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Economía|Miércoles, 17 de noviembre de 2010
Boudou contestó la carta del Club de París y propuso arrancar las deliberaciones cuanto antes

No más de tres semanas para empezar a negociar

Página/12 accedió a la carta que el Club de París envió al Gobierno y la respuesta que ayer le remitió Economía. Para la Argentina la deuda tiene un piso de 6026 millones de dólares, 1600 millones menos de lo que reclama el organismo. El papel de Alemania, Japón y EE.UU.

Por David Cufré
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“Nos decían que era imposible que el Club de París accediera a dejar afuera al Fondo”, recordó Boudou.

El ministro de Economía, Amado Boudou, envió ayer una carta al presidente del Club de París, Ramón Fernández, en respuesta a la que éste había remitido el 9 de noviembre pasado, en la cual el organismo accedió a negociar “un plan informal para saldar totalmente los atrasos y normalizar las relaciones financieras” con la Argentina. El punto clave de esa nota es que las negociaciones para salir del default que se arrastra desde 2002 se darán “en ausencia de un programa con el Fondo” (ver aparte). El jefe del Palacio de Hacienda sostiene que ha recibido “con satisfacción” ese mensaje, que “marca un paso decisivo en pos de encaminarnos a resolver definitivamente los términos de un plan de pagos” y le propone “coordinar una reunión en breve plazo –a más tardar la primera semana de diciembre– con el propósito de presentarle nuestros objetivos y restricciones, así como también para discutir la hoja de ruta, la agenda propuesta y los pasos críticos a ser dados a fin de iniciar la discusión de los términos del acuerdo para el citado plan de pagos”.

El intercambio completa la primera fase de las negociaciones ya en marcha para terminar con el último capítulo de la cesación de pagos declarada hace ocho años. Una vez resuelta esta cuestión, lo único que quedará será el reclamo de los fondos buitre, emblema de la especulación financiera, ante los estrados judiciales. Página/12 accedió a las dos cartas, la del Club de París y la del ministro de Economía, que tienden la mesa para empezar a dialogar. Boudou, como se indica más arriba, sugiere juntarse con Fernández de acá a tres semanas. El objetivo del Gobierno es completar la negociación durante el verano, para lo cual recibió algunos guiños favorables, aunque los funcionarios también admiten que las discusiones serán intensas.

Salvada la cuestión de que el FMI no formará parte de las deliberaciones, lo cual bloqueó todos estos años la posibilidad de negociar un acuerdo con el Club de París, los dos grandes ejes de las próximas negociaciones serán el plazo y las condiciones de pago, y antes que ello, el monto de la deuda a cancelar. Según dijeron a este diario altas fuentes del Palacio de Hacienda, los compromisos impagos desde 2002 ascienden a 6026 millones de dólares, cifra que incluye el capital y los intereses, pero no los intereses compensatorios –por el incumplimiento de ocho años– ni los punitorios. Estos últimos ítems serán motivo de un arduo debate. Para el Club de París, eso elevaría los pasivos en más de 1600 millones de dólares, mientras que el gobierno argentino estaría dispuesto a reconocer la mitad de esa cifra.

“Pongo a disposición los equipos de trabajo del Ministerio de Economía para que en conjunto con los del Club de París retomen el trabajo de conciliación de las cifras”, dice el anteúltimo párrafo de la carta de Boudou a Fernández, en un reconocimiento del primer punto a negociar. Fernández es el presidente del Club de París, quien ocupa ese puesto porque tradicionalmente la conducción del organismo recae en un funcionario del Tesoro francés. Fernández es también el director general del Tesoro de ese país.

El Club de París agrupa a 19 países acreedores, y la administración formal la lleva el presidente. En su carta a Boudou, Fernández le dice que “los acreedores quieren reiterar su preferencia para que las discusiones sean canalizadas a través de la presidencia del Club”; es decir, él mismo. Para llegar a un acuerdo se necesita que los acreedores acepten las condiciones por unanimidad. Sin embargo, hay tres países que resultan clave para encarrilar la discusión: Alemania, Japón y Estados Unidos. Los dos primeros porque son los que cargan con los mayores pasivos a reestructurar, mientras que el último tiene una influencia política obvia.

Alemania concentra el 34,2 por ciento de la deuda, seguido por Japón con el 26,2 por ciento. Mucho más atrás se ubican Holanda con el 7,9 por ciento, España con el 6,9, Italia con el 6,6 y Estados Unidos con el 6,0. Boudou reveló ayer que “el punto culminante” para que el Club de París aceptase dejar fuera al FMI fue la entrevista celebrada en octubre pasado por la Cristina Fernández de Kirchner y la canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín, durante la cual la presidenta argentina “planteó muy firmemente” cuál era la posición del país. “Nosotros, con el FMI en el medio, no íbamos a participar de ninguna negociación por lo que han significado las propuestas del Fondo y la implementación de ellas por distintos gobiernos en Argentina. Cada vez que el FMI metió la cola, a los argentinos les fue muy mal”, afirmó el ministro.

También destacó que economistas ortodoxos decían que era “imposible” que el Club de París accediera a dejar afuera al FMI y que “la tenacidad, la persistencia y la fortaleza en la negociación demostraron que cuando se defienden los intereses de Argentina se puede conseguir” estos logros. “Es un gran triunfo de la política internacional”, completó Boudou.

Otra de las definiciones que entregó el ministro de Economía estuvo referida al plazo de pago de la deuda en default. “Desde ya le digo que no”, sentenció cuando le consultaron en una entrevista radial si la Argentina aceptaría cancelar los pasivos en un año, como pretendería el Club de París. No quiso dar información de cuál es el plazo razonable para el Gobierno, porque sostuvo que eso formará parte de la negociación, pero no serían menos de tres años. En una entrevista que concedió a este diario a principios de mes, en la que reveló que ya se negociaba con el Club de París sin el FMI, el funcionario dijo que lo ideal serían cinco años.

En su carta, Fernández le recuerda a Boudou que tener un programa con el FMI “es condición necesaria para un tratamiento formal del Club de París” para renegociar la deuda, y que sin ese entendimiento del país deudor con el Fondo, “está claro que una reestructuración no puede ser emprendida”. Sin embargo, agrega en el punto central de la carta, “en ausencia de un programa del Fondo, los acreedores podrían considerar un plan informal para saldar totalmente los atrasos y normalizar las relaciones financieras”. Existen antecedentes de planes informales, con países como Nigeria y Angola, que dan pie a esta salida con la Argentina. Si bien las condiciones de deuda y políticas son absolutamente distintas respecto de esos casos, el Club de París finalmente abrió la puerta que el gobierno argentino estuvo empujando durante años.

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