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Economía|Martes, 20 de septiembre de 2011
Inquietud de exportadores por la devaluación en Brasil. El Gobierno reclama una visión más amplia

Desbalanceados por el cambio de peso

Reclamo empresario para que Argentina también aumente el dólar. Desde el Banco Central señalan que la caída del real es inferior a la suba que tuvo contra el dólar anteriormente. Y demanda ver en contexto el impacto que tendría devaluar el peso.

Por Tomás Lukin
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El real empezó a perder valor frente al dólar, pero luego de revalorizarse un 120 por ciento desde 2003.

La subordinación de la estabilidad cambiaria a otros objetivos macroeconómicos hace que en Brasil sea posible que el precio del dólar pase de 1,53 real de fines de julio, su mínima cotización desde 1999, al 1,786 real registrado ayer. Esa volatilidad despierta alarma entre los empresarios que exportan al país vecino, los que reclaman una devaluación del peso argentino para “recuperar competitividad”. En el Banco Central no ignoran las dificultades que pueden surgir en algunas ramas de actividad si esos cambios de cotización en Brasil se agudizan. Sin embargo, señalan que el tipo de cambio real bilateral todavía se mantiene depreciado 23 por ciento respecto de los valores observados en 2003. La presidenta de la entidad, Mercedes Marcó del Pont, enfatiza que el crecimiento de Brasil es más importante para la economía argentina que los movimientos cambiarios de corto plazo. Pero en tal sentido, el ajuste en el gasto y la desaceleración en el nivel de actividad del país vecino añaden un nuevo foco de tensión en la relación bilateral.

A diferencia del mercado cambiario local, donde el Banco Central evita los movimientos bruscos en el precio del dólar, en Brasil la desvalorización de su moneda entre julio y septiembre ascendió al 16 por ciento. Pero ello ocurrió luego de un fuerte cambio de tendencia, ya que durante los últimos años Brasil registró un sostenido proceso de apreciación cambiaria.

El tipo de cambio real en el país vecino se revalorizó alrededor del 120 por ciento desde 2003, producto de sus decisiones de política económica. Con elevadas tasas de interés, el Banco Central brasileño estimula el ingreso de capitales especulativos que presionan a la baja el valor del dólar. De esa forma, persigue el objetivo de mantener bajos niveles de inflación, aunque erosiona el dinamismo macroeconómico y el comportamiento exportador de su economía.

En un escenario de creciente incertidumbre financiera internacional, el gobierno de Dilma Rousseff comenzó a tomar medidas para limitar su exposición y la revalorización del real. La baja en la tasa de interés y los mayores impuestos a los flujos de capitales comenzaron a restringir el proceso de apreciación luego de que el real tocara su piso histórico.

En Argentina, a pesar de los lamentos empresarios, en el directorio del Banco Central afirman que el tipo de cambio bilateral deflactado por salarios, una medida más exigente de competitividad, se mantiene 23 por ciento depreciado en relación con el promedio de 2003. Pero además del comportamiento de la paridad en Brasil, los reclamos devaluatorios del establishment también apuntan contra la apreciación de la moneda nacional producto de los aumentos de precios.

En el Banco Central advierten sobre las consecuencias distributivas regresivas de una devaluación en Argentina y reclaman una visión sobre la competitividad que exceda al tipo de cambio. En tanto, en el Ministerio de Economía sostienen que la exposición de las exportaciones industriales a Brasil en el corto plazo es limitada porque “gran parte de esos flujos responden al comercio administrado”. Reconocen, en cambio, que “una fuerte devaluación del real se refleja antes en un aumento de las importaciones desde ese país, que afecta al mercado de trabajo local”. De todas formas, algunas empresas automotrices ya comenzaron a explorar la posibilidad de abrir mercados alternativos, como Colombia y Venezuela.

El equipo económico sigue de cerca la macroeconomía brasileña y advierten que el país dispone de herramientas para responder. Algunos sectores del Gobierno consideran que, a diferencia de las consecuencias que generaría una devaluación en Argentina, la reversión parcial en la apreciación cambiaria del país vecino puede resultar en un proceso expansivo. En ese sentido, Marcó del Pont destacó durante sus últimas intervenciones públicas que el crecimiento económico de Brasil es más relevante para Argentina que el tipo de cambio bilateral. “Para Argentina es mucho más perjudicial que no crezca a que sostenga su moneda, por la mayor sensibilidad que tiene nuestra economía respecto del crecimiento del PIB de Brasil”, explica la funcionaria.

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