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Economía|Martes, 14 de enero de 2014
Economía liberó medio millón de toneladas de trigo para la exportación. Cosecha estimada de 9,2 millones

La meta inicial es garantizar el consumo interno

Para evitar especulaciones en la cantidad y en los precios del trigo, Economía autorizará la venta externa del cereal mientras esté asegurado el abastecimiento del mercado doméstico. Pese a que son complementarios, la soja desplaza al trigo.

Por Javier Lewkowicz
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“No es que al trigo le vaya mal. Es que compite con la soja, de rentabilidad extraordinaria”, afirmó Kicillof.

El Gobierno anunció que liberará un primer cupo de 500 mil toneladas de trigo para la exportación, sobre un total calculado para 2014 de 1,5 millón de toneladas destinadas a la venta al exterior. También fue aprobada la exportación de 50 mil toneladas de harina de trigo. La cosecha de trigo estimada por el Ministerio de Agricultura para la campaña que está cerrando es de 9,2 millones de toneladas. A través de la liberación gradual de las exportaciones, el Gobierno pretende evitar las tensiones de oferta sufridas el año pasado, que se reflejaron en el aumento en el precio de la harina y sus derivados. En relación con el avance de la soja y la cebada sobre la superficie dedicada al trigo, el ministro de Economía, Axel Kicillof, dijo que el productor compara “una rentabilidad buena contra una extraordinaria”.

“Vamos a garantizar el consumo interno de trigo para evitar las especulaciones y el desabastecimiento que tuvimos el año pasado. Con la misma convicción aprobaremos la exportación de hasta el último grano excedente”, señaló Kicillof. Dijo que el resto de las exportaciones para llegar de las 500 mil toneladas recién aprobadas hasta el 1,5 millón total se irá autorizando en función de revisiones mensuales, y detalló que el esquema fue aprobado por las organizaciones que integran la Mesa del Trigo. La novedad fue comunicada en una conferencia de prensa encabezada por Kicillof; el titular de Agricultura, Carlos Casamiquela, y el secretario de Comercio, Augusto Costa, entre otros funcionarios.

El diagnóstico que el Gobierno transmitió es que el año pasado la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que la cosecha de trigo sería de 12,5 millones de toneladas, dato que hizo propio el Ministerio de Agricultura. En función de ello, se autorizaron exportaciones en forma temprana por 5 millones de toneladas. Pero en el curso del año, con unas 3 millones de toneladas ya exportadas, se decidió cerrar la venta al exterior cuando el precio del trigo en el mercado interno llegó a unos 450 dólares la tonelada, muy por encima de los 250 dólares en la Bolsa de Chicago. A su vez, la bolsa de 50 kilos de harina había crecido de 150 a 300 pesos y el kilo de pan, a más de 20 pesos.

De ahí en adelante el esfuerzo se concentró en encontrar el trigo que en teoría estaba, pero retenido, en función de la estimación que se manejaba de la cosecha. Finalmente, la producción total ascendió a 8,2 millones de toneladas, revelaron Kicillof y Casamiquela, y alcanzó con lo justo y evidenciando problemas de oferta para atender al mercado interno, que requiere de entre 6 y 6,5 millones de toneladas anualmente. El Gobierno amenazó en su momento con aplicar la Ley de Abastecimiento. No lo hizo y el flujo de trigo en el mercado respondió sólo muy lentamente.

En el medio quedó 1,9 millón de toneladas por el cual el Gobierno entregó Registro de Operación de Exportación (ROE) y los productores pagaron derechos de exportación. Es mucho dinero que se utilizará para financiar las retenciones de esta campaña, de la cual por ahora sólo se autorizaron 500 mil toneladas y está previsto que se libere 1,5 millón. El uso de ROE se hará de forma proporcional a lo que cada firma posee. “Se autoriza ahora la exportación de ROE otorgados y que constituían motivo de reclamo por parte del sector. La decisión de abrir los cupos de manera gradual busca asegurar el correcto abastecimiento del mercado interno y evitar la situación del año pasado”, indicaron desde Economía. “Si la cosecha fuera mejor, todo el excedente va a ser destinado a la exportación, cuando tengamos certeza plena de que no hay movimiento especulativo para afectar la mesa de los argentinos”, agregó Kicillof.

Las entidades del agro son muy críticas del esquema de cupos de exportación. En cambio, proponen liberar el mercado para que las exportaciones “compitan” con el mercado interno y así suba el precio del trigo, baje el riesgo implícito para el productor y mejore la rentabilidad esperada del cereal y, con ello, la producción (ver nota aparte con declaraciones de Luis Miguel Etchevehere, titular de la Sociedad Rural). El Gobierno considera que el efecto de esa medida es subir el precio del trigo en el mercado interno, con el consiguiente impacto negativo sobre el poder adquisitivo de los trabajadores y, por lo tanto, sobre el empleo.

El hecho es que la actividad triguera se resintió en los últimos años. Según datos del Ministerio de Agricultura, la superficie cosechada de soja era de 12,4 millones de hectáreas en 2002/03, frente a 6 millones de hectáreas de trigo. En la campaña 2011/12, la soja pasó a 17,6 millones, contra 4,5 millones de trigo. Es decir que por cada hectárea cosechada de trigo había dos de soja en 2002/3, y ahora esa relación subió a cuatro hectáreas de la oleaginosa por una de trigo, a pesar de que ambos cultivos presentan cierta complementariedad según la estrategia de preservación del suelo. Ayer Kicillof mencionó que está acordado importar trigo si llegara a faltar, lo que evidencia el problema. La situación es similar para otros cultivos regionales y la lechería, por ejemplo. Especialistas plantean que un modelo agrario tan dependiente de la soja no es sustentable.

Kicillof dio su versión ayer. “Los problemas al interior del campo tienen que ver con una rentabilidad altísima que se compara con una rentabilidad alta. No es que al trigo le vaya mal y haya que subsidiarlo. Es que compite con un cultivo que cuenta con una rentabilidad extraordinaria”, indicó en relación con la soja, y agregó que “estamos dispuestos a dar el debate y discutir las cosas con seriedad”. En tanto, Casamiquela advirtió que “hay que tener cuidado con el modelo de producción. Hay que rotar los cultivos, porque exportamos granos, pero también nutrientes”.

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