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Economía|Martes, 8 de marzo de 2011
Fuerte expansión en 2010, pero el empleo aún no se recuperó

Radiografía de la industria

El panorama fabril muestra niveles de producción en niveles record y un aumento de la participación en las exportaciones. Sin embargo, hay disparidades fuertes entre sectores y una mejora todavía lenta en materia de ocupación.

Por Roberto Navarro
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En el año 2010 la producción industrial creció 9,7 por ciento con respecto a 2009.

En el año 2010 la producción industrial creció 9,7 por ciento con respecto a 2009. El 82 por ciento del crecimiento industrial se explica por tres sectores: automotor, industrias metálicas básicas y metalmecánica. Es decir que de 9,7 puntos de crecimiento, 7,9 corresponden a sólo tres sectores y 1,8 a los otros nueve que componen el indicador del Indec. Las manufacturas de origen industrial ya representan el 35 por ciento de las exportaciones, nivel que representa un record histórico. A la vez, el balance comercial del sector arroja un déficit de 18 mil millones de dólares; dato que grafica la necesidad de profundizar las políticas sustitutivas. El crecimiento industrial de 2010 fue superior a la caída de 2009, relacionada con la crisis económica internacional. Pero el empleo sectorial sigue por debajo de 2008.

La productividad industrial creció un vigoroso 8 por ciento el año pasado. La mitad de ese crecimiento se debe a la suba de los sectores automotor y metalmecánico. El aumento de la inversión fue de 28 por ciento, muy por arriba del nivel general de la economía; la mitad correspondió a la industria automotriz. Estos datos reflejan que el sector industrial, que en 2010 registró su máximo histórico de producción, está necesitando políticas de segunda generación que den respuesta a los nuevos problemas surgidos del crecimiento.

Como en un juego electrónico en el que luego de ganar una batalla se pasa a otra pantalla, que presenta desafíos mayores, la industria creció fuertemente en los últimos siete años, incrementando su producción, exportaciones, productividad y empleo. En esta segunda pantalla aparece la necesidad de trabajar en los rubros de bajo crecimiento o estancados, profundizar la sustitución de importaciones de partes y piezas, mejorar la competitividad general de la industria y generar más y mejor empleo.

La industria automotriz creció un 50,3 por ciento en 2010. Esta suba, que se viene sosteniendo a altos niveles desde 2003, responde a varios factores: un vigoroso aumento del poder adquisitivo de la clase media, que impulsa el mercado interno; la apertura de nuevos mercados internacionales, el beneficioso acuerdo de intercambio con Brasil y la decisión de varias terminales de producir varios modelos en Argentina para toda Latinoamérica. La industria metálica básica creció un 18,8 por ciento, incremento determinado en gran medida por la demanda automotriz. La metalmecánica creció un 12,2 por ciento. La producción de acero y el proceso de conformado para obtener laminas, alambre, placas y otros productos pueden ser procesadas para, finalmente, obtener un producto de uso cotidiano. Por eso este sector siguió el crecimiento del consumo interno. De 9,7 puntos de crecimiento industrial de 2010, 4,9 correspondieron a la industria automotriz; 1,8, a la industria de metales básicos y 1,2, a la metalmecánica.

Luego vienen cinco sectores que crecieron entre 3 y 5 por ciento, una suba moderada, teniendo en cuenta que la comparación se realiza contra el 2009, año de crisis. Estos son caucho y plástico, químicos, edición e impresión, materiales de construcción y textil. La producción de alimentos y bebidas creció apenas un 1,2 por ciento, pero este registro estuvo marcado por la fuerte caída de producción de carne. La producción de tabaco, de papel y cartón y la refinación de petróleo descendieron. En la producción de carne y la refinación de petróleo es en donde se nota claramente la necesidad de mejorar las políticas de Estado.

La alta correlación entre el de-sempeño industrial y la evolución de las importaciones de bienes intermedios revela la necesidad de profundizar las políticas sustitutivas que permitan garantizar el sostenimiento del superávit comercial. La mayor parte del crecimiento de las importaciones tiene que ver con el sector automotor. Del 50 por ciento que creció el sector, sólo el 10 por ciento corresponde a autopartes. Si bien el nivel de componentes locales que utilizan las terminales creció con respecto a los ’90, aún no llega al 40 por ciento. Las automotrices compran sus insumos a proveedores globales, que producen para el armado de millones de vehículos en varios países. Para la industria local se hace muy difícil competir con ellos. De todas maneras, según una alta fuente del sector, “el nivel de producción actual del país permitiría comenzar a competir, siempre que las autopartistas reciban un fuerte apoyo del Estado durante los primeros años en que pongan en funcionamiento las nuevas líneas de producción”.

La dinámica del empleo industrial observó variaciones positivas para el año 2010. No obstante, los crecimientos señalados aún no logran recuperar los niveles de empleo ni de horas trabajadas de 2008. Las actividades que tuvieron un desempeño por encima del nivel general de la industria, tanto en nivel de empleo como en demanda de horas, fueron papel y cartón, edición e impresión, refinación de petróleo, sustancias y productos químicos, productos de caucho y plástico y materiales de construcción.

El hecho de que los sectores industriales que más crecieron no sean los que más empleo generaron revela que esa suba se debió a un aumento de la productividad. La productividad laboral de la industria se incrementó un 8 por ciento; la de la industria automotriz, un inédito 34 por ciento y la de metales básicos, un 25 por ciento. Estos sectores, que vienen creciendo a niveles altísimos y que prevén que la evolución futura será positiva, son los que más han invertido en la compra de maquinarias y equipos para la producción. De ahí que logren crecer fuertemente sin la necesidad de incorporar grandes cantidades de trabajadores. La posibilidad de concretar inversiones que sigan e incluso se adelanten al crecimiento está directamente relacionada con el tamaño –y por lo tanto el capital– de las empresas. El 92 por ciento de las compañías del sector automotor son grandes empresas.

Uno de los temas que generan mayor polémica entre los especialistas es el nivel de inversión del sector. La Secretaría de Política Económica realizó un estudio en el que observó conjuntamente el comportamiento de la producción y el nivel de utilización de la capacidad instalada. Según el informe, la producción industrial subió mucho más que el uso de la capacidad instalada; lo que refleja que se invirtió lo suficiente como para elevar la producción y a la vez contar con mayor capacidad instalada disponible. En promedio, la producción industrial creció un 9,7 por ciento y el uso de la capacidad instalada, un 6,8 por ciento. Estos registros revelan un crecimiento en la inversión del 28 por ciento, superior a la suba de la inversión general del país, que fue del 19 por ciento el año pasado. Los mayores niveles de crecimiento de la inversión se dieron en la industria automotriz, textiles y edición e impresión.

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