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Economía|Sábado, 15 de octubre de 2011
Empezó en París el encuentro de ministros de Economía del Grupo de los 20

Políticas de estímulo o planes de ajuste

En el inicio de la reunión de ministros del G-20 quedaron expuestas las distintas visiones sobre cómo responder a la crisis internacional. La Argentina contó su receta heterodoxa y destacó los resultados. Debate entre los Brics y las potencias.

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Amado Boudou llegó ayer a la capital francesa y participó de una cena de trabajo en el palacio Chaillot.

La crisis estructural de la Zona Euro encontró en la reunión de ministros de Economía y Finanzas del G-20 en París un escenario de debate extendido, donde los países en desarrollo como Brasil, China y Argentina ofrecieron sus puntos de vista y propuestas. El ministro de Economía, Amado Boudou, arribó ayer a la capital francesa, donde participó de una cena de trabajo en el palacio Chaillot, junto a la Torre Eiffel, con un discurso que rechaza las políticas de ajuste fiscal aplicadas por las economías europeas y enfatiza la necesidad de dinamizar la actividad a partir del fortalecimiento del mercado interno. El encuentro de los funcionarios es la antesala de la Cumbre de Presidentes que se realizará el próximo 3 de noviembre, en Cannes.

Mientras que los gobiernos de Alemania y Francia avanzan en el diseño de un plan para recapitalizar a las entidades financieras en problemas, algunos de los países que conforman el bloque Brics –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– ofrecieron inyectar más recursos en el Fondo Monetario Internacional para ayudar a las naciones de la Zona Euro con dificultades. La provocativa propuesta de los Brics evidencia la incapacidad de la Unión Europea para realizar un abordaje estructural de la crisis, aunque tiene la desventaja de legitimar al FMI. La sugerencia fue rechazada de raíz por las autoridades de Estados Unidos y Alemania.

Los encargados de transmitir la posición de los Brics fueron el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, y el ministro de Finanzas de Sudáfrica, Pravin Gordhan. Pero no todos los miembros de ese grupo piensan así. Rusia se opone a brindar cualquier “ayuda” a sus vecinos más ricos. “Las principales potencias europeas disponen de los medios para arreglar sus problemas”, sostuvo el martes pasado el primer ministro ruso, Vladimir Putin.

“Los problemas que enfrenta Europa son complicados de resolver, pero claramente deben atacarse con recursos propios. Además, el FMI tiene disponibles recursos financieros muy importantes y no comprometidos”, consideró el secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner. Es decir, rechazó la ayuda de los Brics. Por su parte, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, señaló que “el Fondo dispone de los medios suficientes para cumplir su misión” y enfatizó que los propios europeos son los que deben “cumplir la mayor parte de la tarea”. A pesar de las diferencias que existen al interior del G-20 sobre el curso de acción elegido por Europa para enfrentar el escenario actual, cuando termine el encuentro los funcionarios de los distintos países se manifestarán a favor del compromiso continental para hacer frente a la crisis.

A diferencia de otros foros internacionales, su estructura de funcionamiento les permite a los ministros de Economía y Finanzas abordar temas de coyuntura por fuera de la agenda preestablecida. En el encuentro a puertas cerradas entre los equipos económicos de los distintos países el eje del debate gira alrededor de la reunión de presidentes en Cannes. Más precisamente, se trata de definir las grandes líneas temáticas del comunicado final que difundirán los jefes de Estado a comienzos de noviembre.

En ese sentido, el equipo que coordina el Ministerio de Economía argentino enfrenta el desafío para que el eje del debate no se centre en “la crisis de deuda y fiscal”, diagnósticos que poseen al ajuste de las cuentas públicas como receta privilegiada. En cambio, junto con otros países, Argentina pretende que las políticas activas de empleo y el impulso del gasto público para impulsar la demanda interna sean ponderadas como herramientas necesarias para enfrentar la crisis. A su vez, existe un encendido debate sobre la volatilidad de los precios de los productos agrícolas. Allí, el gobierno nacional plantea la necesidad de incrementar la oferta global y rechaza una regulación de los precios de esos bienes como reclaman los países centrales.

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