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Economía|Miércoles, 22 de febrero de 2012
Si falta nafta, el Gobierno prevé sancionar a YPF e importar combustible

Plan contra surtidores secos

El Gobierno aplicará la Ley de Abastecimiento ante YPF e importará más gasoil a través de Enarsa para que el mercado no se vea afectado. La intención es distribuir ese combustible a través de las estaciones de bandera que tiene la petrolera.

Por Fernando Krakowiak
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El ministro De Vido recibirá hoy a los estacioneros para definir detalles del plan.

El ministro de Planificación, Julio De Vido, reiteró ayer que el Gobierno va a garantizar el abastecimiento de combustible. “Esto no es ninguna novedad, es lo que hemos hecho siempre, como lo demuestran los nueve mil millones de dólares que debimos importar en 2011 porque las petroleras, en particular YPF, no produjeron lo suficiente para abastecer al mercado interno”, sostuvo. La estrategia oficial prevé la puesta en marcha de un control de stock de combustibles en las estaciones de servicio, que hoy definirá De Vido con los referentes del sector. Si se detectan faltantes en la red de YPF, el Gobierno multará a la firma haciendo valer la Ley de Abastecimiento. Al mismo tiempo, importará más gasoil a través de Enarsa para que el mercado no se vea afectado. La intención oficial es distribuir el combustible a través de las estaciones de bandera que tienen contrato con YPF. Eso se conversará en la reunión con los estacioneros. Por el lado de la empresa, hoy llega nuevamente al país el titular de Repsol, Antonio Brufau, para evaluar el conflicto con el Gobierno, pero no tiene previsto reunirse con De Vido.

La pelea comenzó el 16 de enero, cuando el Gobierno denunció a cinco petroleras por cobrar sobreprecios en la venta de gasoil a granel. Ese día, De Vido aprovechó también para pedirle a YPF que incremente la producción. El 25 de enero fue Cristina Fernández de Kirchner la que se puso al frente del reclamo. Brufau vino al país para tratar de recomponer la relación, pero la reunión que mantuvo el 6 de febrero con De Vido y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, no fue buena. El propio De Vido lo reconoció ante los gobernadores de las provincias petroleras el jueves 9, en el encuentro donde los mandatarios y el gobierno nacional emitieron un duro documento reclamando inversiones y amenazando con quitar concesiones.

La semana pasada la disputa sumó un nuevo capítulo, cuando YPF le envió una carta al secretario de Energía comunicándole que, debido a las trabas que está teniendo para comprar divisas, el abastecimiento de su porción de mercado estaba en riesgo. De Vido respondió que se controlará el stock de las estaciones de servicio y comenzó a diseñar un plan para importar más combustible a través de Enarsa.

El Estado ha venido importando gasoil y fueloil en los últimos años para abastecer a las centrales térmicas, pero el conflicto actual supone un desafío mayor. Las estaciones de servicio de la red YPF son cerca de 1500. Tiene 183 propias que administra a través de la firma Opessa y otras 138 que pertenecen al Automóvil Club Argentino, pero que también controla. De hecho, Opessa es el operador de varias de ellas. El resto, unas 1180, son estaciones de bandera, pymes que tienen un acuerdo de exclusividad con YPF. Si la petrolera controlada por Repsol no garantiza el abastecimiento, el objetivo oficial es que Enarsa lo haga a través de las estaciones de bandera mencionadas, pero tendrá que conseguir los camiones para distribuir el combustible y sortear un impedimento legal, pues esas estaciones tienen contratos de exclusividad con YPF. De Vido dijo ayer en el comunicado que la firma se puso “autolimitaciones” para importar. Lo que está implícito en ese texto es que la multinacional Repsol podría aportar los dólares que se llevó del país en concepto de utilidades o traer barcos con gasoil si su filial tiene problemas. Por lo tanto, al no hacerlo se estaría autolimitando y eso, desde el punto de vista oficial, no sólo justificaría las multas por desabastecimiento sino también el ingreso del Estado como proveedor de las estaciones de bandera para solucionar el problema.

Otro inconveniente a resolver es el costo que supondría esa importación. El conflicto con YPF comenzó porque la caída de su producción estaba llevando al Estado a importar cada vez más combustible, con el consecuente impacto en la balanza comercial. Por lo tanto, desembolsar más recursos no es una solución. En este caso, sin embargo, en el Gobierno creen que, si el Estado importa el combustible y luego se lo vende a las estaciones de servicio al mismo precio que lo hace YPF, tendría un resultado neutro. Eso dependerá de la cotización internacional del crudo y de la calidad del combustible.

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