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Economía|Domingo, 18 de julio de 2010
JULIO DE VIDO FRENTE A LOS RECORDS DE DEMANDA ELECTRICA Y DE GAS. ASEGURA QUE EL GOBIERNO LOGRO CONTROLAR LA SITUACION EN LA EMERGENCIA

“No hubo cortes a la industria fuera de lo programado”

El ministro de Planificación explicó a Página/12 que no hubo restricciones de gas a la industria fuera de las programadas y que no se estuvo “ni cerca” de un corte para el GNC. Acusó al comercio y la distribución por el precio de las garrafas.

Por Raúl Dellatorre
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Julio De Vido, ministro de Planificación. “¿Cree que sería posible este aumento en la producción de acero si hubiera crisis energética?”

La ola de frío polar llevó a que en la última semana se diera una sucesión inédita de records en el consumo de energía eléctrica y de gas residencial por red. La exigencia llevó al límite al sistema energético, que respondió a la demanda de las familias pero al costo de interrumpir la provisión de gas a un sector de grandes empresas a lo largo de la semana, primero con cortes parciales y, ya a partir de mitad de semana, con interrupción total. Esa situación fue analizada con dos lecturas totalmente opuestas: mientras unos vuelven a hablar de una crisis energética que el Gobierno no querría reconocer, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, insistió en que “se califica de crisis a esta situación sólo desde el desconocimiento: no hubo ninguna restricción a la industria fuera de lo programado, en ningún momento nos vimos obligados a cortar el suministro a las estaciones de GNC y se pudo abastecer plenamente a los hogares pese a tres records sucesivos en el consumo eléctrico y dos en el consumo doméstico de gas natural en la semana”. Reconoció, sin embargo, algún problema en provincias “que son terminales de la línea, como Mendoza”, y en el suministro de garrafas con la tarifa social. “Algunos vivos están haciendo negocio con la necesidad, porque garrafas y gas licuado hay”, advirtió.

El anterior record de consumo eléctrico se había dado en junio de 2009, con una demanda de 19.550 megawatts/hora en el momento pico de dicho mes. El record se bajó el martes 13, con una demanda de 19.666 Mw/h, desplazado por un consumo de 19.702 Mw/h el miércoles, nuevamente superado el jueves por un pico de 20.386 megawatts. El viernes, aunque aflojó la demanda en hora pico por la salida de viaje de muchos residentes en áreas metropolitanas, el consumo se ubicó como segunda marca histórica: 19.800 megawatts. En tanto, la demanda de gas por red en los hogares también tuvo marcas record en días sucesivos: 85 millones de metros cúbicos el jueves y 87,7 millones el viernes.

La importancia de la demanda eléctrica no está dada sólo por ser una energía sustituta del gas para calefacción (aparatos de aire acondicionado con estufas), sino porque además el gas es el combustible de mayor uso en las usinas térmicas (frente al fuel o el gasoil). La electricidad generada no se puede almacenar, pero el agua en las represas para generación hídrica, sí. Las distintas vías alternativas funcionan como un sistema, un concepto que se había perdido, parcialmente, con las privatizaciones indiscriminadas de la operación y gestión gasífera y eléctrica de los ’90. “Batimos records de consumo doméstico de gas y de demanda de energía eléctrica (global) varias veces en la semana y el sistema siguió funcionando; no se puede hablar de crisis cuando se responde ante una situación excepcional de la forma en que se hizo”, enfatizó De Vido al ser consultado por Página/12.

–¿Por qué se importó electricidad de Paraguay y Brasil si, según se afirma, el sistema eléctrico nacional estaba en condiciones de responder a la demanda?

–El dato concreto es que el jueves, con record de demanda, el sistema nacional mantuvo en reserva una capacidad de generación de 1500 megawatts (contra una demanda total de 20.386 mw/h en el pico de la jornada). ¿Por qué seguí demandando ese día 1000 megawatts de Brasil? Porque estoy haciendo reserva de energía hídrica. No uso el agua de los vertederos porque puedo usarla en otro momento que la necesite. Además, la energía de Brasil no es tan cara como la presentan algunos que nos cuestionan. Se equivocan: la pagamos al costo.

