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Economía|Viernes, 28 de mayo de 2010
EL TITULAR DE LA UIA REPARTIO CULPAS POR LA SUBA DE PRECIOS

“Psicosis de empresas y sindicatos”

Por Cledis Candelaresi

“Así como algunos empresarios suben los precios antes de que vengan los aumentos (de salarios), a veces los sindicatos se curan en salud y piden más de lo que deberían pedir.” Con este reparto de culpas, Héctor Méndez eligió una interpretación “salomónica” de la inflación, distanciándose de lo que hasta ahora ha sido el discurso oficial de la Unión Industrial Argentina, en la que hay varios dirigentes que piensan distinto a su presidente y ayer estaban desconcertados por esas declaraciones. Este sector de la dirigencia fabril sigue suscribiendo las ideas de que las remarcaciones son consecuencia de los ajustes salariales o de desacertadas políticas macroeconómicas, pero no del afán patronal de aumentar o preservar márgenes.

Méndez tuvo un llamativo viraje de posición con respecto a la política oficial, cambio que no todos los dirigentes de la UIA avalan. Hasta hace poco, el empresario plástico no ahorraba críticas y hasta le espetaba al Gobierno ser “poco creíble”. Hoy moderó drásticamente su discurso y tiene pronósticos alentadores sobre la evolución de la economía. “Hay desaceleración de precios”, aseguró días atrás ante una consulta de este diario.

Este mismo cambio se expresa con relación a la puja salarial y sus consecuencias. Hasta ahora, la posición oficial y preponderante en el seno de esa entidad patronal es que la inflación es responsabilidad del Gobierno, que no controla ciertas variables macro y, complementariamente, que los acuerdos salariales sobre la base del aumento de precios estimado termina realimentando la inflación. Méndez siempre adhirió, además, al principio de que las recomposiciones salariales sólo deben otorgarse en la medida en que mejore la productividad, ignorando cualquier otro parámetro. Ayer fue por otro camino.

El titular de la UIA esta vez eligió ampliar las miras de su discurso. Habló de la “psicosis” que generan los sindicalistas, que “piden más de lo que deben pedir”, pero también los empresarios que “anticipan aumentos de precios para cubrirse de los ajustes salariales”. El gráfico Juan Carlos Sacco, miembro del Comité Ejecutivo de la Unión, lo apoyó. “Es peligroso el pedido de algunos gremios, porque adelantan algo que aún no ocurrió”, sentenció ante Página/12, en referencia a los acuerdos paritarios sobre la inflación del año en curso. Pero resultó más indulgente a la hora de juzgar a sus colegas: “Los empresarios se ven obligados a ceder, y después es imposible no trasladar esos aumentos a los precios”. Otros dirigentes de la central fabril, en cambio, le imputan al Gobierno falta de política para evitar que insumos como los combustibles o la electricidad hayan mantenido una presión alcista en los costos.

La fractura de la Unión se ha expresado también en relación con la estrategia de acercarse a la CGT para tratar de coordinar algunas pautas que contengan la discusión salarial. Hay dirigentes industriales que trabajan activamente en esta línea y empresarios que lo consideran un esfuerzo inútil.

El punto de encuentro de los industriales es el temor común a que el aumento del 35 por ciento para todo el año que consiguieron los trabajadores de la alimentación sea una referencia para los que aún no cerraron, o que sirva para que otros quieran reabrir la negociación antes de fin de año.

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