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Economía|Domingo, 2 de agosto de 2015
LA SOCIEDAD RURAL RECLAMA VOLVER AL MODELO NEOLIBERAL, PERO POR VIA DEL VOTO Y ENSALZANDO LA DEMOCRACIA

De su pasado golpista, ya no quedan recuerdos

El presidente de la Rural, Luis Miguel Etchevehere, recurrió al esperado ataque contra el Gobierno y la negación de sus políticas. Pero sorprendió con su encendido discurso a favor de la democracia y su descalificación a la dictadura, de la cual no se hizo cargo.

Por Raúl Dellatorre
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Etchevehere y un discurso de campaña electoral, buscando sumar apoyos al PRO.

Al igual que el candidato presidencial del PRO, el presidente de la Sociedad Rural, un confeso afiliado al macrismo, no se inmuta ni considera necesario dar explicaciones cuando su discurso cambia repentinamente de vereda. Luis Miguel Etchevehere, titular de la Sociedad Rural, la entidad que a través de José Alfredo Martínez de Hoz y otros dirigentes de época no sólo impulsó sino que fue verdaderos artífices del golpe y la sangrienta dictadura de los ’70, ayer se manifestó como un encendido defensor de los valores democráticos y del sistema político que “expresa la voluntad de la mayoría”. Exaltación que lo llevó, incluso, a resaltar la jornada del último domingo de octubre de 1983, día de la recuperación de la democracia tras aquella dictadura, cuando “la voluntad del pueblo derrotaba la voluntad de los tiranos”, “la luz soberana, postergada y secuestrada por el tenebroso poder de los dictadores volvía a iluminar nuestra Patria y anunciaba la retirada de una noche siniestra”, marcando “el final de un trágico tiempo que parecía interminable”. Sin una sola autocrítica ni alusión al papel que la misma entidad jugó en aquella época, Etchevehere utilizó tan encendida declaración para dar pie a lo que, en el desarrollo posterior de su discurso inaugural de la 129ª. Exposición de Ganadería, sería un llamado a no votar por los candidatos que expresaran la continuidad de las políticas de inclusión de estos últimos años, y darle el voto a las propuestas que garanticen: la eliminación de impuestos a la exportación “a todas las producciones”, “terminar con el cepo” (lo cual los beneficiaría con una desmesurada devaluación), la no intervención del Estado en la formación de precios pero sí en el otorgamiento de créditos subsidiados a la producción, y la reducción de impuestos al capital privado. Además, adelantó que las entidades rurales volverán este miércoles a las rutas (cinco días antes de las PASO) “reclamando un cambio de políticas y a manifestarnos en los pueblos por las excesivas cargas tributarias frente a la incesante inflación y las subas en los costos de producción”. “Todavía es posible”, repitió como muletilla once veces, en un clásico formato de discurso de campaña.

Rodeado de los principales referentes del macrismo y de la Mesa de Enlace, con Gerónimo Venegas (Uatre) casi como un miembro más (ver nota aparte), Etchevehere desgranó su visión sobre ética y democracia sin privarse de citar ni al diccionario que usaba de chico, ni dichos de Alicia Moreau de Justo o de Leandro Alem. “En pocos días más la democracia pondrá en las manos de todos los argentinos una herramienta poderosa, un arma cargada de futuro, de esperanzas, de ilusiones. Esa arma es el voto”, proclamó, señalando de inmediato las consideraciones a tener en cuenta al momento de elegir.

“Es indispensable que en ese instante nos preguntemos si aquellos que se postulan para conducir los destinos de la Argentina cumplirán el mandato constitucional de fortalecer las instituciones de la Patria y la unidad nacional. ¿Respetarán el principio constitucional de la división de poderes? ¿Tendrán a la educación como una prioridad en su gestión? ¿Trabajarán con abnegación e inteligencia para erradicar la pobreza? ¿Garantizarán la convivencia en una cultura democrática, sin estigmatizar al que piensa diferente? ¿Combatirán el delito y el narcotráfico? ¿Serán custodios de la seguridad de todos nosotros? ¿Serán un ejemplo de honestidad y ejercerán con ética sus funciones? ¿Fomentarán el desarrollo? ¿Verán al campo argentino como la gran posibilidad de erradicar para siempre el hambre de este suelo?”.

El recurso de los interrogantes con los aspectos de lo que “debería ser” un buen gobernante fue seguido de inmediato por lo que “no debería hacer” un gobernante: “cometer actos de corrupción”, “multiplicar sus fortunas desde la función o en ejercicio del poder”, “no respetar la libertad de expresión”, “manipular la Justicia para ponerla a su servicio”, “no tener estadísticas creíbles”. A todo aquel candidato que se considere que actuará así, Etchevehere recomendó: “No lo vote”. Y agregó un factor más, quizás como pedido personal teniendo en cuenta su situación judicial por las denuncias de trata de personas en campos de su propiedad: “Si los dirigentes políticos que se postulan participan de la idea de que todo aquel que llegó a tener algo en la vida como fruto de su trabajo y de su esfuerzo es un explotador, y el que se apropia de lo ajeno un pobre hombre víctima de la exclusión social, no lo vote”.

Etchevehere también disparó sobre un modelo productivo que, a su criterio, descuidó las inversiones en infraestructura, las economías regionales y desperdició la oportunidad de “una mayor presencia del país en el mundo como productor de alimentos”.

Sus palabras provocaron inmediata repercusión, y uno de los que replicaron con mayor dureza fue el ministro de Planificación, Julio De Vido. “Etchevehere miente cuando habla de democracia y propone reducir el Estado a su mínima expresión, retornando al modelo de hambre, miseria y exclusión. También miente cuando pide el voto para candidatos mentirosos que no dicen que su verdadera propuesta es realizar un ajuste salvaje para volver a las políticas neoliberales que dejaron a la mitad de la población excluida y fundieron a la industria, por más que ahora se disfracen con loas a la recuperación de YPF, Aerolíneas Argentina o la Asignación Universal por Hijo”. Y agregó que también “miente en forma descarada cuando habla de supuestas obras inconclusas, ocultando que desde el año 2003 se han invertido más de 94 mil millones de dólares en infraestructura, que pueden palparse en los 1800 kilómetros de autovías nuevas, como la Rosario-Córdoba o la Ruta 14, la pavimentación de 5 mil kilómetros de la red nacional no pavimentada o las obras de control de inundaciones que permitieron recuperar más 2 millones de hectáreas productivas”.

En tanto que desde el propio sector rural, un ex director de Federación Agraria, Pedro Peretti, consideró que el discurso del titular de la Rural es la expresión de una derecha más moderna, un estilo que inauguró Hugo Biolcati y que demuestra que en vez de aliarse con los militares para dar un golpe, hoy deciden apostar a una expresión política que compita en democracia, como Mauricio Macri. Esto revela, por un lado, un triunfo cultural del kirchnerismo, que obliga a estos sectores a incorporar en su discurso la preocupación por la pobreza, la educación, el rol del Estado, aunque con cifras y comparaciones falaces. Pero por otro lado, “confirma que la Mesa de Enlace se convirtió en la pata agraria y gremial de un partido de derecha en la Argentina, tratando de alimentar las chances electorales del PRO y ajena a las preocupaciones de los productores”.

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