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Economía|Viernes, 31 de octubre de 2003

Dos historias paralelas de desvíos e ideales perdidos

Con dos pasos por la función pública con final trágico y una gestión en el BID sin luces ni sombras, José Luis Machinea fue designado ayer secretario ejecutivo de la Cepal. La organización perdió el prestigio de otros tiempos al compás de su vuelco al neoliberalismo.

Por Raúl Dellatorre
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José Luis Machinea, ex ministro, ahora ex asesor del BID.
El ex ministro de Economía José Luis Machinea fue designado ayer secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El anuncio fue formulado desde Nueva York por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. El nombre de Machinea parecía haberse diluido en los últimos días y se esperaba que el nombramiento recayera en un economista de origen brasileño. Sin embargo, pudo pesar más la influencia del titular del BID, Enrique Iglesias, considerado el gestor de la designación del ex ministro de la Alianza.
La elección de Machinea sorprendió a los especialistas consultados por este diario que formaron parte o siguen de cerca la evolución de la Cepal, aunque no dejaron de vincular la designación con “una devolución de favores políticos de los funcionarios de los organismos internacionales”. Pero también es cierto que la Cepal ha perdido el brillo que, como institución, exhibía en los años ‘60 al compás de un viraje político, desde una posición nacionalista o desarrollista a un cada vez más claro encuadramiento en el neoliberalismo.
Fue con el economista Raúl Prebisch, desde los ‘60 y hasta la primera mitad de los ‘70, que el organismo alcanzó su mayor prestigio. Por ese entonces, la Cepal era una fuente de consulta de los gobiernos de la región no sólo para la formulación de políticas económicas sino también para supervisar el armado de estructuras gubernamentales o implementación de programas. En aquellos años le aportó importantes cuadros técnicos a los gobiernos de la región, como el socialista de Salvador Allende en Chile o al peronista de los ‘70 en la Argentina, que en esos años vio repatriar a profesionales como Alfredo Eric Calcagno, Benjamín Hopenhayn y Héctor Valle, entre otros, para participar en la elaboración del Plan Quinquenal de José Ber Gelbard.
Pero cuando Prebisch dejó la secretaría ejecutiva en manos de quien había sido ministro de Economía de Uruguay por el Partido Colorado, Enrique Iglesias, el organismo inició un giro hacia la derecha. El cambio de curso coincidió con la caída de Allende en Chile (asiento de la secretaría ejecutiva de la Cepal).
La década del ‘80 fue testigo de la mimetización de la Cepal con el FMI, el Banco Mundial y el BID. Iglesias saltó de la primera a la presidencia de este último. Los gobiernos de la región dejaron de convocar a los cepalistas como asesores y los estudios del organismo perdieron prestigio en los ámbitos académicos. Otra corriente de pensamiento (e intereses) dominaba la escena.
En tanto, en la Argentina, la breve gestión anti-FMI de Bernardo Grinspun, bajo el gobierno alfonsinista, quedaba desplazada por un grupo de economistas encabezado por Juan Sourrouille, de quien Machinea fue secretario de Política Económica. Inmediatamente, la nueva gestión inició conversaciones con los organismos internacionales, llevando como ofrenda la desaparición de la Comisión de Estudios de la Deuda Externa, que Grinspun había creado, en el seno del Banco Central, para distinguir entre la deuda legítima e ilegítima. “Fue el primer gesto que acercó a Machinea con la banca internacional”, recuerda hoy un ex economista radical con actuación en aquel gobierno. Posteriormente, Machinea recalaría en el Banco Central para completar la tarea legitimadora de la deuda.
La segunda incursión de Machinea en la función pública, como ministro de Economía de De la Rúa, y sus intentos desesperados por complacer al establishment, son más recientes y recordados. Cuando finalmente dejó el cargo en manos de López Murphy, Iglesias lo rescató llevándolo como asesor del BID. Ahora lo impulsó para llegar a la secretaría ejecutiva de la Cepal. “Le están pagando los servicios prestados”, dijo con cierta malicia el ex radical consultado.
La Cepal que recibirá a Machinea no es la prestigiosa institución que representara Prebisch. “Hoy es un híbrido con muy escaso eco en la región”, describió con crudeza un ex cepalista, que agregó: “No hace aportes teóricos, no propone políticas para superar los problemas de la región, no enfrenta a los poderes que someten a Latinoamérica, no hace prácticamente nada: Machinea es la persona ideal para ocupar ese rol”.

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