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Economía|Miércoles, 30 de junio de 2010
Después de seis años, se retomaron las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea

Una reunión para romper el hielo

La posibilidad de alcanzar un tratado de libre comercio entre ambos bloques había quedado frenada en 2004, pero ahora se reanuda el diálogo con un cónclave en Buenos Aires. Los europeos atraviesan una compleja crisis que les deja saldos exportables.

Por Tomás Lukin
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Alfredo Chiaradía, negociador por la Argentina, y el ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov.

La Unión Europea y el Mercosur reactivaron las negociaciones para alcanzar un tratado de libre comercio. La iniciativa contempla la liberalización del 86 por ciento del comercio interbloque en un período de diez años. Las reuniones que comenzaron ayer son las primeras desde que se estancó el proyecto en 2004. Por eso desde la Cancillería argentina advirtieron que no se alcanzarán acuerdos específicos en esta oportunidad, sino que lo que se pretende es reestablecer las líneas de diálogo. Los países europeos llegan a las reuniones en el marco de una compleja crisis estructural e impulsan la liberalización del intercambio como mecanismo para amortiguar el impacto de su caída.

A mediados de mayo los presidentes pro témpore del Mercosur, Cristina Fernández de Kirchner, y de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero, reactivaron las negociaciones. En ese sentido, el secretario de Negociaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Alfredo Chiaradía, apuntó que “se trata del primer contacto formal luego de seis años en que se habían suspendido las tratativas. Aspiramos a poder ordenar el diálogo. No debe esperarse de este encuentro una negociación sobre puntos específicos”.

Los países del bloque sudamericano exigen una mayor apertura comercial para la entrada de los productos agrícolas y agroindustriales protegidos históricamente por altos aranceles, medidas paraarancelarias y elevados subsidios. Los ajustados países europeos pretenden la liberalización del comercio en los sectores industriales, particularmente en el entramado automotor. Para alcanzar los niveles de liberalización que se están conversando los países del Mercosur deberán realizar un “esfuerzo” mucho mayor.

La decisión del Ejecutivo de relanzar la iniciativa congelada en 2004 se enmarca dentro de la puja política dentro del Mercosur. El mes próximo finaliza la presidencia pro témpore de Argentina y asume Brasil. En ese momento, el Gobierno podrá exhibir dentro del bloque como “logro” el relanzamiento del diálogo con la UE.

Distintos especialistas advierten que la medida podría impactar negativamente sobre varios sectores industriales de la región y profundizar aún más la especialización en la producción de materias primas con bajo valor agregado. A su vez, enfatizan que en el escenario actual de crisis en Europa la liberalización comercial apunta a amortiguar el impacto colocando excedentes en las economías periféricas.

En el Gobierno no ignoran estas cuestiones. Sostienen que no se desprotegerá a los sectores sensibles y apuntan que el posible acuerdo impulsaría las inversiones y mejoraría el “clima de negocios”. Además, rechazarán cualquier tentativa de la UE para que los países de la región resignen la autonomía a la hora de fijar derechos de exportación para diferenciar el tipo de cambio. Por otro lado, resaltan que es importante encauzar las negociaciones dentro del Mercosur, porque si no países como Uruguay o Paraguay podrían avanzar por separado debilitando la estructura regional. En ese sentido, recordaron que este tipo de proyectos de integración no se cierra en el corto plazo, dentro del mismo Mercosur, continúan vigentes negociaciones sobre cuestiones arancelarias que comenzaron hace veinte años.

Hoy comienzan las reuniones de las distintas comisiones y, posiblemente, durante la reunión del viernes se definirán los grupos sectoriales que formarán parte de las negociaciones y se elaborará un primer cronograma tentativo. Allí las comitivas tendrán más claro los puntos en común y los desacuerdos entre los bloques. Mientras tanto, la ministra de Industria, Débora Giorgi, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, rechazaron las recientes presiones de la UE para que el Gobierno relaje su política comercial y negaron la existencia de cualquier tipo de “bloqueo” a las importaciones de ese origen.

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