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Economía|Viernes, 11 de julio de 2003
DEBUT DEL PRESIDENTE ANTE HOMBRES DE NEGOCIOS EN LA BOLSA DE COMERCIO

Guiño a los corredores y palos a lobbies

Néstor Kirchner se enfrentó por primera vez en público a banqueros y empresarios al participar en el aniversario de la Bolsa de Comercio. Mandó señales de convivencia con el mundo de los negocios, al tiempo que arremetió contra fundamentalistas, ortodoxos y el discurso único. “No dejaremos que los sectores de interés nos fijen la agenda”, afirmó.

Por Claudio Zlotnik
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Una multitud colmó el recinto de 25 de Mayo y Sarmiento, que de pie escuchó el discurso presidencial.
En 24 minutos de discurso lo aplaudieron siete veces. El los llamó “mis queridos amigos”. Recibió una sonora aprobación cuando mencionó que “la Bolsa, como un escenario para conseguir capital, debe superar a la Bolsa como escenario en que la especulación culmine por actuar en contra del aparato productivo”. Tras el primer encuentro público entre Néstor Kirchner y hombres de negocios, ambas partes parecieron quedar conformes. El jefe de Estado lo demostró anunciando medidas favorables al negocio bursátil. Los operadores, porque se habían preparado para recibir fuertes críticas del Presidente y, en cambio, escucharon un discurso conciliador. Aunque no exento de observaciones a lo sucedido en la década menemista.
La visita de Kirchner tuvo un marco nunca visto en esa sede, según lo rescató el propio titular de la Bolsa, Julio Werthein. Los organizadores calcularon la asistencia de 1200 personas, entre operadores bursátiles, banqueros, empresarios e invitados especiales. A diferencia de años anteriores, esta vez los presentes escucharon los discursos de pie para aprovechar la capacidad del salón principal de la Bolsa.
El discurso de Kirchner por el 149º aniversario de la Bolsa se inició con 65 minutos de retraso, a las ocho menos diez de la noche. En su debut frente a los financistas eligió un discurso netamente político. Habló del rol activo que tendrá el Estado bajo su gestión, aunque explicitó que ello no implicará “un Estado voraz”. También dio cuenta de las “reglas claras” que deben regir para que haya una “sana competencia en los mercados” y se refirió a “un sistema financiero comprometido con el desarrollo y no con la especulación”. “Un sistema financiero que otorgue créditos para la producción y que financien exportaciones.”
Primero se había reunido media hora, en un salón del primer piso, con un centenar de directivos de instituciones que funcionan en el microcentro porteño, como la propia Bolsa, la Comisión Nacional de Valores y el Mercado de Valores. La primera sorpresa de los operadores fue al constatar que el primer mandatario había llegado a 25 de Mayo y Sarmiento acompañado por todo su gabinete de ministros. Un hecho político destacable, que le dio envergadura al primer encuentro entre Kirchner y representantes de la city. En el estrado también estuvieron Aníbal Ibarra, quien se abrazó y saludó con un beso con Daniel Filmus, y los jueces de la Corte, Antonio Boggiano y Juan Carlos Maqueda.
Tal cual lo viene manifestando en sus alocuciones con otros sectores, Kirchner hizo un llamamiento a no olvidar lo ocurrido en el pasado, en esta oportunidad en lo referente a la economía, para evitar cometer los mismos errores. En este contexto, el santacruceño advirtió que “no dejaremos que los sectores de interés nos fijen la agenda de los temas que son prioritarios para el país”, destacando que “no habrá capacidad para que los lobbies impongan la agenda”. Y añadió otra frase cargada de significado político: “Queremos fijar los pilares de un nuevo país en que los valores de la producción y el trabajo destierren para siempre los vicios del oportunismo y de la especulación. Ya vimos adónde llegó la Argentina con el fundamentalismo de mercado, la ortodoxia y el discurso único”.
A pesar de que los financistas habían apostado claramente por Carlos Menem en las últimas elecciones, demostraron su expectativa y luego su aprobación al discurso de Kirchner. Según pudo rescatar Página/12 al finalizar el acto, algunos operadores se quejaban de que el jefe de Estado había eludido definiciones más precisas sobre la marcha de la economía y las expectativas del propio Presidente sobre el viaje a Europa, que inició apenas horas más tarde al encuentro. Sobre la actualidad económica se limitó a destacar que existen “datos positivos”, como la caída de las tasas de interés y la incipiente recuperación.
Otros, en cambio, daban cuenta de su conformismo. Lo manifestó claramente Héctor Bacqué, presidente del MerVal, quien dejó la siguiente metáfora, en diálogo con este diario: “Muchos nos habíamos traído el casco. Pero el discurso del Presidente fue atinado. Colmó las expectativas”. El temor de los operadores era que Kirchner repitiera lo hecho por Raúl Alfonsín a comienzos de su administración en esa misma sede, cuando llamó a los inversores “timberos y fuyeros”.
Pero en vez de atacar directamente a los corredores, Kirchner prefirió criticar “la falta de estrategia” y “el límite excesivo que se le impuso al rol del Estado” durante los ‘90. Y prosiguió reclamando el compromiso de inversores, banqueros y empresarios en el proceso que se inauguró con su asunción. Precisamente, recibió aplausos cuando habló de castigos para quienes incumplen con sus deberes. También cuando dijo: “No creo en una Argentina donde estemos enfrentados unos y otros. Pero tampoco en la impunidad que nos llevó al dolor”. Lo mismo ocurrió cuando mencionó que la Bolsa podría ayudar a la formación de un “círculo virtuoso del ahorro que favorezca la inversión productiva y el trabajo”.
La última ovación llegó con el epílogo de la oratoria. “Mis queridos amigos. Llegué aquí despojado de cualquier preconcepto”, refirió en su último guiño a los hombres de negocios.

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