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Economía|Miércoles, 23 de febrero de 2011
La prolongación de la crisis libia extiende el temor por las consecuencias económicas

Tres petroleras ya dejaron de extraer

El sensible mercado internacional, dominado por capitales especulativos, sigue reflejando el temor a una nueva crisis del petróleo como la de los ’70. El crudo en Nueva York pegó ayer un salto del 8 por ciento. El Brent, en Londres, consolidó la suba del lunes.

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La bolsa mercantil de Nueva York se hizo eco de la inquietud del otro lado del Atlántico.

La escalada del precio del petróleo a raíz de la convulsión en las calles de Libia, sumada a la decisión de varias empresas extranjeras ayer de suspender la producción de hidrocarburos hasta que se restablezca la calma, despierta el temor de que se desate una nueva crisis internacional. Esa es la sensación que se vive principalmente en la Unión Europea, donde España e Italia ya se ven ante la perspectiva de la interrupción del suministro de gas que reciben desde las costas africanas.

Los ministros de los países exportadores asociados a la OPEP, reunidos en Riad (Arabia Saudita), intentaron llevar calma al mundo garantizando el aprovisionamiento más allá de lo que suceda con Libia. Sin embargo, las noticias que llegaban desde Trípoli distaban de ser alentadoras, y no sólo por la violenta represión y las muertes en las calles. Las petroleras internacionales que durante el fin de semana habían decidido evacuar a familiares de sus trabajadores, manteniendo guardias operativas mínimas, ayer dieron un paso más al resolver suspender las operaciones. Al menos, esto fue lo que comunicaron Repsol (española), ENI (italiana), y se asumía que lo propio haría Total (francesa).

Con estos antecedentes, más el encendido discurso de Khadafi, el precio del crudo en las dos principales plazas cotizantes (Londres y Nueva York) confirmó la trepada del lunes. En Londres, el petróleo tipo Brent llegó a operar a 108,57 dólares por barril, 50 centavos por encima del máximo del día anterior, para cerrar un poco más abajo, a 105,78, en niveles muy próximos aunque levemente por encima de la última cotización del lunes. En Nueva York, que no había operado al comienzo de la semana por un feriado, el crudo tipo WTI (Golfo de México) se puso al día con una suba del 8 por ciento y un valor final de 93,57 dólares. La diferencia entre uno y otro se explica exclusivamente por la dependencia europea del abastecimiento de los países árabes.

El 40 por ciento de las exportaciones libias tiene por destino Italia, el 12 por ciento va a Alema-nia. Libia, además, cubre el 10 por ciento de las necesidades de gas de Italia. El gas que circula entre ambos países se transporta a través de Greenstream, un gasoducto de 520 kilómetros de largo que atraviesa el mar Mediterráneo, llegando a transportar hasta 8000 millones de metros cúbicos al año.

Estados Unidos ya empieza a reflejar en su mercado doméstico las consecuencias de la crisis árabe. Tanto el aceite de calefacción como la gasolina observaron ayer fuertes aumentos en las operaciones mayoristas a término.

Granos

Los temores y especulaciones en los mercados también afectaron a los granos, pero en este caso a la baja de las cotizaciones en la Bolsa de Chicago. La justificación fue que la prolongación de la crisis en el mundo árabe podría reducir la demanda de los principales granos. Los precios del trigo, el maíz y la soja retrocedieron a su máxima variación autorizada por el Chicago Board of Trade. El trigo se desinfló en un 7 por ciento, dado que el norte de Africa es una región habitualmente muy demandante del grano. El maíz con entrega en mayo cedió un cuatro por ciento para entrega en ese mes. También con el mismo plazo, la soja vio rebajar su cotización en un cinco por ciento.

En tanto, ayer desde Moscú se confirmó oficialmente la intención del gobierno de Medvedev de prolongar más allá del 1º de julio la suspensión de las exportaciones de cereales, vigente desde agosto del año pasado. El viceprimer ministro ruso, Viktor Zubkov, comunicó que el tema fue analizado durante la reunión de ministros con el jefe de Gobierno. El año pasado, al tomar esta decisión, Rusia se encontraba con que por la sequía y los incendios forestales la cosecha que había sido prevista en 95 millones de toneladas se habría de retraer a un volumen de 60 a 65 millones.

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