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Economía|Domingo, 23 de enero de 2011
Carlos Garetto, titular de Coninagro, miembro de la exportadora ACA, una de las cuatro patas de la Mesa de Enlace y productor triguero.

Está sentado en todas las sillas disponibles

Uno de los integrantes de la Mesa de Enlace participa de los dos lados del mostrador en el mercado de trigo, que está en ebullición por la importante cosecha y porque molinos y exportadores no estarían pagando el precio pleno acordado con el Gobierno. Carlos Garetto, conoce como productor y como asociado a una cooperativa exportadora, cómo funciona ese negocio donde los pequeños productores se sienten perjudicados.

Por Javier Lewkowicz
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Las corporaciones de la Mesa de Enlace han planteado la existencia de un conflicto en el mercado del trigo donde presentan a productores aislados que deben luchar contra las poderosas multinacionales, cuando la situación es más compleja y en el medio figuran actores vinculados con ambos sectores en pugna. En la semana convocada a no comercializar granos, aunque sí lo hicieron como reveló ayer Página/12, Mario Llambías, Eduardo Buzzi, Hugo Biolcati y Carlos Garetto concentraron sus críticas en el Gobierno por suscribir un acuerdo de precios que beneficiaría a molinos y exportadoras en perjuicio de los productores trigueros. Ese desgastado grupo de cuatro dirigentes patronales no ha mencionado en sus arengas diarias que uno de sus integrantes se encuentra en los dos lados del mostrador. Ese puede ser el motivo de que sea el más callado de los cuatro. La Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) es una de las entidades que conforman Coninagro, cuyo presidente, Carlos Garetto, compone la Mesa de Enlace. ACA exporta de forma directa cerca del 8 por ciento del total liberado por el Gobierno recibiendo el precio FAS teórico para el trigo (valor que motivó la protesta). Despacha ese volumen al exterior pese a contar con asociados que producen mucho más. La porción del comercio exterior en la que opera ACA está definida por las grandes multinacionales del negocio, como Cargill y Bunge, que regulan la cuota que recibe cada firma en la cámara de exportadores. A su vez, ACA les exporta a las filiales de esas multinacionales en otros países, aceptando ese lugar restrictivo en la actividad que perjudica a sus productores. Ese doble juego no inhibió al productor triguero y ganadero Garetto a firmar hace unas semanas un acuerdo con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, para la entrega de créditos subsidiados a productores de Leones, localidad donde tiene su propia explotación. También participa en la comercialización del trigo desde ACA. Y se anota en la Mesa de Enlace para apuntar contra el Gobierno. Garetto sabe estar en todos lados. Situación similar, aunque no en forma tan amplia, se comprueba con la Federación Agraria Argentina, conducida por Eduardo Buzzi, y la Asociación Federados Argentinos.

ACA es una cooperativa de segundo grado que forma parte de Coninagro. Tiene cerca de 150 centros de acopio de todo el país, con unos 80 mil productores asociados que generan el 12 por ciento de la producción de granos del país. Como parte de su infraestructura de exportación tiene dos puertos propios, en San Lorenzo, cerca de Rosario, y en Quequén, al sur de la provincia de Buenos Aires. Garetto se inició como dirigente en una cooperativa de Leones, luego pasó a ACA y finalmente llegó a Coninagro.

Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, del total de casi 35 millones de toneladas de granos exportadas desde enero a octubre de 2010, ACA vendió 2.370.000, el 6,8 por ciento del total. Bunge lo hizo por 4.800.000 toneladas (13,7 por ciento) y Cargill, 6.600.000 (18,8). Para el mismo período de 2009, ACA vendió al exterior el 8,2 por ciento del total, Bunge, 11,8, y Cargill, 16,5 por ciento.

En el mercado del trigo, también desde enero a octubre, en 2010 ACA exportó el 9 por ciento del total, Bunge vendió el 18,3, y Cargill, el 16,7 por ciento. En 2009 ACA exportó el 7,5 por ciento del total, Bunge, 13,8, y Cargill, 16,5 por ciento. Valores similares se registraron en 2008. Los datos muestran que ACA posee, si bien menos que las grandes multinacionales, una cuota considerable del mercado de exportación. Agricultores Federados Argentinos (AFA), entidad vinculada con Federación Agraria, también participa de acopio y exportación, aunque su participación en el mercado es mucho menor que la de ACA.

Los dirigentes del agro indican que la segmentación del mercado para abastecer con una parte el consumo interno y la otra liberada paulatinamente a la exportación genera una sobreoferta sistemática que deprime los precios al productor, en favor de las exportadoras, los molinos e incluso del Gobierno, que puede reducir así el subsidio que otorga a la molinería. Esta situación se verifica con pequeños productores. En este contexto, la salida directa al exterior por parte de la misma cooperativa que en instancias inferiores de la cadena contiene a los productores (como ACA) podría ser parte de una solución.

Sin embargo, y por diversas causas, el canal de la comercialización directa cooperativa no prospera y no constituye una mejora importante para el productor. En ACA aseguran que por las ventas que realizan al exterior el productor asociado recibe el precio pleno. En esas condiciones, los asociados deberían presionar para que ACA gane mercado frente a las multinacionales, porque la empresa sólo vende al exterior una porción escasa de su producción.

