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Economía|Sábado, 6 de noviembre de 2010
La estrategia con la deuda, el fomento a la inversión, el G-20 y el estado de situación con el Club de París

“Nunca aceptaremos al FMI en la negociación”

En una entrevista con Página/12, el ministro de Economía, Amado Boudou, confía en cerrar un acuerdo con el Club de París el año próximo sin la intervención del FMI. Asegura que no se emitirá deuda y responde sobre sus dichos de la inflación.

Por Roberto Navarro
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“Con el Club de París estamos negociando sin el FMI en el medio. Ellos quieren que le paguemos la deuda en un año. Nosotros propusimos pagar en cinco años, pero en ese caso nos piden el FMI, que no aceptamos. El objetivo es que en 2011 cerremos la negociación y así con el gobierno de Cristina quedará regularizada la totalidad de la deuda pública argentina.” A pocos días del fallecimiento de Néstor Kirchner, en entrevista con Página/12, el ministro de Economía, Amado Boudou, ratificó el rumbo económico y precisó el estado de la negociación con el Club de París. Señaló que la prioridad del año próximo será la inversión y que no se emitirá deuda en el mercado para financiar gastos corrientes. También adelantó la posición que mantendrá la presidenta Cristina Fernández en la próxima reunión del G-20 en Corea. “Va a pedir un lugar de mayor participación en las decisiones del FMI para los países en desarrollo”, adelantó.

–¿Usted dijo que la inflación golpea más a la clase media alta que a los pobres?

–No. No dije eso. El Indec marca claramente que el decil de menor poder adquisitivo gasta casi la mitad de sus ingresos en alimentos. Y en ese segmento concentramos el mayor de nuestros esfuerzos. Yo sólo describí la situación actual. La clase media alta y alta consume productos de primeras marcas que son elaborados por un grupo de empresas que logró un alto grado de concentración en las últimas décadas, consiguiendo posiciones dominantes en los mercados. Por esa razón pueden subir más los precios y sus consumidores los convalidan al comprarlos. La clase media baja y baja, por su parte, consume productos de segundas y terceras marcas, que son producidas por decenas de empresas, muchas de ellas nacidas en los últimos años. Ese mercado funciona con un alto grado de competencia y, por lo tanto, sube poco los precios: sólo cuando surgen de un aumento de sus costos. Vale aclarar que los productos son similares: la diferencia es la marca.

–La Presidenta ratificó el rumbo de su gobierno. ¿Cómo se traduce esa decisión en medidas económicas concretas?

–En redoblar el esfuerzo en lo que venimos haciendo. Medidas como la de recuperar los fondos de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, la movilidad jubilatoria, el sostenimiento del superávit comercial y fiscal. Y sobre todo sostener el empleo y la consolidación del mercado interno. Todas esas fueron las claves de este modelo, y en ese rumbo seguiremos. Dos temas centrales del futuro: vamos a seguir desendeudando el país, porque es una de las claves de la recuperación de la Argentina, y en la etapa que viene la inversión va a ser prioridad. El Estado no va a estar ausente: los créditos del Bicentenario, que están funcionando muy bien, son un ejemplo. Pero todos éstos son instrumentos y la variable que define la calidad de una economía es que haya mucho empleo formal y mayores salarios.

–¿Se tratarán en la reunión del G-20 en Corea los alcances del anuncio del FMI de darles mayor participación en las decisiones a las grandes economías emergentes?

–Sí. El FMI es un organismo con fortísimo descrédito en todo el mundo, salvo en el establishent. Está buscando caminos para lograr torcer esa imagen tan negativa que tiene. Entre los caminos que busca está trabajando en una mayor participación de los países en desarrollo. Esto no es inocente: ya no podían negar el lugar que hoy tiene el BRIC. Sobre todo, China. Esta discusión se saldó en la reunión preparatoria del G-20, en una nueva distribución, que es un paso importante porque hoy estos países pasan a tener más poder en esa organización. Europa cedió dos sillas en el directorio, una para Asia y una para Africa. Pero claramente la reforma es insuficiente. Lo que pretendíamos es que la distribución fuera desde los países desarrollados a los en desarrollo. Y eso es lo que va a reclamar la Presidenta en Corea.

–¿Se está avanzando en alguna propuesta concreta para negociar con el Club de París?

–Queremos terminar el mandato de la Presidenta con el tema de la deuda resuelto. El año próximo vamos a arreglar con el Club de París. No por el camino tradicional. Estamos buscando alternativas. Estamos hablando país por país. Y creo que se puede llegar a un acuerdo.

–¿En qué términos?

–Hemos avanzado. Hace un tiempo, la condición de pasar por el FMI era imprescindible; hoy ya dicen, bueno, si pagan a corto plazo, en un año, cerramos. A nosotros nos parece poco un año. Sería más razonable cinco años. Pero lo importante es que ya estamos hablando de una negociación sin el Fondo. La posición argentina es la siguiente: queremos pagar, como lo hicimos con los hold out, pero con propuestas sustentables en el tiempo, como lo venimos demostrando.

–¿Van a salir a los mercados internacionales de crédito el año próximo?

–En 2008 teníamos un riesgo país de 1200 puntos; hoy está en menos de 500. Hemos recorrido un largo camino y en ese camino constantemente nos fueron tentando a tomar deuda a distintas tasas y siempre dijimos que no era el momento adecuado. Hoy ofrecen al 7 por ciento o menos. Y decimos no. Primero porque Argentina no necesita tomar deuda, y nosotros trabajamos para seguir bajando las tasas. Cómo se euivocaron aquellos que decían que había que emitir deuda cuando la tasa se ubicaba en el 10 por ciento anual...

