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Economía|Lunes, 7 de abril de 2003

La deuda de los tiranos

La deuda externa contraída por un Estado durante el gobierno de un tirano podría ser “perdonada” en base a la doctrina de las “deudas odiosas”, creada en la década de 1920 y recientemente reflotada por dos expertos de Harvard, Michael Kremer y Seema Javachandran. Si esta perspectiva prospera, el grueso de la deuda pública argentina debería ser condonada.
En un artículo publicado este fin de semana en la revista The New Yorker se sostiene que, en base a esta doctrina, “la derrochadora Argentina no puede repudiar su deuda, debido a que es una democracia”, pero “sí puede hacerlo el pueblo iraquí, en manos de un tirano”. El texto desconoce que el grueso de la deuda pública argentina fue contraída durante la última dictadura militar, mientras que los sucesivos gobiernos democráticos, si bien no estuvieron exentos de responsabilidades, se vieron compelidos a interminables refinanciaciones.
Concretamente Kremer y Javachandran propusieron la creación de una institución internacional que tenga la autoridad de declarar “odioso” a un régimen. La doctrina dice que un país no es responsable por las deudas contratadas por un régimen despótico, que fueron usadas para fines contrarios al interés de la nación, y que cuando un déspota cae, “su deuda desaparece”. El objetivo de este sistema, que parece alineado con la estrategia de las “guerras preventivas”, es persuadir a los prestamistas para que eviten canalizar recursos a los regímenes que no comulguen con Washington. Sin embargo, esta perspectiva de legitimidad está lejos del comportamiento histórico de los gobiernos y banqueros de los países centrales. El artículo concluye que “enterrar a los nuevos gobiernos bajo la deuda vieja no es la manera de alentar el crecimiento del capitalismo y de la democracia”.

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