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Economía|Jueves, 2 de octubre de 2014
Juan Carlos Fábrega renunció a la jefatura del BCRA luego de los reproches de la Presidenta

Vanoli llega al Central con orden de controlar

El funcionario, hasta ahora titular de la CNV, deberá profundizar las investigaciones sobre maniobras especulativas con el dólar.

Por Cristian Carrillo
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Alejandro Vanoli se destacó a principios de la década pasada como uno de los referentes del Plan Fénix. Llega al cargo desde la CNV.

Luego de las recriminaciones de la Presidenta a las autoridades del Banco Central por la falta de controles al sistema financiero, Juan Carlos Fábrega presentó ayer su renuncia al frente del organismo. En su lugar fue designado Alejandro Vanoli, hasta ahora titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV). Cristina Fernández había apuntado el día anterior contra el BCRA por filtraciones desde distintos estratos gerenciales a cuevas financieras para prevenirlos de operativos judiciales y a un grupo de bancos sobre recientes medidas cambiarias. El duro mensaje de la mandataria tuvo como claro destinatario, por acción u omisión, al titular de la entidad. La escalada especulativa en el mercado de cambios –según denunció CFK– está vinculada con exportadores que retienen su cosecha y con actores del sistema financiero que presionan sobre el dólar a través de operaciones bursátiles. Detrás de la investigación sobre este accionar se encuentra Vanoli (ver aparte), especialista en Finanzas y Economía Internacional e integrante del Plan Fénix, quien tendrá desde ahora la difícil tarea de subordinar al sistema bancario, tarea en la que su antecesor no tuvo éxito.

La escalada especulativa en el mercado cambiario había generado varios cortocircuitos entre el Central y el Ministerio de Economía. Tampoco se encontraba consenso en la manera de estimular a la alicaída actividad económica. Mientras que Fábrega apuntaba a una suba de tasas de interés para desincentivar la dolarización, la receta desde el Palacio de Hacienda es bajar el costo del dinero para estimular el crédito y aumentar la presión fiscalizadora sobre los actores que impulsan la corrida. En ese contexto, la salida de Fábrega fue precipitada por la denuncia de la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) sobre filtraciones del Central hacia cuevas y banqueros. La Presidenta se refirió al tema en su discurso de anteayer, dejando a la vista su enojo por esa conducta.

“¿Cómo no se va a poder controlar un universo de 80 instituciones que además están fuertemente reguladas por la Carta Orgánica del Banco Central y también por la nueva Ley de Mercado de Capitales y la Comisión Nacional de Valores?”, reprochó la jefa de Estado en un acto en el que denunció acciones para “voltear al Gobierno”. En primera fila estaba Fábrega, que se mantuvo inmutable ante las críticas. El malestar en la Rosada con el banquero central, que supo ser del círculo íntimo del ex presidente Néstor Kirchner, se hizo cada vez más notorio. Desde su asunción el 18 de noviembre del año pasado, en reemplazo de Mercedes Marcó del Pont, se especuló en diferentes momentos sobre su eventual alejamiento por sus diferencias con Kicillof.

Finalmente, ayer a las 15 presentó por escrito su renuncia con carácter indeclinable, aduciendo “motivos estrictamente personales”. Previo al envío de la nota, se comunicó con la Presidenta para adelantarle que dejaría el puesto y solicitó un plazo de unas horas para dar a conocer la noticia. También comunicó su dimisión personalmente al directorio de la entidad y a sus colaboradores más cercanos. Desde su círculo íntimo rechazaron que tuviese aspiraciones a mantener el puesto más allá de la actual administración, tal como se especuló en las últimas semanas, lo que implicaba supuestos contactos con dirigentes de la oposición en vista de las próximas elecciones presidenciales. “En diciembre de 2015 le entrego mi renuncia a quien venga y me voy a Mendoza (su ciudad natal)”, les había dicho en varias oportunidades a sus asesores. Fábrega no incorporó personal estable al Banco y se mantuvo con los trabajadores de la entidad. De los empleados no pudo despedirse porque se extendió un paro de actividades hasta mañana por un supuesto incumplimiento de ajuste de salarios.

En su reemplazo se designó a Vanoli, quien fue anoticiado telefónicamente por la propia Presidenta. El funcionario se encontraba en Río de Janeiro en una reunión de trabajo con sus pares de otras comisiones de Valores de la región. Ayer por la noche regresó al país. La designación se oficializaría hoy a través del Boletín Oficial. El pliego del nombramiento en comisión será remitido al Senado para su ratificación. Se trata del quinto presidente de la entidad en el kirchnerismo, luego del paso de Alfonso Prat-Gay, Martín Redrado, Marcó del Pont y Fábrega. El Gobierno no informó quién ocupará el lugar que Vanoli dejó vacante en la CNV. Anoche se mencionaban distintos nombres, como los de Karina Bermúdez, subgerenta de Asuntos Legales de la CNV, y Héctor Helman, director del organismo. La Presidenta y Axel Kicillof analizaron el tema en la quinta de Olivos luego de concretada la renuncia de Fábrega.

Vanoli acredita una extensa experiencia en la gestión pública, ya que ocupó distintos cargos en la misma entidad que ahora le tocará presidir, en el Ministerio de Economía y desde 2009 como titular de la CNV. Entre 2006 y su designación en 2009 como titular de la CNV se desempeñó como vicepresidente del organismo. Desde esa función tuvo una participación destacada en la elaboración de la nueva Ley de Mercado de Capitales, que reemplazó la aprobada durante la última dictadura. La norma dio lugar a la creación del Nuevo Mercado Argentino de Valores, una plaza bursátil nacional con fuerte orientación hacia las pequeñas y medianas empresas. En esa reforma, de su autoría junto con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se desconcentró la actividad bursátil y se avanzó en una mayor federalización de los negocios.

En diciembre del año pasado Vanoli se había diferenciado del equipo económico al recomendar una flexibilización de la compra de moneda extranjera para individuos, medida que finalmente se adoptó en enero pasado. En un escrito sobre la elaboración de un programa monetario, que escribió en 2006 como miembro del Plan Fénix –junto a Haroldo Motagu–, planteó que “la política monetaria debería ser funcional a los objetivos del país, no sólo en términos económicos sino al servicio de ideales y valores que forman la identidad de una nación”. En distintas oportunidades abogó por poner en el centro de la escena a las pequeñas y medianas empresas y a las economías regionales, una visión que parecía compartir con Fábrega. No obstante, en el actual contexto, en el que bancos y sociedades de Bolsa están en la mira del Gobierno por protagonizar una corrida cambiaria, la experiencia de Vanoli en materia de regulación del sistema bursátil será su valor agregado al frente del Central que, como ordenó la Presidenta, debe controlar y regular.

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