–¿Cuál es la tasa a la que saldrían a tomar deuda para el repago de vencimientos?

–Cuando el mercado nos cobre la tasa que nos merecemos. Nos quieren castigar por el default. Nosotros no hicimos el default; nosotros lo solucionamos. El país está mucho mejor que otros que pagan menos. El año que viene no vamos a tomar deuda. No vamos a necesitar tomar deuda para gastos corrientes. Y en 2012 los vencimientos bajan a la mitad, alrededor de 6000 millones de dólares. Así llegará la administración kirchnerista luego de ocho años de mandato. Hasta el 2002 los presupuestos tenían 5 por ciento del PBI para pagar deuda externa y 2 por ciento para educación. En el de 2011, 2 por ciento para deuda externa y 6,5 por ciento para educación.

–¿Por qué sigue la fuga de divisas?

–Es formación de activos en el exterior. No fuga. En marzo de 2007 se agudiza la salida de capitales. Hasta la crisis del campo se mantuvo en alrededor de 1700 millones de dólares mensuales; luego, en medio de la crisis del campo y hasta la elección de junio, pasó a 3000 millones de dólares; cuando asumí cayó a 700 millones y desde el conflicto del Banco Central se mantiene en 1300 millones de dólares. Hay sectores rentistas que apuestan a esas crisis recurrentes que se daban cada cinco años y que ya no suceden, porque el gobierno lo impide con su política económica.

–¿Cuál será el contexto internacional en 2011?

–Lo que se ve, y eso se nota en la prudencia con que manejamos el Presupuesto; es un escenario pesimista, de mucha volatilidad de mercados, en el que las economías centrales no pueden salir de su crisis porque no tienen políticas sólidas de recuperación de la demanda. Y no lo hacen por temor a agudizar sus desbalances globales. Estados Unidos está viviendo un escenario en el que necesita devaluar su moneda lo suficiente como para recuperar competitividad, pero no tanto como para que se hunda como moneda de reserva internacional. Habrá una doble tensión: presiones del FMI para apreciación cambiaria y liberalización comercial y financiera. Y el esfuerzo que van a hacer los países centrales en profundizar ajustes fiscales, sobre todo en Europa. Se viene una guerra comercial. Nosotros tenemos una situación fiscal sólida y una deuda manejable. Estamos bien posicionados, pero hay que ser cauteloso.

–¿En qué medida se puede restringir la inversión por el año electoral?

–Si me guío por lo que viene pasando, equipamiento, aumento de la capacidad instalada, baja de la formación de activos externos, aumento de los depósitos, diría que quienes toman decisiones de inversión y consumo ya descuentan nuestro triunfo electoral.

–¿Avanzará la reforma financiera?

–Necesitamos una reforma financiera en términos de una banca especializada, por segmentos de mercado, y una banca regional. El crédito pyme necesita una banca especializada. La concepción de banco universal que está expresada en la actual ley rompió la federalización de los recursos financieros. Y perdió la especialización. Succiona recursos en todo el país a tasas bajas y los utilizan en los grandes centros urbanos en sus negocios más rentables.

–Se han publicado documentos de cámaras empresarias, como el del Grupo de los Seis, censurando ciertas posiciones del Gobierno.

–Creo que hay que entender que no se puede hablar de los empresarios. Hay segmentos medianos a los que les está yendo muy bien, que están siendo incluidos en la cadena de valor, que no están organizados políticamente. Apoyan al Gobierno, pero eso no se exterioriza en una organización empresarial. Y por otro lado hay empresarios que forman parte de las cúpulas, que están muy acostumbrados al país flexible, en el que ellos con una crisis cada cinco o seis años potencian sus activos sin esfuerzo. Son los que forman los activos en el exterior, los que apuestan a la economía bimonetaria, a arbitrar tasas de interés o tipo de cambio como parte de su negocio. Esos empresarios ven un país en donde las decisiones de inversión son a diez años. Es lógico que no les guste. Ganan mucha plata, pero sus excedentes no pueden ser rápidamente valorizados en términos de valorización financiera, porque el modelo económico no lo permite. Y tampoco aceptan que haya un movimiento de trabajadores organizados que les disputa las ganancias. Se está conformando una burguesía nacional en las empresas medianas, que ya se va a expresar.

–¿Qué opina de las críticas de Nouriel Roubini?

–Me preguntó por qué se meten con Argentina. Primero el FMI hace dos semanas nos habla del gasto: leáse piden ajuste. Ahora viene Roubini a tirar cifras con muy poca seriedad porque en su página dice que la inflación es del 25 por ciento, en la conferencia dice que es el 30 por ciento. Suena más a discurso político que a un análisis técnico. Tiene que ver con esta situación en la cual los países desarrollados pretenden pasarles el ajuste a los países en desarrollo. Ellos fracasaron en su intención de crear empleo. No supieron cómo hacerlo, entonces buscan un mecanismo para pasarnos el ajuste, entre otras cosas intentando que revaloricemos nuestras monedas.

–¿Qué pasó por la cabeza del responsable del Ministerio de Economía cuando leyó que murieron tres chicos desnutridos en Misiones?

–Que hay que redoblar el esfuerzo. En estos años hemos hecho mucho, pero es mucho más lo que falta. Si los treinta años de la democracia hubieran sido como estos últimos siete no tendríamos que sufrir semejante desgracia. Estaríamos hablando de otros problemas. Por eso es importante profundizar este camino.

robertodnavarro @gmail.com

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