del exterior.
–¿Qué otros planes hay para el sector?
–Vamos a mejorar la ley de promoción e incentivo a la producción de autopartes. Además, ya les hemos propuesto a todas las terminales que para sus próximos modelos convoquen a un showroom de autopartistas para que éstos muestren sus productos y de entre todos ellos puedan incorporar definitivamente a algunos en la integración del contenido. Si hubiera otras que requiriesen nueva tecnología, el Estado y el privado en forma conjunta con la terminal se organizarán para hacer el esfuerzo necesario. Hay que pensar en todo lo que hay detrás de estos sectores. Vamos a avanzar para fortalecer motores, forja y fundición.
–Así como hay un arco político opositor, se han visto intentos de formar un arco corporativo opositor. ¿Cómo analiza ese proceso?
–Yo prefiero no dar nombres. Lo que voy a decir proviene de la experiencia de haber trabajado mucho con los empresarios. Los empresarios realmente tienen un olfato innato para reconocer un modelo que les permite crecer y ganar dinero, porque ése es su rol. Creo que este modelo desde el 2003 hasta la fecha, por los fundamentos que estoy planteando, es el modelo que les ha permitido a todos los sectores, incluyendo al agropecuario, tener una posición de privilegio. Este Gobierno está contento de que así sea. Me parece que, en este contexto, estas cuestiones difícilmente preocupen o se traduzcan en acciones trascendentes.
–¿Por qué, entonces, cree que existen estos intentos de crear un gran frente corporativo opositor?
–Quizá porque no son los que día a día están moviendo a la Argentina y generan este crecimiento que estamos planteando y que estamos observando. Considero que hay cierta dicotomía entre las caras que vemos y las que en verdad están moviendo a miles y miles de trabajadores. Puedo asegurar que hablo con muchísimos empresarios, y no todos tienen que ver con las industrias y sectores pymes; también empresas grandes y multinacionales siguen apostando a la Argentina.
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