Por un lado, diversas fuentes del mercado de granos aseguran que las entidades cooperativas que son comercializadoras no tienen la posibilidad de ampliar su cuota de despachos por un acuerdo en la cámara de exportadores. “La mesa chica de la cámara de exportadores asigna el tonelaje que cada uno exporta. Si quisiéramos exportar más, no se puede hacer nada, porque todo lo que vendemos termina yendo hacia otras filiales de las empresas multinacionales, Cargill y Bunge sobre todo. Por esta razón, tampoco podemos salir a plantear abiertamente esta situación”, indicaron a este diario desde Agricultores Federados Argentinos. “Nadie quiere que lo escrachen, quedar marcado en la cámara”, agregó la fuente. Esta situación muestra un vínculo más estrecho y de connivencia entre una entidad de mucho peso como ACA (y por lo tanto Coninagro y la Mesa de Enlace) y las multinacionales exportadoras.

En ACA explican que no asume toda la exportación de sus productos porque requeriría una logística, como la búsqueda de clientes y mercados en el exterior, mucho mayor de la que tiene actualmente. A su vez, el pedido de la autorización para exportar productos agrícolas (a través del ROE verde que libera la Oncca) requiere que en el momento en que el certificado se otorga se adelante el monto de las retenciones por el valor a vender. Afirman que no tienen capacidad financiera para semejante emprendimiento. En cambio, señalan que las multinacionales para hacer este desembolso antes de cobrar por la colocación poseen espaldas financieras que les permite endeudarse a tasas convenientes en el exterior.

Desde ACA aseguran que la carga que se exporta la compra a los productores pagando el precio pleno, pero como la cantidad de trigo que adquiere de los productores es mucho mayor de la que exporta, no todos pueden beneficiarse del FAS teórico. Vedada la posibilidad de exportar más por el acuerdo-cartel fijado en la cámara de exportadores, el resto de la producción la vende de manera interna a las exportadoras y molineros, y por esta operación, dicen, reciben el descuento sobre el FAS teórico que, a la vez, es trasladado a los productores. Sin embargo, el poder de negociación de ACA frente a las multinacionales es mucho mayor que el de productores individuales, y por lo tanto superior es su posibilidad de lograr precios cercanos al pleno.

Fabián Francioni, intendente de Leones, Córdoba, donde tiene su campo Garreto, le dijo a Página/12 que en esa localidad “los productores no quieren saber de nada con las cooperativas” y que “las entidades ahorcan a los asociados con los precios, cuando ellos venden al FAS teórico”. “Garetto (productor triguero) les vende directamente a Cargill y Bunge”, agrega. En tanto, desde AFA indican que “con el trigo los productores están ahora muy sensibles, es muy difícil que ACA se quede con una parte, pero puede pasar con la soja”. Aparece entonces otro elemento para explicar las razones de por qué ACA no se expande para beneficiar a sus asociados: en muchos casos, los propios productores dudan de estar recibiendo el máximo precio posible y prefieren el negocio de la comercialización en sí mismo, desligado del interés de los asociados.

Esto no quita que de todas formas productores que vendan por la cooperativa puedan recibir mejores precios. Un productor nucleado en AFA dice que entregando la cosecha a la cooperativa recibió cinco pesos más por tonelada de lo que le pagaban si colocaba el trigo de forma directa. Aun recibiendo un poco más, el resultado de la venta que luego realiza ACA revela que podrían haber conseguido un precio más alto. Por ese motivo, en muchos casos, productores deciden venderles directamente a las multinacionales porque ofrecen mayores garantías y seguridad en la transacción.

La complejidad de la posición de Garetto y Coninagro dentro de la disputa entre la Mesa de Enlace y el Gobierno no se reduce al vínculo con las grandes comercializadoras a las que acusan de no pagar el precio pleno (actitud que reproduce en muchos casos ACA). Dentro de la Mesa las diferencias históricas fueron resurgiendo terminado el conflicto por la resolución 125. De esta manera, FAA y Coninagro, dos entidades vinculadas con pequeños y medianos productores, empezaron a ver con buenos ojos algunas propuestas oficiales. Del otro lado, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Sociedad Rural exacerbaron su posición de enfrentamiento. En este sentido, Garetto tuvo acercamientos con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.

A fin de año en Leones, Córdoba, la “Capital Nacional del Trigo”, Domínguez rubricó junto a Garetto, quien es productor de la zona, un convenio para poner en marcha un parque cerealero agroindustrial en esa localidad e implementar un fondo rotatorio destinado a pequeños y medianos productores. Al mismo tiempo, la Mesa de Enlace sacaba un comunicado con fuertes críticas al Gobierno, situación que terminó en el cese de comercialización de granos en todo el país. Meses atrás, la Presidenta, Cristina Fernández, anunció en un acto en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires el inicio del Programa de Fondo Rotatorio Agropecuario Permanente, para adelantar a los productores de trigo los recursos para obtener las semillas y el gasoil, que fue elogiado por miembros de Coninagro y de Federación Agraria. Ambas entidades rompieron los puentes tejidos por Domínguez con el actual lockout fogoneado por Biolcati y Llambías, incluso cuando el Gobierno les puso a disposición un interesante plan de financiamiento a tasa cero para que los productores puedan retener su cosecha a la espera de mejores precios.

La situación de Garetto y Coninagro constituye una de las tantas contradicciones que emergen de la Mesa de Enlace. Esta presenta un discurso donde dice representar a los productores luchando contra el intervencionismo estatal y el poderío de las multinacionales. La fuerte presencia de Coninagro en la comercialización y el estrecho vínculo con las grandes exportadoras muestra que la realidad es más compleja y la capacidad de representar el interés del productor agropecuario, más limitada.

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