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Economía|Jueves, 26 de diciembre de 2013
Un documento del Ministerio de Economía polemiza con los economistas de la city

La política fiscal más allá del déficit

El equipo que encabeza Axel Kicillof considera al gasto público como un instrumento central del Estado para apuntalar la demanda agregada, fomentar el empleo e impulsar la inversión, en oposición a la mirada de los gurúes de la city.

Por Tomás Lukin
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Los mayores niveles de inversión en obra pública explican en parte el déficit fiscal de este año.

El sector público acumuló entre enero y noviembre un déficit fiscal primario, antes del pago de intereses de deuda, de 2581 millones de pesos. El resultado primario representa, en términos del PIB, un rojo de 0,6 por ciento para los últimos doce meses. Los datos son presentados desde el discurso económico dominante como un grave problema macroeconómico que compromete la solvencia y sostenibilidad de las cuentas públicas. Adicionalmente, desde la ortodoxia se señala a la expansión del gasto (y la emisión monetaria) como la causa principal de la inflación. El equipo económico que encabeza Axel Kicillof rechaza esos argumentos y considera el gasto como el principal instrumento del Estado para apuntalar la demanda agregada, fomentar la creación de puestos de trabajo e impulsar la inversión.

“Resulta esencial distinguir entre los objetivos que tiene un gobierno y las herramientas con las que cuenta para llevarlos a cabo”, explica un informe técnico del Ministerio de Economía al que accedió Página/12. Desde la visión del equipo económico, los objetivos están puestos en el crecimiento y la mejora del salario real, mientras que la política fiscal es una de las herramientas principales para alcanzar –no sin tensiones, limitaciones y problemas– esas metas. “Bajo ningún punto de vista el éxito de una política fiscal debe medirse de acuerdo al resultado que arrojen las cuentas públicas”, argumentan en el Palacio de Hacienda. Por eso, el déficit fiscal acumulado en el año no representa un problema en sí mismo, sino que es la consecuencia de una decisión de política económica.

El crecimiento del gasto primario (33,7 por ciento anual acumulado entre enero y noviembre) estuvo explicado principalmente por las partidas que tienen un mayor impacto en la demanda agregada: las prestaciones a la seguridad social subieron 33,3 por ciento; las transferencias al sector privado, donde se encuentran los subsidios económicos, las asignaciones familiares y la AUH lo hicieron a un ritmo del 29,4 por ciento y las remuneraciones subieron 28 por ciento. En tanto, en materia de inversión pública, también se observó un crecimiento de la inversión real directa. En Economía explican que durante 2013, “el Estado invirtió más de 37.100 millones de pesos en mejoramiento de hospitales, rutas, puertos y caminos, lo que ha incentivado mayores inversiones del sector privado”. “La contracción del gasto lesiona el crecimiento de la demanda agregada que, a su vez, limita la expansión de la actividad y, por lo tanto, reduce los ingresos públicos profundizando el desequilibrio inicial”, explican desde Economía.

“El incremento del gasto público conlleva a una dinámica virtuosa que multiplica el crecimiento de los ingresos de los argentinos y así contribuye al crecimiento del mercado interno. Un elevado nivel de consumo e inversión implica a su vez una mejora en la recaudación del Estado nacional, por lo que no hay mejor indicador de solvencia y robustez de las finanzas públicas que el mismo crecimiento económico”, explican desde el equipo del ministro Kicillof.

No obstante, los datos sobre el resultado primario, que este año acumula un creciente déficit fiscal, son presentados como una evidencia más de la crisis en la que estaría sumergido el Estado como consecuencia de un gasto desmedido e irresponsable. El documento de Economía sostiene que entre 1960 y 2002 sólo hubo siete años donde el resultado del sector público no financiero fue positivo. “Actualmente el déficit fiscal no implica ningún tipo de riesgo en términos de sustentabilidad, ya que el nivel de endeudamiento del sector público se encuentra en mínimos históricos, 12,3 por ciento del PIB con el sector privado para junio de 2013”, asegura el trabajo.

Además de la dimensión histórica, en el Palacio de Hacienda entienden que la política fiscal de un país no puede analizarse sin tener presente la profunda crisis que atraviesa el mundo desde mediados de 2007: “Las importantes consecuencias recesivas que generó un colapso de esta magnitud supuso un importante desafío para las cuentas públicas a través del Globo. Entre 2007 y 2012, el resultado fiscal promedio de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay cayó 2,8 puntos porcentuales en términos del PIB, lo que indica la importancia que adquirió el esfuerzo fiscal en el conjunto de la región latinoamericana”.

En un escenario de estancamiento del mercado de trabajo, el gasto público resulta clave para sostener y fomentar el nivel de empleo. El Ministerio de Economía estimó que, durante el primer semestre del año, los gastos realizados en transferencias de ingresos (movilidad jubilatoria, AUH y asignaciones familiares) generaron 36.098 puestos directos e indirectos, los créditos del Pro.Cre.Ar generaron 6690, mientras que las transferencias a provincias y municipios impulsaron 3839 empleos.

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