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Economía|Viernes, 14 de agosto de 2015
EL GIGANTE ASIATICO SOSTUVO QUE NO SEGUIRA DEVALUANDO SU MONEDA

China dice que hasta acá llegó

El Banco Central de Beijing depreció el yuan un 1,1 por ciento y en tres días la moneda se abarató 4,6 por ciento. No obstante, la autoridad monetaria dio por concluido el ajuste. Así busca llevar tranquilidad a los mercados.

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China aplicó la mayor baja del yuan desde que en 1994 impuso el sistema moderno de flotación de su moneda.

El Banco Central de China devaluó ayer su moneda un 1,1 por ciento, para dejarla en 6,401 yuanes por dólar. De este modo, la divisa asiática vale un 4,6 por ciento menos que el lunes. Luego de esta serie de devaluaciones diarias que generaron incertidumbre sobre la evolución de la economía mundial, la autoridad monetaria china aseguró que dio por concluida la depreciación en el valor de su moneda, la cual constituyó la mayor baja desde que el gigante asiático impuso en 1994 el sistema moderno de flotación de la moneda, cuando la divisa perdió 33 por ciento de su valor.

El asistente del gobernador del Banco Popular, Zhang Xiaohui, sostuvo en una conferencia de prensa que el yuan ha vuelto gradualmente a su valor de mercado, tras las últimas revisiones a la baja, y que a partir de ahora debería permanecer fuerte. “No hay base para una depreciación persistente y sustancial”, insistió Zhang. Los comentarios aliviaron a los inversores en los demás mercados asiáticos, que en las dos sesiones anteriores registraron su peor ola de ventas desde 1998, aunque los analistas apuntaron que sigue habiendo preocupación entre los operadores. Las Bolsas europeas también cerraron en alza.

En China, la abundante cobertura mediática sobre la devaluación del yuan generó preocupación en gran parte de la ciudadanía, no tanto por las implicaciones directas de la caída en la cotización de la moneda, sino porque ha sido percibida como un signo de que la economía no va tan bien como acostumbraba. La prensa oficial se ha centrado en presentar las recientes medidas del Banco Central como un paso hacia la liberalización económica. De hecho, hasta ahora las autoridades chinas habían sostenido que la cotización de la moneda se basaba en información de los operadores del mercado, pero el martes el Banco Central dijo que además se va a incorporar en el cálculo indicadores como el cierre del día anterior, datos del mercado cambiario y las cotizaciones de las principales monedas mundiales.

Asimismo, la autoridad monetaria trató de desmarcar la devaluación de la interpretación que realizaron muchos analistas, sobre todo extranjeros, que aseguraron que se trata de un intento de favorecer a las empresas exportadoras y que el país ha entrado en una guerra de divisas con las naciones vecinas.

Independientemente del objetivo de las autoridades, los últimos acontecimientos plantean un nuevo escenario para la economía global con un yuan más débil y más atento a su comportamiento en el mercado. Los productos “Made in China” son, de repente, más baratos y las empresas que los venden, más competitivas. Eso favorece a los fabricantes de aparatos electrónicos y mecánicos, productos de alta tecnología, textil, computadoras y sus componentes y teléfonos móviles, las cinco principales exportaciones del gigante asiático.

En el otro lado de la balanza, a China le resultará más caro importar, lo que repercutirá en sus socios comerciales, empezando por la Unión Europea, el primero, y siguiendo por Estados Unidos, el segundo, sin olvidar sus crecientes lazos con los países latinoamericanos.

El consumo mundial de aparatos electrónicos y mecánicos, de alta tecnología, circuitos integrados, crudo y productos agropecuarios (para los que América latina es una de sus principales fuentes de suministro) podría verse afectado por la devaluación del yuan.

El Banco Central Europeo advirtió en las actas de su última reunión de política monetaria, llevada a cabo el pasado 15 y 16 de julio y que el BCE publicó ayer, que la situación financiera de China “podría tener un impacto adverso mayor de lo esperado” en la economía de la zona del euro dada su importancia en el comercio global. “Este riesgo podría agravarse por efectos negativos colaterales de los incrementos de los tipos de interés en Estados Unidos sobre el crecimiento de las economías emergentes”, según el informe. La entidad añadió que “los riesgos procedentes de los acontecimientos relacionados con Grecia y las negociaciones con sus acreedores parecen estar contenidos”. La entidad destacó en las actas que tras el acuerdo alcanzado entre Grecia y sus acreedores, la atención de los mercados internacionales se dirige a China y Estados Unidos.

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