El banquero Enrique Ezkenazi ya controlaba los bancos de San Juan y de Santa Cruz, a los que se sumó el Nuevo Banco de Santa Fe.
Por Claudio Scaletta
Fachada de la sede rosarina del Nuevo Banco de Santa Fe.
Desde la caída de los Rohm había quedado sin dueño.
El Nuevo Banco de Santa Fe, que alguna vez perteneciera a los hermanos José y Carlos Rohm, tendrá nuevo dueño. Se trata del Banco de San Juan, que ya controla otra entidad regional, el Banco de Santa Cruz. La oferta ganadora de la licitación que tuvo a su cargo el ABN Amro, administrador del fideicomiso al que habían pasado los activos del banco santafesino, fue de 133 millones de pesos, alrededor del doble de lo ofrecido por cada uno de los otros tres participantes: el Banex, La Caja y una propuesta conjunta de los Bancos Macro y Comafi. La decisión final está ahora en manos del Banco Central, al que le corresponderá convalidar la operación.
Durante la etapa de auge de las privatizaciones de bancos provinciales, el Banco de Santa Fe fue adjudicado al Banco General de Negocios. Para entonces, el BNG contaba con poderosos socios internacionales, el JP Morgan, el Credit Suisse First Boston y el Dresdner Bank. A principios de 2002, la caída en desgracia de los hermanos Rohm hizo temer por el destino del “Nuevo” Banco de Santa Fe, así rebautizado tras su primera privatización. En medio de lo peor de la crisis financiera, los accionistas internacionales del BGN hicieron saber que deseaban liquidar la entidad y abandonar la inversión argentina.
La decisión había causado zozobra en la provincia, pues el controlado Nuevo Banco contaba con más de 100 sucursales, al menos 1500 empleados y no atravesaba problemas de liquidez. Finalmente, la intervención del poder político dio lugar a que en abril de 2002 el Banco Central, que había suspendido al BGN, consensúe con los accionistas extranjeros de la entidad una propuesta para que los activos del NBSF pasen a un fideicomiso administrado por la filial local del ABN Amro, lo que le permitió al banco seguir funcionando.
Inicialmente, el ABN Amro debía conseguir un nuevo comprador en un plazo de 120 días, pero la crisis financiera se convirtió en el principal escollo para concluir el mandato. Luego de sucesivas postergaciones, finalmente ayer, se produjo la apertura de sobres. A casi un año de la conformación del fideicomiso, el 18 de abril pasado, y durante un acto realizado en el estudio jurídico Marval, O’Farrell y Mairal, asesor legal del banco holandés. A la oferta de 133 millones de pesos del Banco de San Juan le siguieron los 78 millones de La Caja, 57 millones del Banex y algo más de 55 millones de la unión Comafi-Macro. Algunos analistas de la city consultados por este diario se mostraron sorprendidos por la diferencia de valor entre la oferta más alta y el resto, lo que en principio no parecería corresponder a consideraciones de carácter técnico o de expectativas meramente económicas. También sorprendió que el Banco de San Juan haya hecho la oferta más fuerte, ya que había sido el único de los participantes que no había sido considerado en las especulaciones previas.
Si finalmente la operación se concreta, se estará ante el surgimiento de un nuevo grupo financiero de capitales privados nacionales con alcance interregional. El Banco de San Juan, con fuerte inserción en la zona de Cuyo, ya controla el 51 por ciento del Banco de Santa Cruz, la provincia del candidato presidencial Néstor Kirchner. La presencia en la Patagonia le dio la posibilidad al presidente del Banco de San Juan, Enrique Ezkenazi, también titular del Santa Cruz, para consolidar una buena relación con el candidato y gobernador provincial.
La incorporación al grupo del agente financiero de la provincia de Santa Fe permitirá ahora sumar al litoral como nueva región de operaciones. En términos de cantidad de sucursales y recursos humanos, se convertirá además en el grupo financiero más importante del país, por encima de cualquier entidad oficial o privada. La asamblea de accionistas del NBSF y el Banco Central deberán dar su conformidad a la operación, que se descuenta que recién se conocerá pasadas las elecciones.
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