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Economía|Miércoles, 14 de abril de 2010
Cristiano Ratazzi, directivo de FIAT y la UIA, sumó su voz a la de Buzzi

Los devaluacionistas atacan de nuevo

El empresario italiano fue por más. Reclamó “un ajuste general de todo el sistema”, con menos impuestos y sin aumentos de salarios, para “no perder competitividad”. La pata empresaria del proyecto político de Eduardo Duhalde.

Por Raúl Dellatorre
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Cristiano Ratazzi, titular de FIAT Argentina. “Si aumentamos salarios, arriesgamos competitividad.”

Eduardo Buzzi no está solo. Su reclamo de un dólar por encima de los cuatro pesos recibió ayer un potente respaldo. El titular de FIAT Argentina, Cristiano Ratazzi, se plegó a la ola devaluacionista impulsando no sólo un ajuste del tipo de cambio, sino “un ajuste general, de todo el sistema, en el que entra el valor de la moneda”. Pero no tan general, según aclaró enseguida. “Si damos un aumento del 25 por ciento (en los salarios), arriesgamos a perder competitividad”, advirtió. A favor de la rentabilidad empresaria, en contra del poder adquisitivo, es claramente el sentido de la propuesta.

José Ignacio de Mendiguren, secretario de la Unión Industrial Argentina, intentó relativizar los dichos de Ratazzi, buscando no dejar a la entidad a la cabeza de un reclamo tan antipopular. Pero el heredero de los Agnelli estaba dispuesto a ir por más. “Cuando se entra en un sistema inflacionario como está hoy el país, por cierto un sistema único en el mundo, junto con Venezuela y un par de países africanos que tienen dos dígitos de inflación, lo que hay que hacer es un ajuste general, un ajuste macro de todo el sistema, y ahí entra el valor de la moneda”, disparó.

Luego se explayó sobre diversos aspectos que a Ratazzi le gustaría ver modificados a su conveniencia. “El sistema impositivo argentino es uno de los más distorsivos que puede haber, y eso tiene costos”. “Si alguien dice no quiero ajustar, está ajustando por inflación, porque la inflación es un ajuste, el peor ajuste, porque no tiene conducción y, en general, les pega a los pobres, a los más indefensos.”

No sólo los pobres e indefensos le preocupan a Ratazzi. También los empresarios del rubro automotor. “Lo que mueve la industria automotriz es la exportación a Brasil, adonde se destina gran parte de la producción. Hoy los salarios están al mismo nivel de Brasil por lo que, si damos el aumento del 25 por ciento, nos arriesgamos a perder competitividad.”

La realidad del mercado y los precios relativos indican otra cosa. La incidencia de los salarios en los costos de la industria automotriz es ínfima (inferior al 10 por ciento). Brasil no tiene una secuencia de devaluación de su moneda, el real, con respecto al dólar, sino todo lo contrario. Es decir, que la paridad peso/real es cada vez más favorable a los exportadores argentinos respecto de sus competidores brasileños. El tercer aspecto, el de la competitividad, difícilmente tenga una incidencia tan manifiesta en la participación de mercado de FIAT Argentina en Brasil cuando el principal y único cliente en el país vecino de la firma que lidera Ratazzi es, justamente, FIAT Brasil, con la que seguramente Ratazzi no debe andar regateando precios.

Los proyectos de ajuste cambiario y fiscal –menos gasto público, menos impuestos– han reaparecido en las últimas semanas a la par del lanzamiento de Eduardo Duhalde como precandidato presidencial. El ex gobernador lomense viene trabajando en torno de lo que denomina Grupo Productivo, una conjunción de intereses empresarios en el que las patas principales son algunos miembros de la Mesa de Enlace (Mario Llambías y Eduardo Buzzi) y del sector exportador más concentrado de la UIA. A este proyecto no es ajeno el encuentro, con fotografía incluida, de Duhalde con el ex ministro y ex candidato a presidente Roberto Lavagna de la última semana.

La versión más cruda del ajuste cambiario es respaldada sin fisuras por el bloque de la Mesa de Enlace, que ven en ello la posibilidad de una fuerte transferencia de ingresos del resto de la sociedad en su favor. En cambio, genera controversias internas en la UIA. Los grupos más concentrados con perfil eminentemente exportador son fervientes impulsores de la idea, pero los rubros más dependientes del mercado interno tienen sus reparos: son partidarios de un dólar alto (como el actual) como una barrera contra la competencia importada, pero saben que un tipo de cambio más elevado dañaría el mercado interno y, por lo tanto, sus ventas.

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