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Economía|Sábado, 21 de marzo de 2015
EL PRODUCTO BRUTO INTERNO SUBIO 0,5 POR CIENTO EN 2014 TRAS AVANZAR 0,4 EN EL CUARTO TRIMESTRE

Pasó la tormenta y cerró el año en alza

La devaluación del peso, las tensiones del frente externo por la escasez de dólares, el estancamiento de la economía brasileña y la disputa judicial con los fondos buitre implicaron una desaceleración de la economía respecto de 2013.

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El sector automotor fue uno de los más afectados el año pasado y retrocedió un 22 por ciento.

El Producto Bruto Interno (PBI) subió 0,5 por ciento en 2014 tras avanzar 0,4 por ciento en el cuarto trimestre, según informó ayer el Indec. La devaluación concretada a comienzos del año pasado, las tensiones del frente externo por la escasez de dólares, el estancamiento de la economía brasileña, el menor dinamismo del comercio mundial y la disputa judicial con los fondos buitre implicaron una desaceleración de la economía respecto de 2013, cuando había crecido un 2,9 por ciento.

El sector industrial fue uno de los más golpeados. Cayó 2,5 por ciento, fundamentalmente por el flojo desempeño de la industria automotriz, que retrocedió 22 por ciento afectada por la caída de la demanda interna, las restricciones que enfrentó en materia de dólares para importar partes y componentes y el derrumbe de la demanda de Brasil. Las exportaciones de las terminales locales sumaron 257.847 unidades, con un retroceso de 17,4 por ciento. Este desempeño se explicó por el flojísimo crecimiento de la economía brasileña, que anotó un incremento del 0,3 por ciento en 2014, cuando las previsiones iniciales indicaban que iba a crecer al 2,5. Las tensiones de la rama automotriz provocaron además un menor nivel de actividad en las industrias encadenadas con la producción de autos. Por caso, el bloque de caucho y plástico retrocedió 4,4 por ciento en diciembre, mientras que lo hizo al 5 por ciento en el acumulado de 2014. En este rubro, se destacó la caída anual del 6,5 por ciento de la fabricación de neumáticos.

Las industrias que producen para el mercado interno registraron el año pasado una expansión de la actividad, pero en porcentajes muy bajos, que no alcanzaron a compensar dentro del sector el impacto que provocó el derrumbe del sector automotor. Por ejemplo, la industria alimentaria computó una expansión, al avanzar 1,1 por ciento en diciembre y 1,9 por ciento en el acumulado anual, mientras que el complejo de sustancias y productos químicos fue uno de los segmentos de mayor alza, al acumular un incremento del 2,1 por ciento en 2014.

La construcción fue otro de los sectores afectados. El año pasado retrocedió 0,4 por ciento interanual. Las edificaciones en establecimientos productivos bajaron 1,8 por ciento, las obras viales 1,7 y el segmento de otras obras de infraestructura registró una contracción respecto de 2013 del 2,7 por ciento. Las edificaciones de particulares anotaron una expansión de apenas 0,1 por ciento, pese al impulso de las políticas de crédito para la vivienda del sector público y el bloque de construcciones petroleras fue el que más creció de la mano de las fuertes inversiones de YPF, pero sólo lo hizo un 0,8 por ciento.

La devaluación del peso que el Gobierno concretó en enero también sirve para explicar el flojo desempeño de las distintas ramas de la economía, sobre todo en la primera parte del año. Entre enero y septiembre, el bloque manufacturero acumuló una contracción del uno por ciento respecto del mismo período de 2013, la construcción retrocedió 1,4 por ciento y el comercio minorista-mayorista computó una disminución de 3,1 por ciento. A diferencia de la caída de negocios en las actividades productoras de bienes, el sistema financiero logró ganancias extraordinarias en la primera parte del año de la mano de la devaluación. Según datos del Banco Central, a octubre del año pasado la banca privada registró ganancias por 39.873 millones de pesos, un 83 por ciento más que los 21.782 millones que obtuvieron en igual período de 2013.

La disputa con los fondos buitre fue otro factor que operó sobre las expectativas contrayendo los niveles de consumo y afectando la actividad económica, fundamentalmente a mediados de año, cuando el juez Griesa les bloqueó a los bonistas la posibilidad de cobrar los dólares depositados por el gobierno argentino y las calificadoras de riesgo aseguraron que Argentina estaba en default técnico. Luego de esos meses de incertidumbre, el equipo económico lanzó medidas relevantes para moderar las expectativas de devaluación, incrementar el stock de reservas y promocionar el consumo de la población. La negociación de un swap con China, el lanzamiento del programa Ahora 12, el refuerzo de las regulaciones sobre los bancos y casas de cambios, entre otras, fueron iniciativas clave para reimpulsar el crecimiento económico a través de un escenario de menores distorsiones con el tipo de cambio y de un incremento en los estímulos a la demanda local. El consumo de la población fue un factor importante para explicar esta expansión, sobre todo en la recta final, lo que se manifestó en el dinamismo de las compras realizadas a través del programa Ahora 12. De hecho, las ventas de electrodomésticos y artículos para el hogar registraron un crecimiento interanual del 15,4 por ciento, según datos del Indec. Los rubros de producción textil y calzados también tuvieron un crecimiento en las ventas, fundamentalmente en la segunda mitad del año. El turismo fue otro de los sectores que ayudó a apuntalar la alicaída actividad económica.

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