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El sector del biodiésel consiguió el visto bueno de Estados Unidos para que el proceso de certificación para exportar a ese mercado se realice en la Argentina. La gestión estuvo a cargo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), entidad que expresó ayer su satisfacción por la novedad. De todos modos, aclaró que la modificación no tendrá impacto significativo sobre las exportaciones, en parte a raíz de que el petróleo está barato, lo que vuelve menos competitivas las fuentes de energía alternativas. Estados Unidos es, desde hace un tiempo, un mercado de destino del biodiésel argentino, aunque su peso es menor que el que tenía Europa, que restringió sus compras para proteger a sus industrias.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, según su sigla en inglés) informó ayer que el esquema de trazabilidad de biodiésel en base a la soja que había presentado Argentina en agosto de 2012 “es aceptable en todos sus términos y reconocido para poder ser utilizado en los embarques de biodiésel de soja de Argentina hacia los Estados Unidos”. La noticia generó cierto alboroto entre los productores norteamericanos de biodiésel, temerosos de resignar mercado frente a sus competidores argentinos. En ambos casos, se trata de productores muy eficientes.
En 2012, la industria argentina pidió a Estados Unidos que el biodiésel local no tenga que estar sujeto a los requisitos de sustentabilidad de las autoridades regulatorias de ese país y propuso reemplazarlos por un esquema específico, con funciones de trazabilidad del producto. Así, se constata que los granos provengan de determinados tipos de campos y que en el proceso de acopio, transporte y transformación no se mezclen con otro tipo de soja, explicó a este diario Luis Zubizarreta, titular de Carbio.
“Ellos tardaron tres años en verificar el esquema y ayer lo aprobaron. Nuestro proceso es complejo pero está mejor adaptado a la realidad local. Permite identificar y segregar soja producida en el país bajo condiciones de sustentabilidad de acuerdo con la legislación de la EPA”, señaló el directivo. “Esto es un reconocimiento al esfuerzo de la industria de biodiésel argentina y del Gobierno que nos acompañó particularmente a través de nuestra embajada en Washington”, agregó Zubizarreta.
Si bien la noticia es positiva, el impacto en el corto plazo no será muy significativo. La expectativa empresaria es que este año las exportaciones de biodiésel al mercado norteamericano no superen las 300 mil toneladas. En los últimos años Argentina le exportó biodiésel a Estados Unidos por menos del 10 por ciento del consumo interno de ese país.
Distinta era la situación con Europa, que restringió en 2012 las compras de biodiésel a la Argentina, medida que el Gobierno denunció en la Organización Mundial de Comercio (OMC). En ese momento, las exportaciones de biocombustibles se redujeron a la mitad.
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