–En cuanto al gas, fue una semana de mucha tensión. Parecía que el abastecimiento estaba al límite de dejar sin suministro a una gran parte de la industria. ¿Cómo lo vivió desde China (De Vido acompañaba la misión encabezada por Cristina Kirchner)?

–Francamente indignado por la forma en que se transmitía, pero muy tranquilo por lo que conocía de la operación del sistema. Yo recuerdo que en 2007 tuvimos que cortar en tres oportunidades el gas a las estaciones de GNC en la temporada. Ahora no se lo cortamos y no estuvimos en ningún momento “ni cerca” de esa posibilidad. A las grandes empresas se las atendió de acuerdo con lo planificado. Hubo plantas siderúrgicas (Siderar, de Techint) que reciben el mínimo técnico acordado, para que no tuvieran que detener los hornos. Acindar realizó esta semana una parada técnica, acordada de antemano. Volkswagen y Alpargatas también se manejaron con los límites de suministro conversados. A los molinos de caña tucumanos le mantuvimos el abastecimiento, porque están en época de producción de bagazo. Se hace un seguimiento día a día de toda la industria, y sumo cuidado en el manejo del despacho de gas. Además, hay que ver los niveles de producción de acero, 35 por ciento más que en junio del año pasado. ¿Usted cree que sería posible ese resultado con una crisis energética?

–Pero ayer se denunciaron problemas en estaciones de venta de GNC de Mendoza y en alguna localidad de Córdoba.

–Puede ser que haya problemas en algún punto terminal de la línea (de transporte del gas) por falta de presión. Mendoza es terminal de la línea. El año que viene, con 10 millones de metros cúbicos más disponibles por día, esto también va a desaparecer.

–¿Ese crecimiento que proyecta es por producción interna o por importación?

–Son diez millones de metros cúbicos que se agregan por el gasoducto que cruza el estrecho de Magallanes, proveniente de Tierra del Fuego. Esa obra ya nos permitió agregar 5 millones a la oferta este año y serán 10 más el próximo. Estamos tratando de acompañar el crecimiento de la demanda, pero el consumo energético de la industria está creciendo un 15 por ciento este año. Por eso vamos complementando la oferta con importación. Los barcos con carga de gas licuado nos están permitiendo aumentar sensiblemente la oferta. El Concejo Deliberante de Escobar acaba de autorizar el amarre de un barco en la costa que nos permitirá tener 8 millones de metros cúbicos adicionales de gas por día, durante 10 días. Vamos cubriendo así el aumento en la demanda, pero confiamos en que algunas exploraciones en marcha den resultados para el año próximo y tengamos una mayor oferta nacional.

–Los usuarios de gas en garrafas también reclaman. En muchas zonas no están consiguiendo la tarifa social que fijó el Gobierno.

–No voy a eludir el problema, pero sí aclarar a dónde se provoca el conflicto. Porque hasta el fraccionamiento no hay problema. El gas licuado de petróleo (LPG, por sus siglas en inglés) no falta, hay oferta e inclusive, en determinadas épocas del año se exporta. El LPG que usan en Uruguay y Paraguay es de origen argentino. El envase, la garrafa, tampoco es el problema, porque hay suficientes. La oferta hasta el fraccionamiento está asegurada. El problema está en la distribución y la venta en comercios. La crisis la provocan “los vivos”, los que se aprovechan de la situación y cobran cualquier cosa. Está claro que hay un mercado libre, pero también un segmento de la población al que se le debe asegurar la garrafa de 10 kilogramos a 16 pesos, a precio subsidiado. Pero éste es el punto más débil de la cadena. Yo puedo controlar lo que recibe cada hogar en gas natural porque le llega por una red cerrada. Sé cuánto recibe por la red eléctrica y garantizarle que le llegue. Pero no tengo la forma de controlar que todos los hogares reciban la garrafa social como corresponde. Lo que hemos hecho es reforzar la oferta de garrafas en la red de estaciones de servicio de las petroleras, por ejemplo YPF. Al menos que haya un punto de referencia donde conseguirla, aunque no les quede tan cerca a todos. Pero hay garrafas para abastecer a todos los que la necesitan.

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