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Economía|Lunes, 15 de octubre de 2012
El titular de la Fed ratificó la política monetaria

Oídos sordos a las críticas

Ben Bernanke relativizó que la mayor emisión de Estados Unidos pueda afectar a los países emergentes. Fue luego de que los Brics, e incluso el FMI, advirtieran sobre el riesgo que conlleva la política de la principal potencia mundial.

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Lagarde dijo que la Fed puede estar provocando otra burbuja.

La directora del Fondo Monetario, Christine Lagarde, advirtió ayer en Tokio que las medidas anticrisis tomadas por los bancos centrales de los países desarrollados corren el riesgo de desestabilizar a los emergentes. “Las políticas monetarias cómodas pueden provocar grandes flujos de capitales hacia las economías emergentes y conducir a la formación de burbujas financieras en los precios de ciertos activos y al nacimiento de desequilibrios”, sostuvo al cierre de la asamblea anual del organismo. En respuesta a este cuestionamiento, que viene siendo formulado por los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Ben Bernanke, defendió el accionar de la entidad y remarcó que “las relaciones de causa-efecto entre la política monetaria de los países con economías avanzadas y los flujos de capitales internacionales son más débiles de lo que a veces se dice”.

Los bancos centrales de Estados Unidos, la Eurozona y Japón relajaron en los últimos años sus políticas monetarias, inyectando liquidez de forma masiva y reduciendo a niveles próximos a cero sus tasas directrices de interés. La Fed, por ejemplo, mantiene desde hace casi cuatro años una política de tasa de referencia casi nula. A mediados de septiembre decidió inyectar en la economía 40.000 millones de dólares adicionales por mes y mantener esa práctica “mientras no mejore netamente la perspectiva del mercado del trabajo”. Esas inyecciones de liquidez generan una tendencia generalizada a la baja del dólar en el mercado cambiario y la política de crédito fácil de la Fed es regularmente acusada por ciertos países emergentes, encabezados por Brasil en América latina, de ser responsables del flujo masivo de capitales que ejerce presiones alcistas para sus monedas nacionales.

Lagarde consideró ayer que las acciones tomadas por el Banco de Japón, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo para dar estabilidad al sistema “van en la dirección correcta”, pero insistió en que tienen que ir acompañadas de políticas fiscales y estructurales. El planteo es similar al que formuló el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, quien el jueves volvió a cuestionar la política monetaria expansiva que está llevando adelante Estados Unidos para estimular su economía. “Es evidente que no resuelve los problemas”, declaró. Los Brics sostienen que así la Fed devalúa el dólar y les resta competitividad a las economías emergentes, con el riesgo latente de que esa medida derive en una “guerra de monedas” si es que otras naciones siguen un camino similar. Lo que piden los Brics es que Estados Unidos, en lugar de poner el énfasis en la política monetaria, que beneficia fundamentalmente a los bancos, lleve adelante una política fiscal expansiva que ayude a reactivar su economía.

Bernanke defendió ayer la postura de la Fed al afirmar que la entidad “fortalece su respaldo financiero a la economía para alcanzar los objetivos de su doble misión: garantizar el pleno empleo y la estabilidad de precios”. Además, contraatacó al cuestionar a los mercados emergentes por mantener sus divisas artificialmente bajas a fin de promover sus exportaciones y el crecimiento doméstico, en una clara alusión a China. Ese punto es justamente el que ahora le critican los Brics a Estados Unidos y en esa disputa es donde se observa el riesgo de caer en una “guerra de monedas” si ninguno de los bloques flexibiliza su posición.

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