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Economía|Miércoles, 12 de mayo de 2010
La UE y el FMI desembolsarán veinte mil millones de euros para cubrir inminentes vencimientos de deuda

Grecia solicitó la primera cuota

El programa de auxilio a bancos e inversores especulativos con deuda griega tiene su capítulo inicial. El gobierno griego pidió el dinero necesario para cancelar deuda. España avanza también en un plan de ajuste. El FMI quiere aún más poder.

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Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, reclamó más atribuciones para intervenir en países en crisis.

En un escenario financiero sedado por el multimillonario paquete de asistencia para la Unión Europea, Grecia solicitó la primera entrega del plan de rescate. Se trata de 20 mil millones de euros, sobre 110 mil millones, que aportarán las autoridades del bloque y el Fondo Monetario Internacional a cambio de un severo ajuste fiscal. Tras la euforia bursátil de anteayer, las principales Bolsas del mundo mantuvieron la tranquilidad y cerraron con resultados dispares dentro de márgenes moderados. Aun cuando la evidencia reciente demuestra que los planes de recorte del gasto en momentos de crisis profundizan los escenarios recesivos, la Comisión Europea y el FMI volvieron a insistir sobre la necesidad de que los gobiernos de la región realicen mayores “esfuerzos” para reducir los elevados niveles de deuda pública.

El Fondo y la UE están convencidos de que los paquetes de ayuda para reducir los déficit presupuestarios mediante el congelamiento y reducción de salarios, disminución en los gastos en salud y educación y las reformas en los sistemas jubilatorios lograrán solucionar la fragilidad a la que se encuentra expuesta la unión monetaria. “Solicitamos a todos los países miembro del área del euro que hagan esfuerzos adicionales para la corrección de algunos desajustes que persisten”, insistió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

En la misma sintonía, un informe sobre Europa publicado por el FMI advierte que la deuda pública en la región alcanzó “un nivel de alerta en la mayoría de los países europeos” y reclama “considerables esfuerzos en materia de consolidación fiscal para alcanzar un equilibrio a mediano plazo”.

El plan de Grecia contempla la reducción del déficit fiscal desde el 13,6 por ciento hasta una cifra cercana al 8,0 por ciento en 2011 y para lograrlo emprenderá un severo plan de ajuste que genera una importante oposición política al interior del país. Según el director ejecutivo del FMI, Dominique Strauss-Kahn, esas medidas son “dolorosas para el pueblo griego, pero son la única alternativa posible”. El gobierno español está llevando adelante un paquete de ajuste similar (ver aparte). Las autoridades griegas solicitaron los primeros 20 mil millones de euros correspondientes al salvataje. Europa aportará 14.500 millones y el resto el FMI. Esos fondos serán destinados a la cancelación de las obligaciones financieras que debe afrentar Grecia la próxima semana.

Algunos analistas advierten que las medidas de ajuste lograrán el resultado opuesto y remarcan que Grecia necesita, entre otras medidas, reestructurar su deuda. Al mismo tiempo destacan la ausencia de mecanismos fiscales en la zona euro que permitan enfrentar los problemas actuales. Sin necesidad de recurrir a la catastrófica experiencia argentina en 2001-2002, citan el caso de Irlanda. Se trata de otro de los países con problemas de solvencia denominados PIGS (cerdos) que ya había comenzado a reducir su déficit en 2008. El resultado de esas políticas fue que el rojo fiscal se duplicó (hoy ronda el 14 por ciento) y la recesión se profundizó.

Mientras tanto, las autoridades del FMI aprovechan el desconcierto que genera el nuevo capítulo europeo de la crisis y la (re)legitimización internacional obtenida desde que estalló la debacle financiera global para reclamar todavía más atribuciones para el organismo multilateral.

A pesar del rescate disponible por 750 mil millones para aquellas economías en problemas y la posibilidad de que el Banco Central Europeo compre deuda pública para “aliviar tensiones”, las debilidades estructurales e institucionales de la zona euro no desaparecen. Sin embargo, los anuncios todavía son efectivos para mantener la calma sobre las plazas bursátiles a pesar de las esperables bajas registradas en el precio de las acciones tras la euforia registrada a comienzos de la semana. Antes del retorno de la incertidumbre, las caídas y los leves resultados positivos en las Bolsas se explican por el comportamiento de los inversores que buscaron apropiarse de la diferencia obtenida al haber comprado acciones a precios muy bajos el lunes.

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