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La AFIP puso la lupa sobre los abusos registrados en las operaciones de comercio exterior que realizan algunas empresas para evadir y eludir el pago de impuestos así como fugar divisas. Durante 2011, la AFIP detectó y denunció distintos abusos vinculados con transacciones de comercio exterior que generaron un perjuicio fiscal por 191,2 millones de dólares. Un documento de Aduana al que accedió Página/12 detalla las anomalías y mecanismos que utilizan empresas de distintos rubros al ingresar mercadería al país. Alrededor del 70 por ciento de esas irregularidades en la importación corresponden al área metropolitana que concentra gran parte del flujo de mercaderías hacia el país provenientes de Asia, Mercosur y Estados Unidos.
Los abusos fiscales vinculados con las importaciones permiten no sólo que las firmas eludan el pago de distintos tributos sino que también funcionan como un canal para la fuga de divisas. Las técnicas impositivas ilegales como la sobre y subfacturación, la falsificación de certificados de importación y el uso de facturas apócrifas alcanzan a firmas en el sector textil, juguetes, autopartes, alimentos y computación. El 14 por ciento de los importadores activos, 2882 compañías sobre un total de 20.000 firmas, presentan irregularidades y anomalías fiscales. En lo que va del año las denuncias correspondientes al área metropolitana suman un perjuicio fiscal que supera los 130 millones de dólares por la evasión de distintos impuestos. Algunos de los casos denunciados por el organismo recaudador son:
Granito: La AFIP detectó una empresa importadora que subfacturaba la compra de las placas de granito, utilizadas en las cocinas, provenientes de Brasil. A través de un sistema de comunicación con la aduana del país vecino fue posible establecer que existían diferencias significativas entre los valores declarados por el importador y aquellos registrados a su salida en Brasil. El perjuicio fiscal estimado, por la elusión en el pago de los derechos de importación correspondientes, alcanza los 1,4 millón de dólares.
¿Made in?: Un conjunto de empresas utilizaban los beneficios fiscales que otorga el Mercosur para importar a precios subvaluados cuatro millones de kilos de tela. Las operaciones, que generaron la pérdida de 48 millones de dólares, procedían desde Brasil pero los productos no cumplían con el régimen de origen de Mercosur. Ese esquema establece que un determinado porcentaje del producto debe ser elaborado intrabloque para no pagar los derechos de importación correspondientes. La investigación arrojó que solamente se simulaba la etiqueta “Made in Brasil” para evitar el pago de impuestos, pero que el verdadero origen de esos productos eran países asiáticos.
Disco duro: Casi 100 mil discos duros ingresaron al país con facturas apócrifas donde, si bien figuran las cantidades correspondientes, los valores de ingreso eran inferiores a los registrados en Estados Unidos. La maniobra implicó una denuncia por 21,9 millones de dólares.
Falsificar: La importación de 70 contenedores de juguetes y artículos para bebés se realizó con la falsificación de los certificados de importación, el instrumento necesario que otorga los cupos para ingresar al país esa mercadería. En este caso pagaron los impuestos correspondientes, pero las operaciones no estaban habilitadas y perjudicaron así a la industria local.
Bananas en fuga: La empresa Argenfruit, la responsable de traer las bananas ecuatorianas Sabrostar, sobrefacturaba sus importaciones para fugar divisas por 50 millones de dólares. Aprovechando un acuerdo de complementación que exime esos productos del pago de derechos de importación, registraban sus operaciones al precio promedio al que se vende el cajón cuando se destina a la Unión Europea: 6,9 dólares, más de dos dólares por encima del precio promedio para Sudamérica. Al pagar de más la empresa fugó dólares.
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