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Economía|Martes, 25 de agosto de 2015
El superávit comercial se contrajo 75 por ciento en julio, a 204 millones de dólares

La crisis externa pesa en la balanza

La caída del precio internacional de los productos agrícolas que exporta el país y la recesión en Brasil hundieron las exportaciones un 12 por ciento. Las importaciones bajaron 4 puntos. El saldo todavía arroja superávit, pero cada vez menor.

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En siete meses de 2015, el superávit comercial quedó en 1437 millones, 65 puntos menos que hace un año.

La balanza comercial registró un saldo favorable de 204 millones de dólares en julio, un 75 por ciento menos que el mismo mes del año anterior. En línea con los registros del primer semestre, el deterioro del frente externo se explica en primer lugar por la contracción de las exportaciones a Brasil y el estancamiento de los embarques hacia China. La desaceleración de los principales socios comerciales del país se conjuga con la sostenida caída del precio internacional de los principales granos producidos en Argentina. Ese último elemento negativo es aliviado parcialmente por el abaratamiento en las importaciones de combustibles. También “contribuye” a sostener un excedente de divisas comerciales el estancamiento industrial que redunda en una menor demanda de compras externas de bienes de capital. En ese escenario, el intercambio de mercancías acumula un superávit de 1437 millones de dólares durante los primeros siete meses de 2015, según informó el Indec. En igual período de 2014, el excedente había sido de 4141 millones, una caída del 65,3 por ciento.

A nivel agregado, sin diferenciar destino ni rubro, los datos oficiales difundidos ayer exhibieron una merma interanual del 12 por ciento en las exportaciones en julio. Una caída del 17 por ciento en los precios de los bienes exportados estuvo amortiguada por un incremento del 6 por ciento en las cantidades. Ese desempeño mensual estuvo explicado por tres elementos: la caída en la cotización de las manufacturas de bienes agropecuarios, la sostenida contracción en las cantidades de manufacturas de origen industrial enviadas al exterior, fundamentalmente vehículos hacia Brasil, y la mejora en el volumen de productos primarios exportados.

Por su parte, el valor de las importaciones fue 4 por ciento menor que en igual mes de 2014, debido a la baja de 11 por ciento en los precios y el crecimiento del 9 por ciento de las cantidades. Como resultado de una incipiente reactivación económica, todos los rubros registraron alzas. Las únicas excepciones provinieron de los combustibles, como consecuencia de la baja del precio internacional y la estancada demanda de bienes de capital. Un ejercicio hipotético provisto por el informe mensual del Indec permite aproximarse al impacto que tiene el deterioro de los términos del intercambio –en este caso la caída de los precios de las exportaciones– sobre el resultado comercial. Si entre enero y julio hubiesen prevalecido los mismos precios que durante el acumulado de los siete meses de 2014, el saldo comercial hubiese sido de 4584 millones de dólares. Es decir, como consecuencia del “viento de frente” –caída en el precio de la soja, sus derivados como los aceites y otros granos– Argentina experimentó una pérdida en los términos de intercambio de 3530 millones de dólares.

Si bien las principales commodities exportadas por el país mantienen niveles históricamente elevados, la merma generalizada en el precio de las materias primas a escala global no cede. Ayer el índice Bloomberg de materias primas, un indicador elaborado a partir de la variación en el precio en el mercado financiero de un conjunto de commodities, registró su menor nivel desde 1999 (ver aparte). Esa situación deja al descubierto el desafío de la política de administración comercial para avanzar en un proceso de sustitución selectiva de importaciones, promover las inversiones extranjeras e impulsar exportaciones de mayor valor agregado en un escenario de menor crecimiento. También deja al descubierto las limitaciones de la política industrial para encarar un proceso de transformación de la estructura productiva.

La evolución del balance comercial en términos regionales permite observar las consecuencias del estancamiento económico de los compradores sobre las ventas externas. Las exportaciones hacia el Mercosur, encabezado por un Brasil en recesión autoinducida, acumulan un retroceso del 23 por ciento entre enero y julio. Por su parte, las ventas hacia China están virtualmente estancadas, ya que registraron un crecimiento del 3 por ciento interanual. Asimismo, el desempeño de las importaciones desde esos destinos responde al menor dinamismo de la economía local.

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